No están siendo las alegrías completas para el UCAM Murcia, sea cual sea el rival que se le ponga por delante. Se trata el equipo universitario de un bloque que, después de mes y medio de pretemporada y dos meses de competición, no consigue arrancar como bien merece un club candidato al liderato y al posterior ascenso de categoría. A ralentí, con la suerte de cara a gol prácticamente cegada en su totalidad, y sin lograr que todo el equipo rinda a buen nivel salvo en contadas excepciones, no muestran los universitarios las señas de identidad que su entrenador, Lluís Planagumá, intenta plasmar cada semana a partir de su manual de juego.

Fue de nuevo otro recién ascendido -aunque vaya recién ascendido- el que neutralizó la idea del UCAM en base a su buena pegada y a una presión asfixiante. En base a esas premisas, no supo contrarrestar el equipo universitario la propuesta del conjunto sevillano: solo la velocidad y la chispa de sus hombres de ataque arrojaban luz en la ofensiva, y en determinadas fases del partido.

Apretó un Écija tosco las tuercas al UCAM en la primera mitad, y más replegado en la segunda, convirtió el partido en una guerra repleta de interrupciones, golpes y mínimo control del juego. Y cuando el UCAM Murcia lograba imponer su ley, se diluía al poco tiempo como el analgésico efervescente en un vaso de agua. Fue así como las ventajas en el marcador, por doble ocasión, duraron exactamente ocho minutos a los universitarios. El Écija dejó claro que no le cuesta ir a cuestas en el marcador, incluso parece que le motiva y enchufa aún más.

No es líder por casualidad el club sevillano de este Grupo IV, que aunque puede que termine por desinflarse posteriormente -sería, en teoría, lo normal-, se plantó como primer clasificado en La Condomina y salió, incluso, más reforzado en esa condición. Solo El Ejido ha sido capaz de ganarle tras diez jornadas, y el equipo que dirige Juan Carlos Gómez ya ha dado buena muestra al aficionado futbolero de la capital murciana de lo que es capaz de hacer. Ganó en Nueva Condomina y empató ayer en la vieja puerta de Orihuela.

Le duraba poco el balón al UCAM Murcia en la fase inicial del partido, viéndose obligado el guardameta Germán Parreño a intervenir con seguridad por alto y relanzando las jugadas desde su área con desplazamientos en largo. El causante de dicho condicionante fue el juego asfixiante que propuso, en el arranque del choque, el Écija. Jugador por jugador, la presión individual a partir del centro del campo en adelante cegó a un UCAM que no encontraba soluciones. Pero Arturo, un jugador que precisamente está para ofrecer esos remedios, apareció nueve jornadas después para firmar su segundo tanto del curso.

David López botó un saque de esquina a los cinco minutos de partido directo al punto de penalti, o mejor dicho, a la cabeza de Arturo. El remate picado pilló desprevenido a un Fermín que, pese a tocar, no pudo evitar el tanto que inauguró el marcador. Volvía el UCAM a aprovechar la estrategia para marcar, con la diferencia de que no lo hacía en las postrimerías del partido, sino todo lo contrario: quedaba un mundo por delante.

Pero esa 'ley de ocho minutos' que impuso el Écija en el encuentro surgió efecto en el 13', neutralizando el necesitado tanto de Arturo. Germán retrató ayer la imperfección de un triángulo que, por el momento, no es equilátero: ayer salió cruz al lanzar la moneda al aire. Moyita, con espacio para disparar desde fuera del área, ejecutó un chut potente que botó justo delante de Germán. Acompaño el balón acariciándolo levemente en una mala intervención que significó el empate a uno.

Comenzó un nuevo partido en el que ni UCAM ni Écija dejaban jugar a su oponente. El centro del campo se atiborró de piernas y solo por las bandas encontraban ambos conjuntos algo de profundidad en su juego. Aprovechó Jony una segunda jugada para tantear la seguridad del meta Fermín, que despejó sin miramientos un buen disparo lejano. Y avisó el Écija a balón parado en el minuto 35, merced a un obús teledirigido de Adri Crespo que se estampó en el travesaño. De hecho, el esférico golpeó en la parte inferior del larguero, propiciando que botase sobre la línea, e incluso puede que dentro de la portería.

Merced al empuje, poco antes del descanso tuvo el UCAM una doble ocasión de gol clamorosa. Recuperó Isi Ros en el vértice derecho del área, y en el mano a mano ante Fermín, llevó las de perder tras una buena estirada abajo del portero visitante. En la jugada siguiente, Arturo recogió el rechace y templó el balón sobre el área para que Chevi, que entró con todo, remató fuera de cabeza.

Acabó el UCAM el primer tiempo dominando y llegando con cierto peligro, y comenzó el segundo controlando los tempos del partido. Encontraba la profundidad necesaria en los costados gracias a sus laterales, Carlos Moreno y el reconvertido Víctor García, quiénes buscaban a un incisivo y trabajador Arturo que derrochó fiereza en sus apariciones. Los tres centrales del Écija sufrían la movilidad y la presencia del cartagenero, y el UCAM, más adelantado y relajado que en el primer tiempo, obligaba a los visitantes a salir desde atrás con el pelotazo, sin concesiones. Pero a partir del minuto 70, el encuentro entró en una dinámica de locura, de protestas, de balones divididos aplacados a golpe de patada y de muchísimas interrupciones. El coche que porta la camilla se paseó por todo el campo durante varios minutos sin incidencias reseñables pese a que, finalmente, no fueron necesarias sus apariciones.

El UCAM entró en un estado de nerviosismo que no le benefició, y prueba de ello fue la acción que terminó con la expulsión de Urko Arroyo, que agredió a un contrario sin el balón de por medio y enfiló el camino hacia las duchas antes de tiempo. Pero, pese a quedarse con un futbolista menos, el UCAM salió con una rabia y un descaro excepcionales a por la victoria que bien mereció un final feliz. Una buena jugada trenzada por Marc Fernández, que combinó con Carlos Moreno para que éste le dejase de cara en la frontal, concluyó con un envío potente imparable para el guardameta visitante. Era el minuto 83, y pese a que Arturo pudo firmar la sentencia justo después, el Écija aplicó su ley al poco de entrar en el tiempo añadido. Abraham puso desde la derecha un centro-chut potentísimo que Castro, que solo tuvo que poner la pierna, introdujo en la portería sorprendiendo a Germán. Se le acabaron el tiempo y las fuerzas al UCAM para conseguir la heroica. La épica, esta vez, no apareció por casa, un hogar del que ya han volado casi la mitad de los puntos de los que pudieron quedarse en Murcia.