El Lorca FC debutó con buen pie en Segunda División tras vencer por 2-0 a otro debutante, la Cultural Leonesa. Una parte para cada equipo, pero el de Curro Torres fue mucho más letal en las ocasiones que tuvo. Buen partido en líneas generales, donde algunos jugadores mostraron nivel para ser optimistas.

Diez años, dos meses y once días después del último partido de liga en Segunda, el estadio Artés Carrasco volvía a acoger un encuentro del fútbol profesional. El recinto lorquino mostró un lavado de cara importante que a buen seguro va a mejorar más para los próximos partidos. Una de las grandes novedades fue la multitudinaria peña Los Piratas del Artés, ubicada en el fondo Sur con trescientos cincuenta peñistas. Estos mostraron una pancarta blanquiazul durante el minuto de silencio en la que se leía «No al terrorismo, ánimo Barcelona». Los jugadores lorquinos salieron con una camiseta blanca con el mensaje «Ánimo Antonio» dedicada al lesionado Antonio López, además de guardarse un minuto de silencio en memoria de los fallecidos en el atentado del jueves en la Ciudad Condal. La anécdota fue que cinco minutos antes del inicio del partido se fue la luz, aunque volvió pronto y solo tuvo influencia en el videomarcador y emisoras de radio.

En el apartado deportivo, el también debutante en la categoría, Curro Torres, puso de inicio a cinco jugadores de la pasada campaña, siendo el resto nuevos.

El Lorca FC apabulló a su rival en los primeros compases del choque. Un juego eléctrico,con mucho criterio, llegando con mucho peligro al área leonesa. En el minuto uno, Sito sacó un buen centro desde la izquierda, pero Ivan González evitó el cabezazo a placer de Manel. Tres minutos después, Eugeni disparó raso, pero detuvo bien Jesús.

El Lorca se mostraba muy superior a la Cultural. Dorronsoro era un mero espectador. En la parcela ancha, Cristian Bustos jugaba a sus anchas, lo mismo que Tropi y un Eugeni colosal. Las incursiones por la banda derecha de Adan siempre acababan con peligro

En el minuto dieciocho, Adan Gurtiel centró raso desde la derecha y el cuero se paseó por el área pequeña de Jesús. Fue un aviso porque un minuto después llegó el gol local. Eugeni botó un saque de esquina y el esférico botó delante de Jesús y este se tragó el tanto. Aunque con un poco de suerte, el tanto lorquino hizo justicia por lo visto hasta ese momento.

La Cultural se estiró algo y tuvo una sola ocasión pero muy clara. En el minuto treinta y ocho, el único error defensivo del equipo lorquino lo aprovechó Iza, quien dentro del área fue generoso, no disparó cuando estaba en una posición inmejorable, le puso el cuero a Aridai, pero se interpuso Holgersson, quien en el despeje estrelló el balón en el larguero. El Lorca botó cinco saques por ninguno de su rival. Fue superior y mereció un marcador más amplio.

El Lorca dio un paso atrás en la segunda parte y la Cultural, uno adelante. Los lorquinos dieron el balón a su rival pensando en esperarlos y aprovechar la velocidad de Sito, Tropi, Ojeda o Eugeni. El dueño del partido era el rival, que se hizo con el control del centro del campo, pero no tenía claras las ideas en los últimos metros.

Curro Torres metió oxigeno en la banda con la entrada de Carlos Martínez. Unos minutos después, se le acabó la gasolina a Eugeni y tuvo que ser sustituido. Ovación para el jugador cedido por el Valencia, quien fue reemplazado por otro cedido, Javi Muñoz, este por el Real Madrid. En contragolpes, Carlos Martínez llegaba con mucho peligro, pero sus continuos centros no encontraban rematador.

La Cultural cada vez arriesgaba más y Dorronsoro evitó el empate arrojándose a los pies a Aridai, quien había recibido un magistral pase de Emi Buendia.

El balón rondó con mucho peligro el area lorquina. La Cultural mostraba más frescura y estaba mereciendo el empate ante un Lorca que no tenía el balón.

Rubén de la Barrera se la jugó con los cambios, pero no contó con la entrada de Manu Apeh, quien salió por Manel, quien había hecho un trabajo sordo. Apeh revolucionó a su equipo y a falta de siete minutos, el Lorca FC sentenció. Un balón que se iba a perder por línea de fondo, la fe de Apeh, que fue el único que creyó, controló, centró raso y Carlos Martínez, adelantándose a su par, aprovechó el excelente trabajo de su compañero para hacer el gol.

Este gol machacó al rival, que ya no tuvo fuerzas para reaccionar tras el gran desgaste que habían hecho en la segunda parte.