Para José María Salmerón, el entrenador del Real Murcia, su equipo evidencia «miedo» en algunos momentos cuando juega como local. Según la opinión de algunos aficionados, el principal motivo de tener que sufrir casi por obligación en casa es por la presión que tienen los futbolistas por tener que ascender sí o sí. Otros defienden que el conjunto grana exhibe su peor versión cuando le entran las prisas, pero la única realidad, tal y como reflejan los números, es que el Murcia que juega en Nueva Condomina parece ser un equipo distinto al que después se desplaza cada quince días lejos del coliseo murcianista, lo que al final, uniéndolo todo en una coctelera, solo genera un poco más de incertidumbre, como si el club de por sí no fuera ya bien cargado en este sentido.

Los datos en estos casos también suelen arrojar bastante luz, ya que los pupilos de Salmerón llevan dos victorias en los seis últimos encuentros celebrados en Nueva Condomina, contando la de ayer contra el San Fernando y la de hace cinco semanas ante el Villanovense. El resto han sido los empates sin goles ante el Lorca Deportiva y Recreativo, además de las derrotas ante el Melilla y el filial del Córdoba. Resumiendo, que nadie sabe exactamente cuál es el término que hay que utilizar para cortar las malas sensaciones que transmite el conjunto grana cuando tiene que llevar, en teoría, el peso del encuentro actuando como local, algo que por desgracia para sus aficionados no está consiguiendo con la frecuencia que les gustaría.

Y es que algunas veces puede tener razón Salmerón con su teoría sobre ese miedo escénico que termina por bloquear al equipo entero, pero tampoco le falta ni pizca de sensatez a los que opinan que los futbolistas de la plantilla grana tienen, en su mayoría, experiencia suficiente como para no ponerse a temblar a las primeras de cambio.

Donde sí se notó un poco de mejoría fue en la grada, ya que con 5.990 espectadores solo faltaron diez personas para haber alcanzado los 6.000, una cifra que se ha sobrepasado en ocasiones muy puntuales en una campaña en la que entres unas cosas y otras todavía no se ha podido vivir esa «victoria cómoda» con la que sueña Salmerón como premio para los fieles que cada dos semanas acuden a Nueva Condomina esté lloviendo o esté tronando. Si el público supiera con seguridad que estos triunfos solventes van a llegar en el play off de ascenso seguro que nadie se preocuparía, pero como quedan nueve partidos en los que puede pasar de todo, tampoco es descabellado que los que pagan religiosamente su carné de abonado tengan derecho a decir que no les gusta lo que ven en Nueva Condomina, lo mismo que a Salmerón por otra parte.