Los primeros meses de la temporada siempre han sido para el Real Murcia los más tranquilos a nivel económico. Los ingresos de la campaña de abonados suelen dar un respiro que se alarga hasta noviembre y diciembre. Un ejemplo claro es el del pasado curso. El dinero recaudado con la venta de carnés permitió a Guillermo Martínez Abarca, anterior presidente grana, y a su consejo de administración ir salvando las nóminas de la plantilla sin prácticamente retrasos. La construcción de un equipo de perfil bajo, cuyos salarios iban de los 20.000 a los 45.000 euros, también fue importante para un club en el que los ingresos se limitan a lo que se consigue en la venta de carnés. A diferencia de lo que está pasando esta temporada, que Raúl Moro ya está teniendo problemas para abonar las nóminas de septiembre, Martínez Abarca, quien siempre dejó claro que el consejo que él presidía no tenía liquidez para poder mantener al club y que se limitarían a hacer el máximo esfuerzo para conseguir ingresos extras, logró ir salvando los pagos hasta octubre. Los primeros retrasos llegaron en noviembre, aunque la ampliación de capital llevada a cabo por la entidad permitió que el abogado murciano abandonase el cargo en diciembre con la plantilla al día.

La gran apuesta económica realizada en esta temporada por Raúl Moro y Deseado Flores en la construcción de la plantilla, así como los importantes gastos que genera el club han hecho que en esta ocasión lo recaudado en verano -a la campaña de abonados hay que sumar los 150.000 euros que se ingresaron por la venta de Arturo al Levante, así como lo obtenido por los derechos de formación de Borja Bastón-, han hecho que ya no haya liquidez en las arcas de Nueva Condomina.