El Cartagena continúa su dinámica de ganar un partido y empatar el siguiente que le sirve para mantenerse en los puestos de honor del grupo IV. Los albinegros, lastrados por una plaga de lesiones preocupante, solo consiguieron un empate en el Estadio Nuevo Vivero de Badajoz. La expulsión de Moisés por una lamentable agresión en el minuto 30 condicionó todo el encuentro. A partir de ese momento, los visitantes se conformaron con nadar y guardar la ropa. Por ello, ambos equipos prácticamente firmaron la paz; los pacenses por su escasa capacidad ofensiva y los cartageneristas por su inferioridad numérica y su falta de efectivos en ataque. En cualquier caso,el partido hubiese sido otra historia si Moussa, en el minuto siete de juego, no hubiese fallado lo que un delantero nunca debe fallar. A pesar del empate, el Cartagena recupera el liderato gracias a la derrota del Extremadura ante el Real Murcia. Los de Monteagudo se ponen al frente de la tabla con 27 puntos, uno más que el conjunto de Almendralejo.

Monteagudo armó el once con las pocas piezas que tenía disponibles, una vez que Pau Torres, Óscar Ramírez, Jesús Álvaro, Gonzalo Poley e Isaac Aketxe se tenían que quedarse en la ciudad portuaria; unos por lesión y otros por sanción. El venezolano Josua Mejías partía como titular en el lateral derecho y el joven Morros en el costado izquierdo, tal y como estaba previsto, mientras que Moussa era la referencia en ataque.

El propio atacante guineano era el protagonista de la primera ocasión del partido, y probablemente la mejor de su equipo durante los noventa minutos. Cristo abrió el balón hacia el costado, donde estaba Hugo Rodríguez, y el jerezano puso el pase de la muerte para Moussa. Al delantero africano, solo delante de la portería, le bastaba empujar el esférico para anotar el primer tanto de la tarde, pero incomprensiblemente lo tiró fuera. El delantero procedente del Leganés demostró una vez más que sus cualidades son la potencia, la velocidad y la disputa, pero tiene sus carencias en cuanto a su capacidad goleadora.

El primer tiempo transcurrió con dominio territorial albinegro, pero con escasa profundidad. Los pocos aficionados presentes en el Estadio Nuevo Vivero presenciaron un partido lento y trabado, en el que los cartageneristas acusaban las bajas a la hora de llegar por bandas.

Por si el Cartagena no tuviera ya suficientemente llena la enfermería, Monteagudo tuvo que lamentar la lesión de Miguel Ángel Cordero en el minuto 27. Sin apenas calentar, Chavero sustituyó al ex del Nástic, que se marchó dolorido del terreno de juego y se une a la larga lista de lesionados.

La tarde, que en un principio parecía plácida para el conjunto visitante, se les complicaba minuto a minuto. El central Moisés cometió un error de bulto al dejar a su equipo con un jugador menos con sesenta minutos por delante. Tras una disputa con el delantero Álex Rubio, el sevillano perdió los papeles y le propinó una patada desde el suelo. El árbitro le cazó y se llevó la mano a su bolsillo para mostrarle la cartulina roja. A pesar de que el Badajoz no creaba peligro con un futbolista más, Monteagudo retiró a Kuki Zalazar antes de que terminase el primer tiempo para introducir a Juan Carlos Ceballos y recomponer la línea defensiva. Este cambio permitió a los visitantes no sufrir a pesar de la inferioridad numérica, pero, como contrapartida, se quedó sin chispa en el ataque.

Tras el paso por los vestuarios, el encuentro no cambió ni un ápice. El Badajoz acusó su falta de talento en tres cuartos de campo, y apenas pisó el área contraria. Su mejor ocasión, un pase lejano de Javi Rey hacia Juanma, que recibió en buena posición en el área, la desbarató el joven venezolano Josua Mejías con una entrada providencial.

Por su parte, el Cartagena tampoco creaba demasiado peligro. Su mejor ocasión en este tramo final del encuentro fue un disparo de libre directo de Hugo Rodríguez que se marchó rozando la madera de la portería pacense.

En los últimos minutos, los contragolpes se convirtieron en la mejor arma para los de Monteagudo, con dos flechas como Hugo y Álvaro en los costados. Este último se plantó solo en el área contraria, y cuando ya se relamía con el gol, el asistente levantó el banderín y señaló fuera de juego. Un disparo del tinerfeño Cristo que salió desviado fue la última ocasión para los cartageneristas.