El banquillo del Real Murcia se ha convertido en una trituradora. Después de que Manolo Sanlúcar dirigiera al equipo las primeras siete jornadas y que en las dos últimas el club recurriera a Víctor Basadre, técnico del filial grana, para tratar de buscar un revulsivo que no llegó, ayer se conoció de manera oficial que José María Salmerón, una cara muy conocida en la Región por haber dirigido al extinto Lorca Deportiva y al UCAM tanto en Segunda como en Segunda B, es el hombre en el que el director deportivo, Deseado Flores, ha depositado todas las esperanzas para tratar de resucitar a un equipo que lleva dos victorias en nueve jornadas de Liga. La trayectoria del preparador almeriense y el hecho de que se dejara ver en una reunión con los dirigentes del Murcia en un hotel de Lorca convertían a Salmerón en candidato, pero no el primero de la lista, ya que el objetivo era sentar a Claudio Barragán en el banquillo de Nueva Condomina.

De hecho aunque el nombre del nuevo técnico era la noticia más esperada por el murcianismo, la realidad es que las negociaciones con Claudio Barragán estaban muy avanzadas, demasiado como para romperse de una manera tan drástica. En el divorcio entre Deseado Flores y Claudio está claro que existe una tercera persona. Aunque una negociación de este tipo no es fácil que se rompa cuando solo quedan por cerrar los últimos flecos, la realidad es que Salmerón se ha encontrado antes de llegar con una gran suerte, ya que el Hércules de Alicante, que el domingo por la noche despedía al exgrana Gustavo Siviero, también anda buscando sustituto para su banquillo y parece que el perfil de Claudio Barragán les ha resultado apetecible, por lo que si el valenciano se comprometiera con la entidad alicantina sería evidente el porqué de su plantón al Real Murcia. Ayer noche, al cierre de esta edición, el diario Información de Alicante ponía de relieve que Claudio estaba muy cerca de estampar su firma en el despacho de Javier Portillo, el director deportivo herculano, y que estos contactos iniciados por la mañana de ayer fueron los que impidieron que Barragán vaya a ser el nuevo jefe del banquillo grana. El propio Deseado Flores no tenía a José María Salmerón como primera opción, ya que algunos pesos pesados del vestuario como David Sánchez habían avalado la posible llegada de Barragán, quien incluso el domingo vio el partido ante el Marbella en un palco VIP.

Ahora, culebrones al margen y con las negociaciones acabadas, toma las riendas un José María Salmerón que se caracteriza por la solidez defensiva de sus equipos, aunque a veces suelen rozar el aburrimiento. El entrenador almeriense es un defensor del 4-2-3-1, un dibujo que le funcionó en el UCAM y que casi con toda seguridad va a poner en marcha en el conjunto grana. Con Checa y Remón en el doble pivote, el UCAM de Salmerón hace dos cursos en Segunda B era un equipo al que era casi imposible hacerle goles. También es de esos entrenadores a los que no le gusta que sus defensas saquen el balón con desplazamientos largos y no tiene problemas en que sus centrales toquen y toquen hasta que consigan superar la primera línea de presión del rival.

Sus equipos son de posesiones muy largas, sobre todo cuando actúa como local, ya que como visitante los planteamientos de Salmerón se vuelven un poco más conservadores. Para el preparador andaluz, sus extremos tienen que encarar al rival porque no tienen las espaldas tan cubiertas por unos laterales que, en el caso de Salmerón, no le gusta que pasen del medio campo. Se trata de un técnico de «resultados cortos» y otra de sus características es que suele apostar por un solo hombre como referencia ofensiva, algo que en el conjunto grana le viene bien ya que con la lesión de Curto, se queda Pedro Martín como único hombre de garantías para el ataque murcianista.

A pesar de conocer la Región y la capital, Salmerón va a coger las riendas de un caballo que solo puede marchar por dos caminos, bien que el animal se deje domar y se vuelva manso o que, en el peor de los casos, la bestia decida seguir cabalgando libre. El currículum de Salmerón es grande, pero el peso del banquillo grana también es una losa que no todo el mundo está preparado para soportar. La trayectoria de Salmerón es larga, pero la presión y la exigencia que tendrá en el banquillo grana no la ha vivido, al menos en esta tierra.