El Murcia cortó la dinámica negativa con una necesaria victoria frente al San Fernando, con lo cual, aparte de inaugurar su palmarés ganador frente a los isleños, no supo devolver la tranquilidad y aumenta las dudas cuando los granas se presentan ante sus aficionados. Asusta que de los nueve partidos que quedamos para acabar el campeonato, cinco de ellos se jugarán en Nueva Condomina y que sean dos de ellos frente a rivales como Cartagena y Extremadura que luchan por situarse lo mejor posible en los puestos que llevaran a la liguilla.

Una herida abierta que habrá que suturar es lo que tiene el Murcia en su estadio, antiguo campo de grandes batallas. Es un problema para los futbolistas que visten la camisola grana que juegan encorsetados, con escaso ritmo y cometiendo demasiados errores por no dejar nunca libre la imaginación. Da la sensación de que el equipo juega temeroso, de perder puntos en este bello estadio y esto se traduce en que nunca domina los partidos, está más pendiente de no arriesgar que de elaborar.

El partido de ayer ha roto mucho de los mitos, que como es norma en el fútbol, son incontables. Uno de ellos es que cuesta marcar goles en este estadio, porque el rival se cierra y es difícil abrir la lata. Ayer, los de la Isla, obligaron a Biel Ribas a intervenir en una falta lanzada por Carri a los cinco minutos y los gaditanos encajaron su primer gol a los 12 minutos, aunque tanto Pedro Martín como Chrisantus a punto estuvieron ya de batir al nervioso Ramírez. El gol vino de un preciso centro de Armando, en la posición que normalmente ocupa Forniés, que el nigeriano cabeceó, cómodamente, en la esquina del área chica, sin que sus marcadores se enteraran. El gol que debía tranquilizar a los locales no valió de nada, porque los azulinos, con un 4-3-3 inhabitual a lo que vemos, tuvieron el balón, llevaron el ritmo del partido, tuvo la dirección de juego y afortunadamente están matriculados en la ingenuidad. Con dos honrosos veteranos, Pedro Ríos y Javi Casares en las bandas, un juvenil, Ureba, de ariete, y un terceto de centrocampistas, Theo, Galindo (único futbolista de los 22 que queda de la anterior victoria azul) y Carri borraron al trivote grana, aunque Armando aguantó la suya, botaron más corners que los locales y provocó que el balear interviniera más que su colega, amén de una falta que le hicieron en la esquina del área al jerezano Ríos que olió mucho a pena máxima. Plagado de temores, el Murcia afortunadamente fue de menos a más. Y aunque se siguió desenvolviendo con timidez, siguió sólido atrás, apareció de forma majestuosa Juanma en varias acciones, y sobre todo el San Fernando acusó lo que corrió y sobre todo enseñó por qué los cambios de su míster no fueron acertados. Y el Murcia con Elady y Jordan mejoró algo en ataque, aun cuando las imprecisiones y la falta de acierto siempre fueron la norma. El gol de Jordan, que debía ser el de la tranquilidad, no valió de nada por el gol, dos minutos después, de Pedro Ríos que volvía a atemorizar a los locales. Un lavado de cara le hace falta a un equipo que en su terreno muestra más veces su cara oscura, válida para conseguir resultados, pero que no pega ese salto emocional que espera el público.