En el Real Murcia actual parece que hay una consigna clara cuando el resultado no es favorable. Y no es otra que los platos rotos los paga siempre José María Salmerón, quien tras encadenar el domingo ante el Córdoba B su cuarta derrota al frente del banquillo del Real Murcia en dieciocho jornadas comandando una nave que antes de llegar el almeriense había consumido dos entrenadores, Sanlúcar y Basadre, llegando a ocupar incluso el puesto de promoción a Tercera, todo un despropósito para una plantilla que se confeccionó en verano a golpe de talonario pensando única y exclusivamente en terminar como primera de grupo. Por eso, a pesar de la responsabilidad de Salmerón en la parcela deportiva, muy pocos tienen en cuenta que el hombre que llevó al UCAM a Segunda hace dos cursos lo ha tenido todo en contra y siempre, sin excepción, le ha costado remar a contracorriente para firmar unos números desde su llegada que han permitido al equipo seguir siendo un aspirante, como mínimo, a disputar el play off de ascenso.

Lo que primero tuvo que gestionar Salmerón en su llegada al Murcia es que apenas había conocido a los jefes y se produjo un cambio en la propiedad donde el mexicano Mauricio García de La Vega pasó a ser el nuevo gestor grana, de la mano de Pedro Gómez Carmona como director de fútbol. Los problemas y las dudas institucionales se han mezlcado que otra cuestión que ha tenido que 'torear' Salmerón desde la experiencia, ya que ha estado dirigiendo a un equipo que no paraba de ganar incluso con tres meses pendientes de cobro.

Por si fuera poco, después de una mala planificación en verano que dejó al descubierto carencias muy graves en la parcela defensiva a pesar de que los granas reventaron el mercado con ofertas muy por encima de la categoría, Salmerón vio cómo el último día del mercado pierde de una tacada a cinco jugadores, y los que llegan, como por ejemplo Pallardó y Chrisantus, no tienen el nivel físico para un equipo con tanta exigencia como el grana.

Todos estos condicionantes, unidos a que los jugadores del Murcia han terminado por dar la imagen de que en Nueva Condomina juegan un poco acongojados, han dado como resultado que el preparador almeriense se haya convertido ahora en el foco de las críticas cuando desde su llegada al banquillo el modus operandi del entrenador ha sido exactamente el mismo.

Aunque la derrota del domingo ante el filial del Córdoba no es el mejor ejemplo, Salmerón cogió un equipo destrozado al que era mucho más sencillo hacerle goles que al actual. Desde su llegada, en dieciocho jornadas ligueras, el Murcia de Salmerón ha pasado de ser un equipo frágil en todo a ser un equipo muy rocoso, donde algunos jugadores también es verdad que dieron un paso al frente tras tener que recurrir a un tercer técnico en el arranque del curso. De hecho, el almeriense solo ha encajado cuatro derrotas en dieciocho partidos ligueros al frente del primer equipo grana. Lo que más llama la atención de las críticas a Salmerón es que muy pocos se han parado a pensar en todos los condicionantes con los que ha tenido que lidiar un técnico que literalmente resucitó a un equipo herido de gravedad.

Salmerón en su estreno vio perder al equipo por 3-2 en casa del Fernando, pero desde el 22 de octubre, el Murcia solo ha vuelto a clavar la rodilla en tres ocasiones, la del último domingo, la de hace cinco semanas también en casa ante el Melilla y el duelo del Cartagonova de la jornada 14. Entre los cuatro pinchazos, este equipo ha firmado nueve victorias (27 puntos) y cinco empates que son los verdaderos culpables de que esta plantilla haya recibido una especie de vida extra cuando algunos expertos empezaban a darla por deshauciada de haber tardado un poco más en tomar decisiones.

Pero en estas dieciocho jornadas, con detalles y unos días más acertado y otros menos, Salmerón ha sido el más fiel de todos porque no escondió nunca cuál es la receta para que sus equipos sean tan fiables. «Ya tendremos nuestra oportunidad, pero que nosotros tengamos controlado al rival», es una de las máximas de un Salmerón que ahora ha pasado de estar vigilado por Deseado Flores a ser supervisado por Pedro Gómez Carmona, quien en las incorporaciones de invierno todavía no ha exhibido su conocimiento en el mundo del fútbol, puesto que algunas de las incorporaciones han llegado sin forma y sin opción de aumentar el nivel del equipo.

José María Salmerón ha sido el mismo desde que firmó su contrato con los granas, con sus virtudes y con sus defectos, pero los factores externos desde su llegada aportan más valor a un casillero de puntos que es la principal preocupación de un entrenador que sabe, que para luchar por ascender, el camino, aunque parezca simple, es sumar las máximas victorias posibles, algo que el Murcia se ha acostumbrado a celebrar con un técnico que ahora, con un triunfo en cinco semanas, encuentra a más enemigos que hace justo dos meses, pero que sigue con la misma idea, la de llevar al Murcia a Segunda División a pesar de que la entidad no vive sus mejores momentos.