Hagan un ejercicio de imaginación. Trasládense al año 2048 y echen la vista atrás. Recuerden los éxitos de los ciclistas de la Región en los años que van desde 2005, aproximadamente, hasta 2018. Triunfos de etapa en el Giro de Italia, la Vuelta a España e incluso el Tour de Francia, así como las clásicas belgas y holandesas hasta ese momento inexploradas por los nuestros. Desconocemos si los medios de comunicación de dentro de tres décadas seguirán teniendo el privilegio de contar victorias de corredores nacidos en nuestra Comunidad Autónoma. Pero si eso ocurre, seguro que todos los periodistas y aficionados del mañana tirarán de hemeroteca para compararlos con los del pasado, donde los nombres de Luis León Sánchez Gil y Alejandro Valverde seguirán vigentes. Ayer, estos dos corredores nacidos en los ochenta, uno en Mula y el otro en Las Lumbreras de Monteagudo, hicieron más grande la prueba de su Región, que ya se disputaba cuando ellos ni siquiera sabían andar, con un mano a mano de 60 kilómetros que se anotó 'Luisle' y que hizo vibrar a la legión de seguidores de este deporte.

La 'Lieja de Murcia', de 208,3 kilómetros de recorrido duro, exigente desde los primeros metros, con aroma a clásica belga por los áridos paisajes de la Región, con subidas y bajadas constantes, con viento y frío y una cima, el Collado Bermejo, que nunca deja a nadie indiferente, se convirtió en un duelo entre dos amigos que también fueron compañeros de equipo y que han iniciado la temporada con fuerza. La semana pasada ya fueron ambos protagonistas en la Vuelta a Valencia, donde en la segunda etapa Valverde logró su primer triunfo después de la grave lesión que puso en duda su continuidad en el pelotón el pasado mes de julio. Luisle cruzó ese día la meta a la rueda del 'Bala', con una sonrisa dibujada en su rostro pese a la derrota. Sabía que era muy importante para su amigo ese éxito pese a que ya llevaba 108 en sus piernas. Días después, en el podio final de la carrera, el muleño acabó otra vez a la derecha del murciano al ocupar la segunda plaza, pero dando muestras de que algo ha cambiado en él.

Ayer la historia fue diferente, aunque con los mismos protagonistas. Si hace una semana desde el equipo Movistar Team se decía que Valverde estaba mejor que nunca pese a su edad, en la Vuelta a Murcia se demostró que también está en la misma situación Luisle. El muleño, que ahora vive a caballo de Murcia y Andorra, donde pasa largas temporadas, ha variado este invierno sus métodos de entrenamiento. Antes todo estaba centrado en la bicicleta; ahora hay más, como ejercicios de entrenamientos en suspensión (TRX) y natación, entre otras muchas actividades. También ha cambiado su mentalidad, que en el pasado estaba centrada en brillar en las grandes vueltas -este año estará en el Giro y, en principio, también en la Vuelta a España-, pero no va a renunciar a las carreras de una semana ni a la clásicas. En Murcia dio la primera muestra de ello en la carrera de su tierra, donde estuvo ausente varios años, y por fin se sacó esa espina clavada de no haber alzado nunca los brazos como triunfador con anterioridad un ciclista con éxitos, casi nada, en el Tour de Francia, París-Niza, Tour de Romandía... Le faltaba ganar ante sus paisanos y lo logró en un día para el recuerdo, con Valverde también como gran protagonista.

No lo tuvieron fácil los dos murcianos para poder jugarse el triunfo en el tramo final. Y es que la jornada, marcada por el viento fue nerviosa. La Vuelta, que partió de Beniel, fue vibrante desde el arranque. Por momentos se convirtió en una contrarreloj por equipos. Atrás, el Astana y el Movistar Team trabajando para sus líderes; por delante, adquiriendo una renta de casi cuatro minutos en el kilómetro 30, un grupo de unas cuarenta unidades entre las que estaba Philipe Gilbert, experto rodador belga, ganador en Murcia en 2015.

Poco a poco se fue desgranando la cabeza mientras que por detrás se producían acelerones. En la meta volante de Cieza, donde se volvió a rendir homenaje a Mariano Rojas, otro ciclista de la Región que marcó época, como también había hecho antes Jesús Montoya, el belga Dries de Bont, cruzaba primero bajo la pancarta justo antes de que la carretera adquiriera mayor desnivel, momento en el que solo quedaron en cabeza seis unidades. Gilbert resistía con su compañero Bob Jungels, luxemburgués de 25 años de edad, una promesa con dos 'top 10' ya en el Giro. Ambos cruzaron de la mano la cima del Collado Bermejo, pero por atrás ya se había desatado el huracán de la huerta, que en el descenso neutralizaron a los corredores del Quick-Step para dejarlos de rueda en un terreno que conocen perfectamente. El entendimiento entre los murcianos fue total, abriendo hueco para presentarse en Alcantarilla con un minuto y medio de renta.

Ya nadie dudaba que Luisle y Valverde se jugarían en triunfo, pero faltaba por saber la táctica que emplearía el muleño. A dos kilómetros de meta fue cuando el corredor del Astana puso las cartas sobre la mesa. Antes de entrar en el barrio del Carmen aceleró, sorprendiéndose de que Valverde no encontrara la respuesta. Luisle, a quien esperaba en meta su hermano Pedro León, futbolista del Eibar, ganó con su sello de identidad, en solitario tras una larga cabalgada. Por detrás llegaba Valverde y más atrás Philipe Gilbert. Un podio digno de una carrera de altura, de una clásica como la Lieja.