Ana Carrasco, pese a su juventud, siempre ha tenido las ideas muy claras. Cuando llegó al Campeonato del Mundo de Moto3 dijo que quería ser campeona. Todo el mundo la tomó por loca, porque nunca en la historia una mujer ni siquiera había subido al podio. No lo logró en el torneo que más focos de atención acapara, pero sí que se ha convertido en la primera fémina que gana una prueba de carácter mundial, compitiendo en las mismas condiciones contra hombres. «Estoy muy feliz. Me ha salido todo bien en la carrera, rodando en el grupo de cabeza desde el principio», manifestaba ayer a este diario la murciana desde Portugal, donde continuará unos días entrenando antes de regresar este miércoles a Cehegín. «En otras pruebas de esta temporada había estado muy cerca del podio, pero nunca lo logré», recordaba la joven de 20 años de edad, quien sigue teniendo el apoyo de varios patrocinadores personales que «me han permitido competir el año pasado en el Europeo y en el actual en el Mundial».

De momento, regresar al Mundial de Velocidad no está en sus planes a corto plazo, pero no deja de estar en su punto de mira: «El año que viene voy a continuar con el equipo ETG Racing en Supersport 300, pero será con el objetivo de proclamarme campeona del mundo», afirma con rotundidad.