Alberto Monteagudo imprime su sello en cada equipo que entrena, y una de las condiciones innegociables del técnico manchego es abrir el campo y llegar constantemente por ambos costados. En la primera victoria del curso para el FC Cartagena contra el Recreativo de Huelva se vio un equipo más directo que nunca, que por momentos descosía a la zaga visitante por las continuas incorporaciones por las bandas. Sin renunciar a la posesión del balón, no es el estilo de los albinegros marear el esférico constantemente sin penetrar en la defensa rival. Y esta campaña tiene los jugadores ideales para ello.

El lateral derecho Óscar Ramírez aterrizó hace un año en la ciudad portuaria con el cartel de defensa serio en sus tareas, pero no muy dado a cruzar la frontera del mediocampo. Sin embargo, cada partido que pasa el jugador catalán se atreve más y más a avanzar pegado a la línea de cal y sumarse a las jugadas de ataque. Ramírez fue el autor de la asistencia del primer tanto del partido, que llevaba la firma de Cristo Martín. Pero puso un par más de centros sensacionales que con un poco de suerte habrían acabado en el fondo de la red recreativista.

En cambio, el lateral izquierdo, Jesús Álvaro, no ha empezado tan bien la temporada. El canario sí que lleva en su ADN la faceta de correcaminos incansable. Con Cristo Martín forma una sociedad que ha dado muchas alegrías desde el costado zurdo del Cartagonova. Pero ni en la pretemporada ni en el primer partido liguero se ha visto la mejor del tinerfeño, aunque no se puede dudar de que volverá a galopar como si no hubiera un mañana y a trenzar acciones fructíferas.

Hasta aquí, nada es desconocido para la hinchada cartagenerista. Pero tanto en el Trofeo Carabela de Plata como en la primera jornada de competición, la grada ha descubierto un nuevo futbolista con más condiciones de velocista. Álvaro González, el pequeño extremo de 25 años fichado al Villanovense, es el heredero natural del zamorano Sergio García, que abandonó este mismo verano la entidad. El onubense, con sus escasos 171 centímetros, es un dolor de cabeza constante para el lateral que le tenga que marcar. Él solo, con un cambio de ritmo, puede superar por rapidez a su marcador y crear una jugada de gol. De hecho, en una acción en la segunda parte ante el Recreativo superó a tres defensores albiazules cuando partía en clara desventaja.

El otro extremo, Hugo Rodríguez, es más habilidoso y destaca por su golpeo balón parado, pero no deja de ser un jugador de banda que puede trazar magníficas diagonales o colgar centros al área. Pero aún hay más, porque Cristo, Kuki o Moussa son tres balas que pueden dotar al juego albinegro de ese ritmo apresurado. Y para los extremos y los laterales rápidos no hay mejor compañero de baile que un delantero que remata todo lo que le pongan. Y a día de hoy Aketxe agradece cualquier servicio y lo hunde en el fondo de la red rival.

Aún es pronto para hacer balance del rendimiento de las nuevas piezas, pero de entrada convencen más que los extremos que llegaron el curso pasado y que en ningún momento se hicieron con un sitio. Óscar Rico hizo las maletas en invierno porque el club no contaba con él, Sergio García anduvo entre algodones todo el curso y su rendimiento fue tremendamente irregular, y los que llegaron cedidos en enero (Isi Ros y Artiles) no convencieron al técnico ni a la grada y se marcharon por la puerta de atrás.

Disgusto con la defensa

El único punto negativo que dejó el debut liguero es que el partido casi se les escapa de las manos cuando parecía estar atado. Con todo a favor, el Recreativo marcó nada más iniciarse la segunda mitad y luego empató la contienda en el tramo final, antes de que Aketxe anotara el definitivo 3-2. A Monteagudo no le agradó en absoluto esa circunstancia, porque había advertido a sus futbolistas de que el 2-0 no era ni mucho menos definitivo: «Hemos sufrido más de lo que deberíamos. Estamos contentos por empezar ganando, pero tenemos que corregir el hecho de haber encajado dos goles de esa forma», relató el técnico. El preparador albinegro señaló que «aparte de los goles, el Recreativo no hizo muchas más ocasiones». Sin embargo, ese gol tempranero de Boris Garrós en la reanudación alentó a los jugadores visitantes y les hizo soñar con una remontada que no pudieron llevar a cabo.