Si han visto las películas de 'Gru, mi villano favorito' sabrán que el protagonista de la historia, con permiso de los Minions, en realidad no tiene nada de malvado. Su mente perversa y su deseo de conquistar la luna quedan en el fondo del armario cuando en su vida aparecen tres lindas niñitas. Entonces, el malo malísimo está deseando que llegue la hora de irse a dormir para sacar el cuento con el que hará las delicias de sus pequeñas.

Algo parecido le ocurrió ayer a los aficionados del FC Cartagena con Biel Ribas. El portero, que el pasado verano les dejaba plantados para aceptar la mejor oferta económica del Real Murcia, se presentaba en el Cartagonova como una de las piezas importantes del conjunto murcianista. Era el 'villano' principal -el otro, Llorente, vio el comienzo desde el banquillo-, del primer gran derbi de la temporada, y así se lo hicieron saber los seguidores cartageneristas desde el minuto 1. Sin embargo pocos de los que le gritaban cada vez que cogía el balón pensaban que tras 90 minutos se marcharían a casa celebrando la presencia del balear en el bando contrario y teniendo claro que desde hoy cuentan con un nuevo mejor amigo.

Y es que, aunque el líder fue el que más buscó el triunfo en el derbi regional, los de Monteagudo solo fueron capaces de desequilibrar la balanza gracias a un grave error de Biel Ribas en una acción que parecía no tener peligro. Todo comenzó con una perdida en el centro del campo de David Sánchez que aprovecha Hugo Rodríguez para, más al azar que con cabeza, envíar el balón al área. En territorio peligroso, Aketxe se convirtió en el tiburón que solo necesita oler la sangre para armar la pierna, aunque un control erróneo complicaba excesivamente las cosas al delantero. Era un error tras otro. Pérdida inicial, pase a la olla, mal control... Pero el esférico seguía ahí, donde les gusta a los depredadores, y el bilbaíno continuó erre con erre, intentando moverse en apenas una losa y encontrar hueco ante un muro como Biel Ribas.

En una apuesta nadie hubiera dado un euro por el delantero albinegro, posiblemente ni él mismo. El balón no podía acabar en otro sitio que no fuera en las manos del gigantón balear, hasta que el esférico salió de las piernas de Aketxe y el cuerpo del meta murcianista, como ese unicornio del que no se separa Agnes, una de las niñas de la película de Gru, se convirtió en algo tan blandito que ni el cuero perdió la ocasión para abandonar sus brazos, como él hiciera en verano con el Cartagena, y cruzar casi llorando la línea de cal. No dudó el árbitro asistente para alegría de los de Monteagudo y para decepción de los murcianistas que, pese a que quedaba media hora por delante, se mostraban demasiado lejos de encontrar la fuerza necesaria para volver a poner el empate en el marcador.

Será Biel Ribas el 'villano' que hoy ocupará, para su desgracia, la mayoría de los titulares, pero el balear solo fue un eslabón de una cadena que sigue teniendo demasiadas piezas sueltas; déficits, como diría José María Salmerón, que a las primeras que el Real Murcia se ha enfrentado a un equipo de entidad han vuelto a hacerse evidentes.

La falta de opciones defensivas obligó al técnico murcianista a apostar por una versión ofensiva poco propia de él. Parecía difícil de creer, pero ahí estaban Fran Carnicer por delante de Armando y David Sánchez; Santi Jara, Pedro Martín y Chamorro.

No hubo tiempo a analizar nada, en el minuto 3, como ya se ha convertido en una costumbre en cada partido a domicilio de los granas, el marcador ya pesaba a las espaldas. Sin ni siquiera insistir, Óscar Ramírez encontró el filón perfecto en la figura de Forniés y con un centro prácticamente dibujado con un compás sobrepasó a toda la defensa visitante para encontrar en el segundo palo a un Jesús Álvaro que se sintió más alto que nunca. Sus 1'75 metros y la falta de marcaje fueron suficientes para, sin ni tener que saltar, batir a placer a Biel Ribas para alegría de un estadio que todavía no se había acomodado en sus butacas.

El gol abría el camino, pero los siguientes minutos dejaron muchas más pistas. Mientras que el Cartagena es un auténtico equipo con las ideas claras, en el que muchos de sus jugadores no tienen ni que mirarse para encontrarse; el Real Murcia es un puzle de mil piezas que no se tiene solución ni con el paso de tres entrenadores por su banquillo. Salmerón, como el que se ve obligado a comer lentejas o guisantes, se ha encontrado con una plantilla que poco tiene que ver con sus preferencias, y, cuando tenía la oportunidad de demostrar que la dinámica positiva de las últimas jornadas era la verdadera identidad murcianista, todo se fue al traste.

Solo había que mirar el centro del campo para encontrar las diferencias. Ahí estaba Chavero dando sentido al juego, y Cristo y Kuki Zalazar poniendo en continuos aprietos a la defensa. Las combinaciones albinegras destrozaban a un Real Murcia desubicado, sin orden, demasiado perdido durante interminables minutos, donde Armando y David Sánchez hace tiempo que perdieron los galones que dan jerarquía en un terreno de juego.

Si los de Monteagudo se fueron al descanso con una victoria por la mínima fue en gran parte gracias a la magnífica actuación de Pedro Orfila. A diferencia de Álex Ortiz, que temblaba como un niño pequeño en la noche de Halloween, el ex del Numancia se mostró como un coloso, una auténtica pesadilla para Zalazar, el más activo del bando local, y para Aketxe. Fue el único pilar de una defensa que volvió a hacer aguas. Forniés era incapaz de frenar a Óscar Ramírez, Juanra tenía dificultades para no volverse loco y el mencionado Ortiz no estaba preparado ni para sacar el balón.

Fue media hora de auténtica superioridad albinegra. Achicar balones era el único recurso de un Murcia que, pese a su enorme potencial arriba, no encontraba la salida de emergencia. Los chispazos de Santi Jara, de los pocos que se salvó de la quema en la primera parte, apenas hacían cosquillas a un Cartagena muy ordenado. También les favorecía la falta de ritmo de Pedro Martín, una sombra del jugador que enamoró en las primeras jornadas, y la desconexión absoluta de Fran Carnicer. Para agravar las cosas Chamorro se encargó de engordar su mala fama.

La única posibilidad de los granas estaba en las salidas del FC Cartagena. Empeñados en sacar el balón jugado, los albinegros se liaron de tal manera que pudieron autoagredirse. Fue en una de esas pérdidas, en las que Chamorro recibió solo delante de Pau Torres. No tuvo que temblar el meta albinegro, porque el '9' grana no solo no remató sino que hizo falta a un defensa.

Como en la vida siempre hay una segunda oportunidad, el murciano y exalbinegro pudo desquitarse de las risas que su nombre despierta en las gradas nada más iniciarse la segunda parte. Sin tiempo a acomodarse en el terreno de juego, Juanra se aventuraba por la banda y servía para que un centro al delantero, que, en esta ocasión, realizó un gran remate de cabeza cruzado para batir a Torres.

Tras el 1-1 llegaron los únicos minutos en los que el FC Cartagena se sintió noqueado. El Murcia intentó sacar la cabeza. Con Armando más adelantado estuvo más cómodo, pero ahí volvieron a surgir los déficits de la plantilla. Biel Ribas se disfrazaba de villano, el banquillo no actuaba como revulsivo y las estrellas -Chamorro, Pedro Martín y Fran Carnicer- se olvidaban de la necesitad de ganar el partido para tomar el camino de vestuarios antes de tiempo por distintos problemas físicos.

El larguero evitó que Aketxe celebrara el segundo de la noche y la prolongación hizo sacar a los granas la energía que no habían gastado durante gran parte del encuentro, pero los premios ya estaban repartidos, y el Murcia no pudo evitar que el error de Biel Ribas fuese decisivo en un partido que comenzó siendo el 'villano' y acabó convertido en 'aliado' del Cartagonova.

La crónica de Diego Sánchez

Final feliz tras una semana cargada de proclamas, objetivos y deseos por parte del FC Cartagena, que lograba doblegar al Real Murcia por 2-1 en un derbi vibrante, con goles, alternativas y alguna que otra jugada con polémica. Los ingredientes eran propicios, pero no siempre los partidos salen como el aficionado espera ver.

Y es que tras el varapalo de la temporada anterior, este año todo fue mucho más comedido. El mero hecho de llegar al partido ante el eterno rival como líder era argumento más que de sobra para certificar el buen momento y tratar de enmendar erores pasados. El equipo de Monteagudo cumplió el guión que le esperaba sobre el césped del Cartagonova y se llevó los tres puntos, brindó con su afición por el liderato y por certificarlo ante el bloque grana.

El bloque entrenado por Monteagudo jugó más y lo hizo con más sentido, más intensidad, más chispa y mejor colocado que el Real Murcia. El FC Cartagena dominó muchos minutos a un Real Murcia al que le costaba llegar con cierta coherencia a la meta de Pau Torres.

Pero el gol de Jesús Álvaro en el minuto 3 de partido fue también un bálsamo para los cartageneristas, que veían casi desde el comienzo como habían recorrido mucha parte de este camino en la pugna de fuerzas y de estímulos entre los dos combatientes.

El tanto llegó desde la derecha. Un gran centro de Óscar Ramírez al segundo palo encontró a su compañero de la otra banda para que, de cabeza, mandara el balón al fondo de las mallas. Fue una bonita acción ofensiva iniciada por un defensa y acabada por el otro.

El gol le dio alas, como no podía ser de otra manera, al FC Cartagena, que conseguía meter más presión al Real Murcia y además jugaba con cierta sensación de superioridad. El entrenador decidió que Cristo debía estar de nuevo en la media punta y que Kuki Zalazar cayera a banda. El segundo, al igual que el primero, fueron de lo mejorcito ayer de su equipo. Zalazar andaba siempre involucrado en todas las acciones ofensivas de su equipo. Presente, incisivo, listo en el balón corto, solo le faltó acierto en el borde del área. Cristo Martín, por su parte, aportaba la pausa que siempre necesita su equipo, el cambio de ritmo, el fútbol control que nadie sabe practicar como él y la combinación adecuada para llegar cerca de las inmediaciones de Biel Ribas.

Chavero, por contra, estuvo demasiado apagado en la primera parte. Aunque su objetivo era sacar el balón controlado, no podía hacerlo como él hubiera querido. Andaba muy controlado por Fran Carnicer o Chamorro y retrasaba en exceso su posición, tanto que su aportación resultaba casi nula, ya que el balón estaba demasiado lejos de causar algún roto en la defensa grana.

El conjunto de Salmerón llegaba a empellones a la meta de Pau Torres. Aún así, tuvo las ocasiones adecuadas para poner el empate antes del descanso. Un remate de Pedro Martín en el minuto 30 puso un nudo en la garganta de los más de nueve mil espectadores que acudieron al partido. Juanrra envió el balón medido al área pero su compañero mandó, en boca de gol, el balón demasiado alto.

El Cartagena iba perdiendo peso ofensivo y aunque tocaba con rapidez y combinaba con precisión, se le echaba en falta la sensación de haber podido someter al Real Murcia y no haberlo hecho.

Zalazar, de remate cruzado, en una rápida acción, puso el 'uy' en las gradas y Chavero en una gravísima equivocación, regaló un balón a Chamorro a cinco minutos para el final de la primera parte, pero el exjugador albinegro se entretuvo demasiado, tanto que Zabaco llegó incluso antes que él, en una oportunidad inmejorable para marcharse a la caseta con el empate.

La segunda parte arrancó justo al revés de como lo había hecho la primera. Un balón centrado desde la izquierda por Fornies, quien se incorporó rápido a una contra lanzada por Armando, finalizó con un buen centro del lateral izquierdo grana, que encontró la cabeza de Chamorro. Éste se elevó por encima de Zabaco para cruzar al otro palo el balón y dejar a Pau Torres haciendo la estatua.

El partido volvía a comenzar de cero y el Murcia conseguía devolver el golpe que había encajado en la primera parte rápidamente.

El bloque cartagenero lo acusó y anduvo sobre el campo algo 'grogui' durante un buen rato, cerca de un cuarto de hora.

Pero parece que ayer debía ser el día de los albinegros, porque Aketxe vio la oportunidad que había estado buscando durante todo el partido. Un pase de Hugo Rodríguez que se le marchaba hacia fuera en el control, lo remató el vasco más por instinto que por otra cosa. Se encontró con un Biel Ribas que se 'comió' un balón blando y fácil y éste le pasó por debajo tras tocarlo levemente. El esférico entraba lentamente ante la mirada de todos, especialmente de Cristo Martín, quien asistía más como espectador que como jugador. La pelota tocó en el palo antes de entrar y la defensa lo sacó. La acción sembró de dudas durante unos segundos a todos en el Cartagonova. Los aficionados lo celebraban, los jugadores esperaban la decisión del colegiado, mientras que éste miraba a su asistente para ver si él lo tenía más claro. Finalmente, David Gálvez Rascón dio validez al tanto y las cámaras de televisión certificaron que así fue, que el balón entró y que el 2-1 era una realidad.

Salmerón hizo un doble cambio dotando de más vigor el ataque, con jugadores de segunda línea, en el caso de Llorente, o referentes como Molinero para buscar de nuevo el empate.

El FC Cartagena prefirió guardar la ropa ya. A falta de 20 minutos Aketxe pudo hacer el tercero cuando recibía un pase filtrado de Cristo Martín al borde del área. El vasco vio ángulo y disparó y su chut se fue al larguero antes de salir por la línea de fondo.

En el último cuarto de hora el Real Murcia insistió con ahínco. Juanra remató de cabeza un saque de esquina y la defensa sacó bajo palos el balón. Por entonces el entrenador ya había dado salida a Moisés por un Óscar Ramírez que acabó lesionado.

Molinero lo intentó con otro disparo en el 82 dentro del área grande. Aunque estaba algo escorado probó con el exterior de su pie y el balón, lejos de coger el ángulo que buscaba, se marchó demasiado alto.

Los de Salmerón agotaban sus últimas balas con acciones sobre todo que llegaban a balón parado. El Cartagena buscaba alguna que otra treta para perder tiempo. Juanrra con un cabezazo que se marchó a saque de esquina, remató en el tiempo añadido y Llorente también con un disparo que detuvo Torres sin dificultad.

Los tres puntos se quedaron en casa para alegría de los aficionados albinegros, que no querían ver otra cosa que su equipo jugara bien y que derrotara mejor al eterno rival.

Este resultado mantiene al FC Cartagena líder. El equipo dirigido por Monteagudo ha sumado cuatro triunfos y dos empates en las últimas seis jornadas. Cualquier atisbo de crisis la ha evaporado en un abrir y cerrar de ojos. Nadie se acuerda ya de silbar al equipo como el pasado 29 de octubre, tras empatar ante Las Palmas Atlético. En el fútbol, del amor al odio hay una fina línea, la que separa al balón de estar dentro o fuera de la portería.

Ficha técnica

FC CARTAGENA. Pau Torres, Óscar Ramírez (Moisés, 73), Jesús Álvaro, Josua Mejías, Míchez Zabaco, Cordero, Hugo Rodríguez (Álvaro González, 83), Chavero, Aketxe, Cristo Martín y Kuki Zalazar (Sergio Jiménez, 73).

REAL MURCIA. Biel Ribas, Juanra, Orfila, Álex Ortiz, Forniés, David Sánchez, Armando, Fran Carnicer (Llorente, 62), Santi Jara, Chamorro (Molinero, 60) y Pedro Martín (Nadjib, 78).

Goles. 1-0. Minuto 3: Jesús Álvaro. 1-1. Minuto 46: Chamorro. 2-1. Minuto 59: Aketxe.

ÁRBITRO: David Gálvez Rascón, del comité madrileño. Amonestó con cartulina amarilla a los locales Josua Mejías y Aketxe. Por el Real Murcia fueron amonestados Chamorro y Armando.

Estadio: Municipal Cartagonova. 9.250 espectadores.