El FC Cartagena acaba la primera vuelta de este 2017 de la misma manera que lo hizo en 2016, ganando a domicilio y proclamándose, de esta manera, campeón de invierno al ser el líder del Grupo IV tras 19 jornadas disputadas.

Lo hizo ayer por la mínima, con tanto de Aketxe, ante un Écija que vive sus horas más bajas del campeonato, pero que no le perdió la cara nunca al choque ni al oponente. El bloque dirigido por Alberto Monteagudo, por su parte, no ofreció un fútbol entretenido ni fue superior a su oponente, pero supo sacar la casta, la solidaridad y la capacidad de fajarse ante rivales y campos complicados para añadir tres puntos más a su casillero y finalizar la primera vuelta con 36, solo cuatro menos que el año pasado por estas fechas.

Un gol recibido en los últimos tres encuentros jugados ha facilitado que el bloque cartagenerista haya sumado tres victorias y se haya convertido en un líder sólido, tanto en casa como fuera, a pesar de las dudas que ha venido ofreciendo en algunas jornadas en el Cartagonova.

Sin embargo, cuando se trata de jugar a domicilio, los albinegros muestran una solvencia y una seriedad fuera de toda duda. En los diez partidos lejos del Cartagonova ha sumado cinco victorias y 18 puntos, el 50% de lo acumulado hasta el momento, enseñando, de esta manera, que nadie como él es tan resolutivo cuando se trata de jugar en campo ajeno.

Ninguna novedad en el Cartagena en el once que puso de inicio Alberto Monteagudo con respecto al de la jornada anterior. El equipo albinegro se encontró con una enorme dificultad, el estado del terreno de juego. La arena del Cartagonova una semana atrás era una alfombra comparada con el campo de batalla con el que se asemejaba el césped del San Pablo. Fue, probablemente, el principal hándicap que ecijanos y cartageneros se encontraron en la tarde de ayer para poder hacer un fútbol con cierto criterio de jugar el balón.

El partido fue un ir y venir del balón de un lado a otro sin demasiadas posibilidades de combinación. El Écija fue el que más lo intentó, porque conoce su campo, las dimensiones y además tenía la obligación de ofrecer algo más que el pelotazo a su público. Moyita y David Castro fueron los jugadores que más peso tuvieron en el choque. Ellos trataban de coger el esférico en medio campo y conducirlo hasta las inmediaciones de Pau Torres.

El Cartagena, con una pareja de centrales compuesta por Zabaco y Aguilar, no tuvo demasiados problemas en la primera parte, para contrarrestar las llegadas del bloque sevillano. Al ser tan complicado jugar con triangulaciones o paredes rápidas, los balones altos eran fácilmente controlados por una defensa que en los primeros cuarenta y cinco minutos estuvo rozando el sobresaliente.

En ataque el Cartagena encontró más dificultades, sobre todo porque en medio campo era casi imposible bajar el balón al suelo y sujetarlo más de cinco segundos. Entre lo difícil que era controlarlo y la presión del oponente, Chavero sufría para meter algún pase en profundidad a Aketxe. Por eso, el Cartagena optaba la mayoría de las ocasiones por mandar el pelotazo, un fútbol de segundas jugadas y escaso de peligrosidad. Había que apostarlo todo por el balón parado o un error en la zaga para tratar de sacar punta a un choque que se hacía complicado de resolver por momentos.

No obstante, como el Cartagena no sufría en ataque, todos confiaban en que la ocasión llegaría.

El Écija remató una vez en la primera parte con un cabezazo de Ezequiel que se marchó fuera. El Cartagena no había sido capaz de acercarse a las inmediaciones de la meta de Fermín con cierto peligro hasta el momento del tanto de Aketxe. Fue en el minuto 38 cuando un defensor tocaba el balón en un intento de despejar el esférico. La posición, escorada a la izquierda, era propicia para que Hugo Rodríguez golpeara con efecto, pero Aketxe no soltó el balón y estaba seguro de sus posibilidades. Aunque Hugo se marchaba cabizbajo, la decisión fue la más acertada, porque el goleador albinegro mandó con su derecha un durísimo golpe al balón ante el que Fermín no fue capaz de reaccionar a tiempo.

El esférico se coló pegado al larguero ante la impotencia del portero local, que veía cómo el tanto subía al electrónico. El delantero albinegro lo celebró encarándose con el público, quizá por algún comentario que había oído en las gradas. Sus compañeros, más concretamente Óscar Ramírez, se lo recriminó durante la celebración del tanto.

El gol acabó en la primera parte con las escasas posibilidades ofensivas del bloque sevillano, algo deslucido en una primera parte más práctica que brillante tanto por uno como por otro bando.

En la segunda parte el Écija no tuvo más opción que dar un paso hacia adelante, ya que estaba por detrás en el marcador y las urgencias le hacían volcarse en el campo rival.

Pero a pesar de su dominio, el Cartagena se juntó muy bien para apenas ofrecer fisuras, defensivamente hablando. Los locales lo intentaban en la mayoría de las ocasiones con balones al área, pero los centrales cartageneristas no permitieron concesiones y a excepción de algún barullo a la hora de despejar el esférico, Pau Torres no tuvo que salvar los muebles, como sí lo ha tenido que hacer en otras oportunidades.

Solo un disparo de Jonatan, desde la izquierda, que se marchó fuera, fue capaz de ofrecer un Écija que se veía impotente ante el sistema defensivo propuesto por los cartageneristas.

Destacar no solo el gran trabajo de los cuatro zagueros, sino la aportación de Sergio Jiménez en medio campo y el gran desgaste tanto de Kuki Zalazar como de Aketxe para frenar a los jugadores que se incorporaban en la segunda línea de ataque.

Con este triunfo el Cartagena finaliza con sobresaliente la primera vuelta y se marcha de vacaciones para disfrutar de una gran primera vuelta, culminada con otra victoria.