La famosa expresión de que «en la vida es muy difícil tenerlo todo» se puede aplicar ahora mismo a un Real Murcia que, con tres entrenadores distintos desde que arrancó la Liga y a pesar de que la llegada de José María Salmerón al banquillo ha enderezado el rumbo de un equipo que había adquirido muy mala pinta, el conjunto grana ha demostrado que no ha sido capaz en dieciocho jornadas de conseguir ese equilibrio que buscan todos los equipos que persiguen objetivos ambiciosos.

Y es que el Murcia de esta temporada se ha mostrado como un equipo totalmente imprevisible a tenor de los datos, el más significativo, que cuando se estrenó Salmerón al banquillo (derrota por 3-2 en San Fernando) el Murcia era por entonces el equipo más goleador de la categoría con 16 goles en su casillero, pero curiosamente fue la misma jornada que el equipo ocupó la plaza de promoción a Tercera División.

El nuevo problema que le ha surgido ahora al conjunto grana es justo el contrario, ya que los murcianistas llevan dos semanas sin perforar la portería contraria, aunque en ambos casos es cierto que también han conseguido mantener su portería a cero. Si el empate en el campo del filial del Betis de hace dos jornadas se interpretó como un mal día en el que el balón no quiso entrar y en el que se desperdiciaron un par de ocasiones para haber decantado el choque, un poco más nerviosismo ha generado el último empate de los murcianistas, concretamente ante un Lorca Deportiva que por mucho que haya mejorado con la llegada de Mario Simón al banquillo lleva encajados 35 goles en 18 jornadas y estuvo más cerca que el propio Murcia de haberse llevado los tres puntos de la Nueva Condomina. Cuando Salmerón tomó las riendas del Murcia ya asumía que Víctor Curto, el hombre referencia en ataque, se había lesionado de gravedad, por lo que daba por hecho que partía con Pedro Martín y Salva Chamorro como delanteros. El problema es que los problemas físicos de Pedro Martín y lo que haya visto semana tras semana en los entrenamientos el propio Salmerón han llevado al técnico a darle los galones de '9' a un Chamorro que ya ha agotado el cupo de fallos imposibles, por más que su entrenador confíe en su entrega y en su lucha, cualidades que siempre son positivas, pero menos trascendentes que los goles en este deporte.

En este sentido, con Salmerón en el banquillo, nadie en la grada ha soñado con un Murcia que pueda permitirse el lujo de saltar al campo con dos delanteros centros, algo que el entrenador almeriense del conjunto grana todavía no ha realizado como máximo jefe del banquillo grana, ya que el primer esfuerzo que se le pidió a la plantilla fue el de trabajar un poco más duro para cerrar las grietas defensivas que convirtieron al equipo murciano en muy vulnerable. El equipo de ahora no es ni mucho menos frágil, más bien todo lo contrario, ya que Salmerón le ha dado un poco la solidez que no había sido capaz de alcanzar una plantilla confeccionada a golpe de talonario, pero en el mismo camino el equipo ha ido perdiendo pegada, en unos casos por los fallos de Chamorro y en otros por la falta de ocasiones.

Aunque son dos semanas seguidas con empates sin goles, los siete goles que el Murcia de Salmerón lleva en las últimas ocho jornadas valen su peso en oro, aunque sigan siendo escasos, porque se traducen en 17 puntos que, sin ningún tipo de dudas, son los que han llevado al equipo a la parte alta de la clasificación, aunque todavía haya que darle otra vuelta de tuerca a una plantilla en la que algunos jugadores están resultando decepcionantes.

El Real Murcia estaba en una muy buena dinámica incluso después de empatar ante el filial del Betis, pero al que más y al que menos se le quedó cierta cara de preocupación después de ver cómo el domingo, en Nueva Condomina, el colista del Grupo IV iba creyendo poco a poco hasta el punto de que, si bien pudo perder por todo lo que perdonó el Murcia, también tuvo sus ocasiones para haber dejado con cara de póker a un equipo que tendría que haber cerrado el año 2017 en su campo con un resultado cómodo ante un Lorca Deportiva con muchos más motivos que los locales para celebrar el punto.