El amistoso UCAM Murcia CB-Guaros Lara, correspondiente a la trigésimo segunda edición del Memorial García Zaragoza-Martínez Pardo de San Javier, solo duró 25 minutos. El choque tuvo un final surrealista, inesperado. Los hechos se desencadenaron a 4:47 del final del tercer cuarto. Mario Little, alero del conjunto venezolano, propinó un codazo sin sentido a Marko Lukovic en el centro de la pista en un ataque de los hombres de Ibon Navarro. La acción antideportiva provocó Vítor Benite le recriminara al estadounidense su acción, momento en el que los jugadores de ambos conjuntos que se encontraban en el banquillo saltaran a la pista. Con el reglamento en la mano, a los colegiados no les quedaba más remedio que expulsar a todos los componentes de los banquillos, con el agravante de que el Guaros se quedaría con solo cuatro jugadores el resto del choque. Con el entrenador principal, el argentino Guillermo Vecchio, expulsado por doble técnica, sus ayudantes decidieron que no continuarían el partido y todos sus jugadores se fueron a los vestuarios ante el desconcierto y la sorpresa de todos los presentes en el pabellón de San Javier, donde se reunieron unos mil espectadores.

Los colegiados, Andrés Fernández, Rafael Serrano y Alfonso Olivares, a los que les faltó cintura para solventar la situación, llamaron a continuación a los dos entrenadores para hablar con ellos en privado. Ibon Navarro decidió entonces formar dos quintetos y seguir entrenando mientras que los jugadores del Guaros recogían sus maletas rumbo a Tenerife, donde el domingo jugarán la final de la Intercontinental contra el Iberostar Tenerife, el campeón de la Champions League la pasada temporada. «No vamos a seguir con cuatro jugadores quince minutos cuando el domingo nos jugamos tanto», decían los responsables del club venezolano, el campeón de Sudamérica la pasada temporada ante la atónita mirada de todos los presentes.

«Nunca había vivido algo igual en mi vida, solo algo parecido hace unos años en Puerto Rico», decía Ibon Navarro tras el encuentro, quien también explicó que «entiendo que ellos venían a cumplir una parte de su preparación», pero que estaba claro que no era el final más apropiado para un amistoso de este calibre por el esfuerzo realizado por los organizadores.

Hasta el momento de la interrupción, el encuentro estuvo claramente dominado por el UCAM. Su tiro exterior desequilibró el choque desde el inicio. En los dos primeros cuartos, la efectividad alcanzó el 50% frente a un rival que maniató el juego interior murcianista pero que fue incapaz de frenar al trío de escoltas (Oleson-Urtasun-Benite) del plantel de Ibon Navarro. Pese a carecer el juego de la intensidad de un encuentro oficial, los murcianistas se tomaron mucho más en serio que su rival el duelo, que tenía la ausencia de su estrella, Nate Robinson, en Estados Unidos grabando una película con Shaquille O'Neale y Kyrie Irving. El tanteo de 16-4 de salida fue la carta de presentación. Mientras que los interiores sufrían, los exteriores se divertían bajo la batuta de Charlon Kloof, ese base que ya está causando sensación por su capacidad atlética. Pero Navarro no quería ni un solo despiste y ante una relajación defensiva de los suyos (19-11) reordenó las ideas antes del final del primer cuarto (22-14).

Sumando de tres en tres fue como el UCAM se escapó definitivamente en el marcador en el segundo cuarto. Los triples de Benite y Urtasun, además de varios 2+1 de Soko y Tumba, sacaron del partido al Guaros (41-18), que también perdió a su entrenador, el argentino Guillermo Vecchio, por dos faltas técnicas. Ibon Navarro, como en todos los amistosos, antepuso l reparto de minutos al marcador, aunque en esta ocasión también tuvo el condicionante de las rápidas faltas personales que cometieron sus interiores (Lukovic y Tumba se fueron al descanso con tres).

Después, en el arranque del tercer cuarto, se equilibraron las fuerzas, pero el partido acabó de la forma más inesperada y surrealista de la historia.