La pretemporada del FC Cartagena y del Real Murcia, en cuanto a contrataciones se refiere, se viene moviendo por unos parámetros perpendiculares entre sí, cuando de salarios hablamos. Si el club cartagenero ha decidido -por segundo año consecutivo- huir de las luchas encarnizadas entre oferta y demanda por un jugador, todo lo contrario le está sucediendo al conjunto grana, que en su apuesta decidida por confeccionar la mejor plantilla posible, ha sacado la chequera y los salarios no dejan de aumentar.

Mientras que el FC Cartagena prefiere la austeridad, el Real Murcia apuesta por el despilfarro. Cuando el conjunto albinegro decide no subir más de 45.000 euros el precio a pagar por un salario de un jugador cada temporada, en el conjunto murcianista, algunos que acaban de llegar duplican estos sueldos.

«No vamos a cambiar nuestra línea de actuación, ni nos vamos a volver locos con ofertas mareantes, ni vamos a entrar en subastas de futbolistas, ni voy a dejar de pagar a la Seguridad Social o a Hacienda para que un futbolista venga aquí. Esto es el Cartagena, que tiene una línea de actuación y es un proyecto. No vamos a entrar en polémicas con nadie, ni clubes, jugadores o representantes. Configuraremos la mejor plantilla posible, que será para luchar por el ascenso sí o sí». Así se expresaba Paco Belmonte el pasado 5 de julio tras ver cómo Biel Ribas rompía el pacto verbal que tenía con los albinegros para aceptar la oferta del Real Murcia.

En aquel caso Ribas se decantó por el equipo en el que Deseado Flores se encarga de confeccionar la plantilla al ofrecerle éste cerca de 85.000 euros por una temporada, mientras que el equipo albinegro tan sólo estaba dispuesto a alcanzar los 45.000 euros.

«Es imposible rechazar esas cifras», se justificaba el portero ante gente del mundo del fútbol. En total, en las dos campañas que ha firmado, el meta balear ingresará unos 170.000 euros de las arcas de Nueva Condomina, cantidad que casi duplica la que había apalabrado con el FC Cartagena, que en el mismo periodo le iba a pagar 90.000 euros.

La política económica del Real Murcia tiene una única dirección, y esa es la de la confección de una plantilla de garantías. Por eso, el talonario está volviendo a ser fundamental. Este verano ha dado un paso más, y es que por primera vez ha alcanzado los 100.000 euros, una cifra de la que no se hablaba en Nueva Condomina desde que el equipo militaba en Segunda División, incluso en la última temporada en el fútbol profesional, algunos futbolistas tenían fichas inferiores.

A falta de la llegada de más incorporaciones, el central Pedro Orfila pasa a liderar el ranking de futbolistas mejor pagados de la plantilla murcianista. Según fuentes cercanas al jugador, el asturiano percibirá 100.000 euros en esta campaña 2017-2018. Además, tiene un segundo año firmado, aunque, tal y como dejaba entrever Deseado Flores en la presentación del jugador, esa segunda temporada estaría supeditada a la consecución de una serie de objetivos, posiblemente el ascenso al fútbol profesional.

Los 100.000 euros firmados a Orfila marcan un nuevo tope en la política salarial del Real Murcia desde que Raúl Moro asumiese el control de la entidad murcianista.

En el FC Cartagena se han quejado con amargura esta pretemporada de que exista esta brecha salarial en una categoría que no es capaz de generar los beneficios que sí tiene la Liga de Fútbol Profesional.

Esgrimen que si bien en la LFP se cuida desde hace unos años que los presupuestos de los clubes no se conviertan en un pozo sin fondo, hay algunas entidades que este año han roto el mercado y elevado de manera cuantitativa los sueldos hasta cifras inasumibles por la mayoría de las entidades que forman parte de la categoría.

Basta con recordar que el Extremadura, por ejemplo, ha decidido contratar al delantero canario Airam Cabrera por un sueldo anual de 150.000 euros. El Elche, recién descendido de Segunda, tampoco ha mirado la etiqueta de los precios a la hora de ir a comprar al mercado. Así, jugadores como Benja o Collantes le van a salir por 150.000 euros por temporada.