Qué magia o hechizo envuelve al Grupo IV de Segunda División B, que ganar cuesta un mundo a cualquier equipo. La tarde de ayer vertió la enémisa muestra de que conseguir un triunfo en esta congregación sureña implica un gasto de sangre y sudor que no conoce límites. UCAM Murcia y Lorca Deportiva plasmaron la dificultad de poder sumar los tres puntos en un encuentro en el que ambos equipos necesitaban ganar, uno con más premura que el otro. El planteamiento fue claro por parte de Lluís Planagumá, técnico universitario, pero también lo esgrimió al máximo su homónimo, Manolo Palomeque, desde el área técnica lorquinista: dominar para atacar; defender y saber sufrir para seguir sumando puntos.

Se duerme y desespera el UCAM Murcia en diversas fases del partido con el balón en los pies. Si bien el rival de ayer esperó y aguardó, y necesitaba de un fútbol vertical y rápido constante para poder hacer daño sobre la meta que defendió Alberto Hortal, el Lorca absorbió todo el potencial ofensivo universitario sostenido por una línea de cinco zagueros en fase defensiva. Urzaiz, teórico centrocampista, se camaleonizó en esa demarcación cumpliendo con la exigencia. Gozó de más espacios el UCAM Murcia en la primera mitad, aunque quizá fue en la segunda parte cuando se acercó con más insistencia al tener el balón de forma prácticamente constante. La desesperación, que siempre da sus frutos. Una premisa de la que no pecó el Lorca Deportiva, que con sacrificio compensó sus carencias para complicarle la vida al pez grande.

Aprovechaba el UCAM la banda izquierda, con un activo Marc Fernández, para conjugar el peligro en el primer tiempo. Góngora se aprovechó de la cantidad de futbolistas que concentraba el extremo catalán para surtir con multitud de centros al área a sus delanteros. El propio Marc Fernández se sacó un disparo de la chistera desde la frontal que atajó Hortal con una buena estirada abajo. Isi Ros rompía líneas con su movilidad y con algún buen pase a la espalda de la zaga, pero en ocasiones, al habilidoso extremo de Las Torres de Cotillas le sobraba el último toque de balón.

Si bien el Lorca Deportiva se mantuvo agazapado durante el arranque del choque, el balón parado se convertiría en protagonista durante todo el choque -especialmente al final-. Los de Palomeque fueron adelantando líneas y sacudiéndose el dominio local sobre la figura de un Javi Saura que nunca encontró el último pase.

Pero la estrategia se convertía en el mejor arma para ambos contendientes. Argachá, por parte visitante, y Góngora para los universitarios, lanzaron y relanzaron desde las esquinas y a partir de faltas laterales sin conseguir el premio del gol. No obstante, la tuvo el UCAM de forma clamorosa, y por partida doble, tras un córner botado por el capitán zurdo. Fran Pérez, en el 32´, conectó un buen remate de cabeza que el meta Alberto Hortal desvió con grandes reflejos. El rechace, que cayó a los pies de Isi Ros, acabó siendo desviado por una muralla imposible de superar. Justo antes del descanso, el propio Isi pudo dar un duro golpe psicológico al Lorca Deportiva, pero su lanzamiento desde la frontal fue desviado levemente por el central Lincoln y el meta Hortal para terminar siendo escupido por el travesaño.

Tras el descanso, el UCAM Murcia ensanchó el campo y despobló la media para acumular futbolistas de ataque. Un buen centro desde la derecha de Carlos Moreno en el minuto 52 lo cabeceó Eizmendi, pero de nuevo, Hortal fue iluminado por la suerte para ver como el esférico se estampaba contra la madera. La lenta circulación exasperó por momentos al respetable de La Condomina, que volvía a presenciar el constante toque entre defensas mientras los minutos, poco a poco, iban quemándose en el reloj. El Lorca Deportiva se vio beneficiado por ese planteamiento, algo que Palomeque aprovechó para dar entrada a Fran y Pedro Montero e intentar así dar la campanada a través del contragolpe. Funcionaron las rápidas salidas al espacio, pero nunca para culminar de forma peligrosa sobre la portería del local Germán.

Arturo, quien entró en la segunda mitad, volvió a llevarse las manos a la cabeza para lamentar una ocasión perdida. Una jugada de fantasía de Quiles fue mal rematada por el cartagenero, que no ve puerta desde la jornada inicial en Granada. En el 70´, Isi Ros volvió a aparecer por enésima vez para intentar tirar la puerta abajo, pero tras perfilarse de forma magnífica dentro del área, vio como Hortal detuvo su disparo cruzado con la zurda. Poco después, de nuevo Quiles se probó desde fuera, siendo inteligente y probando desde una distancia más lejana aún: la muralla lorquinista no dejaba espacio alguno para poder entrar hasta la cocina.

El partido, en su fase decisiva, pecó de cierta locura y descontrol por parte de ambas escuadras. El balón duraba poco en las botas de los veintidós futbolistas, y los pases errados se sucedían de forma constante. No había m0tivos para la esperanza, para creer en un gol que sería decisivo en La Condomina, ni para unos, ni para otros.

Noventa minutos no habían sido suficientes para el UCAM. El Lorca, por su parte, se mantenía orgulloso de poder conectar su segundo empate a cero consecutivo, algo vital para un equipo que venía encajando varias goleadas. Pero la vertiente del juego que más rédito genera en Segunda B, inclinó la balanza, de forma merecida, eso sí, para el equipo de Planagumá. La colgó David López en el minuto 91, con rosca, directa la testa de un Jony Ñíguez que se elevó por encima de todos para enviar la pelota al fondo de las mallas. Explotó el UCAM, que conseguía volver a ganar en casa un mes después, y sucumbió el Lorca Deportiva, un equipo con oficio y matices para permanecer en la categoría. El UCAM, en base a un proyecto que sigue estando verde, acaricia el liderato en este caso con más mérito que fortuna.