Se acercan las fechas navideñas, y en la ciudad portuaria empiezan a sonar rumores acerca de qué futbolistas no volverán a jugar después de comerse el turrón. En una plantilla con 23 futbolistas, hay seis o siete que tienen mucho menos protagonismo del que esperaban cuando firmaron por el Cartagena. Las lesiones, el bajo rendimiento, y la alta competencia en determinados puestos provocan que algunos no cuenten con minutos, y busquen otro destino para reconducir sus carreras.

La cuestión es que hay jugadores jovenes que, por falta de oportunidades o de adaptación al equipo, están viendo cortada su progresión. En el caso opuesto, la plantilla cuenta con veteranos cuyo rol en el equipo es meramente testimonial.

Aún así, en la primera vuelta de la competición ha habido más rotaciones de las esperadas. El club albinegro avanzó hasta los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, y en muchos partidos Monteagudo tuvo que cambiar su once tipo para que no se acumularan los esfuerzos. Por ello, en algunos partidos ligueros o incluso en la eliminatoria ante el Sevilla entraron en el equipo los menos habituales.

Además, en diversos tramos del campeonato al Cartagena se le han acumulado las bajas, en algunos casos por sanciones y en otros por lesiones. Tener una plantilla larga ha sido un alivio para Monteagudo en estos casos, aunque es cierto que los supuestos revulsivos no han rendido al nivel de los titulares habituales.

Ya sin el aliciente de la Copa del Rey, y si el equipo alcanza un mejor nivel físico, es previsible que en la segunda vuelta el Cartagonova se acostumbre a ver siempre el mismo once, o, al menos, con menos cambios. Eso se traduce en menos oportunidades para la segunda unidad de Alberto Monteagudo.

En todas las quinielas para abandonar el club están Alberto Aguilar y Juan Carlos Ceballos. En el caso del capitán, su compromiso con la entidad hace albergar alguna esperanza. Ninguno de estos dos jugadores, que sobrepasan la treintena, han superado los cinco partidos jugados en liga. Dani Abalo, por su dilatada experiencia en el fútbol nacional e internacional, llegaba como fichaje de relumbrón, pero su rendimiento ha sido muy inferior a lo esperado. Gonzalo Poley, que venía de ascender a Segunda División con el Lorca, tampoco ha contado mucho para Monteagudo, en parte por la competencia en la medular y en parte por sus continuas lesiones.

Un caso muy distinto es el de jugadores menores de viente años, que llegaban a Cartagena cedidos para dar un salto más en su carrera, como Farisato y Morros. Ninguno de los dos suelen entrar en las rotaciones del técnico manchego, salvo en casos puntuales. Morros solo ha entrado en el equipo durante el tiempo que Jesús Álvaro estuvo de baja, mientras que Farisato es la tercera opción en la delantera por detrás de Aketxe y Moussa. Cabe recordar que el atacante venezolano pertenece al Valencia, pero tan solo había jugado un partido con el filial blanquinegro antes de llegar al Cartagena.

El técnico se lo toma con calma

En la rueda de prensa previa al partido contra el Linense, el técnico cartagenerista, Alberto Monteagudo, declaró que aún no se ha sentado con el presidente, Paco Belmonte, a valorar qué cambios se harán en el mercado invernal. El de Valdeganga da prioridad a los dos partidos que le quedan por jugar antes del parón, contra la Balona y el Écija, y esperará a las fechas navideñas para reorganizar su plantilla.

El curso pasado el Cartagena finalizó la primera vuelta con 40 puntos, y aún así efectuó cinco cambios en el plantel. A largo plazo, solo uno de los cinco fichajes que llegaron en enero (Fernando Llorente) dio un rendimiento aceptable en el Cartagonova. El resto (Germán, Isi Ros, Artiles y Juan Antonio Ros) fueron completos fiascos.