Con la ilusión de ver a los nuevos y de regresar a casa dos meses después, el Real Murcia se estrenó en Nueva Condomina en un trofeo exento de tensión y en el que ofreció una versión más reconocible y plausible durante la segunda mitad del choque. El conjunto grana se impuso 2-0 a un Hércules tembloroso atrás y con problemas en la creación de juego, pero que con paciencia y oportunismo, pudo hacer más de un gol en el duelo de presentación de los granas.

Alineó Sanlúcar el que podría ser su once tipo de cara al arranque liguero. Pero salvo por un primer cuarto de hora de dominio y control, el Real Murcia se vio tan espeso e inadaptado como algunos de los recientes fichajes. Con un 4-3-3 creativo y que ofrece multitud de variantes, el Murcia dominó en el arranque para dejarse llevar poco después. Chamorro, que incomodaba con su presencia a la frágil zaga herculana, forzó un penalti en el minuto 8 que él mismo se encargaría de transformar con mucha comodidad ante Falcón.

Con el Real Murcia jugando en campo contrario, el Hércules se agarraba al fallo para buscar la portería de Biel Ribas. En el primer tiempo, salvo por un buen mano a mano que Chechu desperdició, y con algún disparo lejano que el portero murcianista atajó sin problemas, el Hércules era incapaz de fabricar sus propias ocasiones si no era el Real Murcia el que erraba en la salida de balón.

El partido entró en una fase apática bajo un pacto de no agresión. Ya en la segunda mitad, el Real Murcia siguió ofreciendo las mismas concesiones. Una falta de entendimiento entre Orfila y Ortiz propició que el balón quedara muerto dentro del área a Pedja. Disparó libre de marca pero Santomé, rápido en la colocación, achicó espacios y consiguió blocar inconvenientes. Omgba, en el rechace, la mandó al limbo.

A la hora de partido, Sanlúcar introdujo de una tacada hasta siete cambios, con ovaciones cerradas para Elady y Víctor Curto por parte de la afición murcianista. El propio Elady, ante esas muestras de cariño, volvió a refrendar por qué debe continuar en el Murcia. En cinco minutos asestó tres internadas como puñales por el costado derecho que hizo sudar a la zaga herculana. La grada, sin más remedio, no tuvo otra que vitorear el ansia con la que Elady saltó al césped.

Con la grada despierta, David Sánchez se encargó de templar los ánimos domando los tempos del partido. En el 78', de nuevo Elady prosiguió echándose el ataque murcianista sobre sus hombros. Tras recibir en tres cuartos de campo, se sacó de la manga un duro disparo desde la frontal que Iván atajó en dos tiempos. El Hércules, no obstante, trenzó por primera vez en todo el partido una buena jugada de peligro. En el 81', Carlos Fernández se adentró por el perfil diestro del área tras recibir de Miñano y plantarse así ante Santomé. El lanzamiento del ariete herculano, potente, raso y cruzado, lo atajó con el pie derecho el joven demostrando rápidos reflejos. Convenció bastante en su estreno en casa el ex del Atlético de Madrid.

En los instantes finales, el delantero sobre el que previsiblemente recaerá el peso del gol murcianista volvió a aparecer, como hizo durante toda la segunda mitad de la pasada temporada. En el Murcia de los de siempre, con Elady y David Sánchez blandiendo sus espadas, y con un invitado de lujo que se gustó como Pedro Martín, Víctor Curto aportó su granito de arena como en él es habitual. Casi con el tiempo cumplido, aprovechaba una fantástica entrega del propio Martín, quién se encargó de dejarlo solo ante Iván aprovechando la superioridad numérica de la jugada. Curto, con una tranquilidad pasmosa, dibujó una vaselina por encima del meta del Hércules imposible de detener.

Sin tiempo para más, el Real Murcia alzó su propio trofeo diecisiete años después de la última celebración del mismo. La afición murcianista conoció de primera mano a sus nuevos guerreros. Una plantilla que por el momento resulta fiable en resultados, pero que sigue sin funcionar como equipo.