Cristina Gómez Jiménez (San Pedro del Pinatar, 6 de julio de 1998) es la reina del squash español más joven de la historia. Por segundo curso consecutivo, la murciana se ha coronado campeona nacional absoluta. En el torneo que se disputó en Santiago de Compostela volvió a dar muestras de estar un escalón por encima de sus rivales. En un abrir y cerrar de ojos dejó en el camino a cuatro oponentes para alzarse con el oro. Primero se deshizo de Julia Noya en solo 20 minutos de juego; después superó a Sofía Mateos y Noa Romero por contundentes 3-0; y en la final se volvió a cruzar con su gran rival, Xisela Aranda, jugadora número 2 del ránking nacional y que hasta 2017 gran dominadora del circuito, a la que venció por 3-0 en solo media hora. Así de espectacular fue el torneo que firmó esta murciana de 19 años de edad, estudiante de Psicología y que reside en Madrid -entrena en el Club de Las Rozas desde hace tres años-.

A Cristina Gómez ya se le ha quedado pequeño nuestro país. Bajo la dirección de Eduardo Palanca -acaba de incorporar también a su equipo técnico a una preparadora personal, Conchi-, está empezando a volar alto a nivel internacional. En estos momentos ya está en el 'top 100' mundial -ocupa el puesto 97- y su reto este año está en llegar al 65. «La meta ahora es ganar torneos del circuito PSA 5K, que son más pequeños, pero que me van a aportar los puntos necesarios para seguir escalando posiciones», afirma una joven que también está compitiendo en las ligas de Alemania e Italia tras poner fin a su etapa en un combinado francés. «Me viene muy bien estar en dos campeonatos diferentes porque lo más importante en el squash es tener ritmo de partidos y con estas ligas lo estoy consiguiendo. Encima, allí juego sin presión», afirma la pinatarense, que también tiene la promesa de que se sumará a su equipo técnico una nutricionista.

Gómez, quien este año también dará el salto a torneos en América, comenzó a jugar con ocho años de edad y con nueve ya fue por primera vez internacional. Judoca en sus primeros años, fue en el gimnasio pinatarense que regenta Ángel Pedro donde descubrió el squah. «Me gustó desde el primer momento en el que me metí en la pista y me di cuenta de que eso de correr y darle a la raqueta me gustaba y se me daba bien», recuerda. Alternó diferentes disciplinas deportivas, como baloncesto, natación y tenis, hasta que con 13 años decidió abandonar definitivamente el judo para quedarse solo con el squash.

Con apenas 16 años se encontró en la tesitura de tener que abandonar su club de toda la vida en San Pedro para poder seguir progresando. Se marchó a Madrid, donde hoy en día sigue entrenando en Las Rozas junto a Sebas Jiménez y Sergio García. Y allí sigue gracias a la ayuda del CSD, el Ayuntamiento de su pueblo, la beca que le concede la Comunidad Autónoma y el apoyo económico de su familia. Pese a ello, no hay nada de lujos en la vida deportiva de esta chica, que el año pasado también fue campeona de Europa sub-19, puesto que para poder participar en los torneos tiene que mirar hasta el último euro, alojándose en albergues o apartamentos, y viajando el día preio al inicio de los campeonatos. Pese a ello, sigue dando pasos en firme en un deporte donde las egipcias son las grandes dominadoras.