El hispanoargentino Felipe Mesones Temperán ha fallecio en Murcia a los 81 años de edad. Fue entrenador del Real Murcia, Cartagena Efesé, Tenerife, Elche, Hércules, Salamanca, Valladolid, Granada, Betis, Valladolid, Xerez y Cartagonova en una dilatada trayectoria en los banquillos que comenzó con 37 años de edad, después de retirarse en España tras jugar en el Murcia, Hospitalet y Europa. La capilla ardiete está en el tanatorio de Jesús de Murcia.

Felipe Mesones inició su carrera futbolística en su país, donde jugó en históricos como Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro, así como Independiente de Santa Fe de Colombia antes de emprender la aventura en España.

El hispanoargentino era un extremo derecho a la antigua usanza, de los que se desenvolvían por el campo 'pegados a la cal'. Se trataba de un jugador que atesoraba una buena calidad técnica y que destacaba por su buen golpeo de balón. Jugó en el Real Murcia tres temporadas, todas en Segunda División. Llegó en la 58-59 de la mano del presidente José Rubio Pérez, empezando como entrenador el militar Luis Alfonso Villalaín y acabando Enrique Orizaola. Al final de esa campaña, en Copa, participó en la famosa eliminatoria contra el Barça, vigente campeón de Liga, al que empataron los granas en el Camp Nou (2-2) con un gol suyo, y contra el que cayeron en la vuelta (0-1). En las otras dos campañas tuvo otro presidente -Andrés Pintado- y hasta cuatro entrenadores: Enrique Orizaola, Fernando Vidal, Pedro Eguiluz e Ignacio Eizaguirre. Fue un apasionado de este deporte, todo un estudioso que, ya en su faceta de técnico, le permitió labrarse prestigio y respeto en el fútbol español. Comenzó a ejercer de técnico en una época en la que empezaron a imponerse los rigores tácticos y perteneció a una generación de profesionales que trajeron aire fresco, ideas modernas y mayor metodología al balompié. Se trató de un entrenador que supo obtener el máximo rendimiento de plantillas modestas y de escaso presupuesto. Siempre dirigió equipos considerados de 'tipo medio', pero dispuestos a dar la cara ante los más grandes y poderosos. No en vano, el único empate conseguido por el Murcia en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid (1- 1) se produjo bajo su batuta. Y con el Tenerife, de Segunda División, fue capaz de eliminar al equipo merengue de la Copa en la campaña 75-76. También con el Valladolid, en la 93-94, firmó un histórico 1-3 en el coliseo blanco contra el primer conjunto madrista.

Argentino de padres españoles, acabó haciéndose un nombre en el fútbol español y un hueco en el Real Murcia, en el que jugó tres temporadas, en la década de los cincuenta, y al que entrenó en tres etapas distintas, protagonizando un brillante ascenso a Primera División de la temporada 72-73. Este bonaerense que terminó afincándose en Murcia, casado con una murciana, Puri, y con cuatro hijos, ni siquiera tenía equipo cuando dio el paso. Se tuvo que forjar así mismo hasta convertirse en todo un caballero del fútbol. Por encima de sus éxitos o sus fracasos, Mesones ha dejado huella allá por donde ha desarrollado su labor. Prueba de ello es que casi nunca le ha faltado un equipo para entrenar en más de una treintena de años y que ha repetido en siete de sus destinos; dos veces en Granada, Salamanca, Hércules y Valladolid; tres en Cartagena y en Murcia; y hasta cinco, siempre de forma alterna, en Elche.

Mesones inició una prueba en el Espanyol -en el que disponía de un sueldo sólo por acudir a entrenar- hasta que un intermediario se fijó en él y lo ofreció al Murcia. Su carrera como jugador, después de su paso por el equipo grana, continuó en el Hospitalet y el Europa. Inició su etapa como entrenador en el Sporting Mahonés. También en la Tercera División de aquella época -no existía la Segunda B- comenzó a fraguar su extensa trayectoria como técnico cuando, bajo la presidencia de Ginés Lorca Bas, se hizo cargo del Cartagena, al que condujo a sendas promociones de ascenso que truncaron el Logroñés y el Hércules.

José Moreno Jiménez lo fichó para el Murcia, en el que 'sacó petróleo' con una plantilla de bajo presupuesto a la que, sin que nadie lo esperara, ascendió a Primera División. Al mando de los Ojeda, Ponce, José, Herrero, Ruiz Abellán, Canito, Añil, Murciano, Valenzuela, Juárez, Vera Palmes, Abel Pérez, Moreno, Sergio, López, Vellisco o Chinchurreta, marcó una época en el Murcia. Y a la siguiente temporada, con los únicos refuerzos importantes de Cristo y de García Soriano -ambos de Segunda-, realizó una honrosa campaña manteniendo al equipo en la máxima categoría. En su palmarés figuran tres ascensos a Primera (Murcia, Elche y Valladolid) y, aunque nunca dirigió a un grande, cerca estuvo de ello cuando en la temporada 73-74 lo llamó el Athletic de Bilbao, pero renunció a la oferta.

El hispanoargentino entrenó al Murcia en tres etapas, de 1972 a 1975, de 1989 a 1991 y en la campaña 96-97, y siempre hizo gala de una gran murcianía, pues tras sus salidas de la entidad grana demostró sensibilidad para no denunciar al club y paciencia para cobrar lo que se le debía. No en vano, sus emolumentos de la última andadura en el Murcia, en Segunda B con Faustino Cano en la presidencia, terminó percibiéndolos años más tarde, ya con Jesús Samper ocupando el sillón presidencial.