Ni la llegada de Raúl Moro al consejo de administración del Real Murcia ni la compra por parte del extremeño del paquete accionarial que le convierte en dueño del club han servido para que mejoren las relaciones entre la entidad murcianista y la Agencia Tributaria. A diferencia de otros clubes, como el Albacete y el Racing de Santander, que con la llegada de un nuevo grupo empresarial han conseguido que la AEAT flexibilice su postura, el conjunto grana no solo sigue caminando sobre el alambre, sino que además en los últimos meses ha visto como los responsables de Hacienda han aumentado las presiones hasta el punto de ordenar el embargo de cualquier cantidad que entre en las arcas de Nueva Condomina, lo que dificulta la supervivencia de la entidad en una categoría en la que los ingresos son mínimos.

Casi un año después de que Raúl Moro aterrizase en Murcia, el grupo del extremeño no ha dado ni un paso para intentar convencer a los técnicos de la AEAT de que los movimientos del club van destinados a poner remedio a una deuda que engorda cada día. Pese a que los responsables de Hacienda dejaron claro que hacían falta gestos, el consejo de administración grana no está abonando ni la seguridad social ni el IVA. Además, sus declaraciones, quitando importancia al problema e indicando que no tienen ninguna prisa en tomar medidas, tampoco han ayudado. Deseado Flores, consejero delegado del club, llegó a indicar que «una buena taquilla en la Copa aseguraría traer grandes fichajes en el mercado de invierno».

La respuesta de la Agencia Tributaria no se hizo esperar. Si hace unos meses, tal y como publicaba esta redacción, ya mostraban su malestar con la actitud del Real Murcia e indicaban que se estaba estudiando una nueva demanda contra el club, nada más comenzar la temporada la entidad ha empezado a recibir los primeros embargos. Una medida que contrasta con la actitud de los técnicos de la Agencia Tributaria con otros equipos que desde el primer día se han puesto manos a la obra para intentar conseguir un respiro por parte del fisco.

El Grupo Skyline lo tuvo claro desde que su entrada en el Albacete el pasado mes de junio. Con el ascenso a Segunda conseguido, el club no podía inscribirse en la categoría al tener una deuda de 4 millones de euros con Hacienda, por ello los nuevos responsables del club inyectaron a la entidad el dinero necesario para finiquitar las cantidades pendientes con la administración pública. «El primer gran fichaje fue saldar la deuda con Hacienda», explicaba Víctor Varela, consejero delegado del club manchego.

Algo parecido ha ocurrido en el Racing de Santander. El Grupo Pitma se convertía en máximo accionista después de que el club no se materializase el ascenso de categoría, y en unos meses ya ha conseguido que la deuda con Hacienda pase de 9 a 5,1 millones de euros. Y lo han logrado sin necesidad de llegar a un acuerdo singular, demostrando que hay distintas fórmulas válidas para convencer a la AEAT.

En este caso concreto, los responsables racinguistas decidieron ganarse la confianza de la Delegación Central de Grandes Contribuyentes comprometiéndose a dedicar cualquier ingreso que entrase en las arcas del club a pagar la deuda pendiente.

Así tanto el dinero conseguido en la campaña de abonados, como los pagos que la entidad tenía pendientes de cobrar por los traspasos de Koné al Leganés y de los hermanos San Emeterio al Sevilla, no han ido a parar a El Sardinero sino directamente a la administración pública. Es más, los actuales dueños del club, que están dotando a la entidad de la liquidez necesaria para ir pagando todos los gastos del día a día, también han dedicado a reducir la deuda lo percibido por los derechos de formación de Ezequiel Garay o un pago que quedaba pendiente de la LFP por el descenso de hace dos veranos.

No hay que irse al otro lado de España para comprobar que los clubes se han puesto serios para ponerse al día con la administración pública. El FC Cartagena, por ejemplo, también ha ido dando pasos poco a poco desde que Paco Belmonte asumiese el control de la entidad cartagenerista. Primero consiguió sacar adelante un concurso de acreedores que le daba un respiro importante, posteriormente saldó la deuda con la Seguridad Social y hace un mes anunció que había abonado un millón de euros para quedarse a cero con la AEAT.

El Elche es otro de los clubes de Segunda B que ha acercado posturas con el fisco. Los ilicitanos, que tienen casi diez millones pendientes de pago, desembolsarán inicialmente un millón de euros, y luego abonarán dieciséis plazos, cuyas cantidades variarán dependiendo de la categoría en que militen -en Segunda B serían unos 500.000 euros en dos pagos por año-.

El Recreativo de Huelva quiere ser el próximo. La entrada del grupo madrileño Eurosamop venía unida al compromiso del Ayuntamiento de asumir los 8,6 millones que se adeudan tanto a Hacienda como a la Seguridad Social. Desde la entidad onubense, que tienen embargadas todas sus cuentas y que hasta el 13 de noviembre no cobrarán el dinero de los carnés de abono para intentar evitar que esta partida vaya directa a las arcas públicas, esperan que en las dos próximas semanas el Consistorio asuma su compromiso y haga frente al pago de la deuda para conseguir que se levanten los embargos que ahogan a la entidad centenaria.

De producirse, ese será un paso definitivo, pero no el único, y es que los consejeros del Recreativo llevan un año intentando acercar posturas con la AEAT. «De junio a junio, la deuda con la AEAT ha bajado en un millón de euros», explicaba Jesús Pulido, añadiendo que «todos los meses se ha pagado a la Seguridad Social y el IVA, y si algún mes no se ha podido, se ha aplazado».

Hasta el Castellón, de Tercera División, ha demostrado que si se quiere se puede. Con la llegada de un nuevo grupo presidido por el empresario Vicente Montesinos, el histórico club, que estaba en riesgo de desaparición, ha conseguido alcanzar un acuerdo con la Seguridad Social para aplazar el pago de los 1,3 millones que tienen de deuda en los próximos cuatro años.