Desde luego que Alberto Monteagudo no es Helenio Herrera, ni Nereo Rocco ni Enzo Bearzot, los entrenadores a los que se les atribuye la invención del catenaccio a partir de la década de los sesenta. Ni siquiera guarda algún parecido con los técnicos españoles más defensivos. De hecho, es conocido por todo lo contrario: desplegar un fútbol ofensivo y agradable para el espectador, en una categoría como la Segunda B donde el preciosismo brilla por su ausencia. De hecho, ha renegado desde su llegada de todo lo que sea defender atrincherado en el área propia. Pero, en un partido tan especial como el derbi contra el Real Murcia, la fórmula de la máxima efectividad en las oportunidades y la contención del rival gracias a la seguridad defensiva fue la que les dio los tres puntos a los cartageneristas.

Nadie hubiera apostado por ello hace unos meses. Durante la estancia de Monteagudo en el banquillo albinegro, el Cartagena ha atravesado épocas en las que su acierto de cara a portería era prácticamente nulo, y la zaga dejaba demasiados espacios para que jugara el rival. Sin embargo, ante el Real Murcia, los albinegros resolvieron dos de sus tres ocasiones claras de gol: la primera en el minuto 3 con un cabezazo de Jesús Álvaro y la segunda con un gol fantasma de Isaac Aketxe. Los locales solo tuvieron que lamentar aquel disparo del delantero vasco que se estrelló en el larguero.

Aunque en la primera parte el control del balón prácticamente lo monopolizaban los pupilos de Monteagudo, en el segundo acto la inercia del resultado empujó al Real Murcia hacia delante, ante en un Cartagena que supo administrar su ventaja. La línea defensiva, alterada por la lesión de Óscar Ramírez, no perdió nunca la compostura, a pesar de que los de José María Salmerón llegaban con peligro y obligaron a Pau a intervenir en alguna ocasión.

Aunque el plan inicial es someter al oponente, Monteagudo no duda en ajustar algunos parámetros cuando el resultado es favorable. Sin ir más lejos, en la segunda parte sustituyó a Kuki Zalazar por Sergio Jiménez, para que el cartagenero formara un trivote junto a Cordero y Chavero que fortaleciese el centro del campo.

Los números muestran cómo la tendencia del comienzo de la temporada se ha revertido. El Cartagena apenas encaja goles: solo ha recibido cinco tantos en las últimas ocho jornadas. En esta fase de la temporada, no están goleando ni aplastando a ningún rival, aunque tienen mimbres en ataque para hacerlo en cualquier momento. De los últimos cinco partidos, dos los han empatado a un gol, y los otros tres los han ganado por la mínima.

Además de la consistencia de la pareja de centrales y de los pivotes, otra muestra inequívoca del sistema de Monteagudo es la profundidad de los laterales. El primer gol del Cartagena es lleva el sello del técnico de Valdeganga: centra el lateral derecho (Óscar Ramírez) y cabecea el lateral izquierdo (Jesús Álvaro). Con todos estos factores, lo único irrevocable es que, en la jornada 14, el Cartagena es líder con 26 puntos.