¿Cuándo y cómo entró en su vida el deporte?

Siempre he sido una niña muy activa y toqué muchos palos hasta que descubrí el tenis. Hice natación, he jugado al fútbol toda mi vida e incluso ballet.

Pero al tenis, me contó una vez, llegó gracias a un vecino.

Sí. Nosotros teníamos un dúplex y al vecino de al lado le gustaba mucho el tenis. Jugábamos en la calle, nos cargamos varios nidos de las terrazas y más de un coche se llevó un bolazo. Y a los 6 años me apunté al Cordillera.

¿Evolucionó muy rápido?

Yo coincidí con una generación de chicas muy buenas que crecimos muy rápido. A nivel regional gané muchos torneos, pero para destacar a nivel nacional me costó. De hecho, fui de las más tapadas.

Es que el tenis es complejo.

Es una carrera de fondo. He entrenado con mucha gente que apuntaba altísimo y que no ha llegado. La clave es trabajar y tener suerte de seguir compitiendo.

¿Y por qué puede seguir compitiendo usted hoy en día?

Porque las lesiones me han respetado y mi familia lo ha podido soportar económicamente, aunque haciendo malabares porque es muy caro. Además, he conseguidos resultados que han dado opciones de creer que puedo seguir dando más.

¿Está estudiando?

Sí, hago Psicología en la UNED, me cojo cinco asignaturas por año. Voy tranquilamente pero me ayuda mucho porque tengo algo en lo que pensar aparte del tenis, es mi vía de escape y soy una friki de la psicología. Llevo muchos años trabajando con un psicólogo deportivo y me ha ayudado mucho.

Antes un deportista decía que tenía psicólogo y pensaban que estaba loco, pero ahora...

Bueno, todavía hay gente que no lo ve, pero es una parte más del entrenamiento. En el tenis, un deporte que es tan solitario, la mente es el 60%.

¿Cuánta gente hay en su equipo técnico?

Mi entrenador es Jorge García Marín, con el que llevo ya diez años, y es la persona que más me conoce, pero a los torneos tengo que viajar sola. Ese es uno de los hándicaps para seguir creciendo, ya que al ser un deporte tan caro, viajar dos personas duplica los gastos y todo corre de cuenta de mi familia. Para ser profesional es algo que debo cambiar, porque necesito que alguien me dé su punto de vista para progresar.

¿Le suele dar vueltas a la cabeza?

Sí y eso es malo. Pero he aprendido que cuanto más piensas, más lento te vuelves. Tengo que confiar en el trabajo y en mí. Cuando mi cabeza se convierte en una olla en la pista, no estoy atenta a nada. Mi entrenador me ha hecho ver que todo es muy relativo, que ni lo bueno es tan bueno, ni lo malo tan malo.

Ha ganado este año dos títulos de dobles, una modalidad que se le está dando bien últimamente.

Sí, es lo que mejor se me ha dado esta temporada. He encontrado una compañera, Inés Murta, con la que me complemento muy bien. Los dobles son muy divertidos porque no estás solo en la pista, puedes consultar con tu compañera y los puntos son mucho más dinámicos, con cambios de ritmo.

¿Le ha causado disgustos llamarse Alba Carrillo, como la exmujer de Feliciano López?

Digamos que llevo una cruz encima, pero me lo tomo con humor. Ha dado la casualidad de que este personaje del corazón también está relacionado con el tenis y cuando buscas en google ´Alba Carrillo tenis´ salgo yo.

Pero al principio le chocaría que la citaran en Twitter por llamarse igual.

Claro, no entendía nada, porque no era ni una ni dos veces. Cuando Alba Carrillo estuvo en Supervivientes me llegaban hasta mensajes de un club de fans que se suponía que era mío. Además, puse un tuit con las capturas de pantalla de los mensajes que me llegaban riéndome del asunto que tuvo más éxito todavía.

Esa cruz también la llevo yo con el Dioni del furgón.

Así es. A mí, en el día a día, siempre me hacen alguna broma; vamos, veo que me entiendes.

¿Es cierto que los tenistas reciben llamadas de mafias de apostadores para dejarse perder?

Así es. Además, en el nivel que estoy compitiendo yo es donde más se nota, en los torneos femeninos de ITF, porque Rafa Nadal y esta gente no tiene necesidades económicas, pero gente en mi situación sí. Es mucho más fácil caer en la tentación a estos niveles.

¿Le han llegado ´ofertas´?

Sí que me han llegado ofertas para entrar en esa red o para dejarme perder. También me llegan amenazas de muerte, insultos... Al final, nosotras tenemos unas instrucciones de la ITF, que es cuando nos llegan este tipo de mensajes, reportarlos al supervisor. El primer mensaje choca porque es un lenguaje agresivo, pero yo ya los colecciono, incluso me hacen gracia.

Pero es muy triste.

Sí, pero es que hay gente que se dedica a esto, apostando dinero a jugadoras que intentan crecer. Tengo muy claros mis valores y jamás lo haría, pero ponte en el caso de una persona que no tiene recursos, que duerme en el suelo, comiendo bocatas y que depende de si gana o no para saber si puede seguir. Cuando le llega una oferta a alguien a través de la que le pagan los viajes y un salario mensual a cambio de información, entiendo que se lo piensen.

¿Y usted, ha tenido que dormir en el suelo para sobrevivir?

Generalmente suelo viajar en condiciones normales. Entre la gente de mi categoría tenemos la coña de que somos la clase baja del tenis y estamos acostumbrados a gastar lo menos posible. Compartimos habitación, coche, y buscamos alojamientos baratos aunque estén lejos de las pistas del torneo.