¿Cómo llegó al baloncesto?

Porque era una niña alta, pero antes del baloncesto yo hacía danza y estuve hasta en el Conservatorio. Pero mi hermano jugaba al baloncesto, yo iba a verlo en los partidos y una vez su entrenador me insistió en que probara, pero yo le decía que no, que estaba en mi baile y que no me lo iba a dejar. Pero no sé por qué me convenció, me dejé el baile y el baloncesto me enganchó.

¿Y qué edad tenía entonces?

Empecé en el baloncesto con 10 años en el Jesuitinas.

¿Ha vuelto a bailar?

Sigo bailando, pero no en una academia.

¿Siempre ha jugado de alero o por ser alta de niña la ponían de pívot?

Siempre de alero, pero al ser alta, alguna vez sí que me han utilizado de ala pívot, pero sobre todo de alero.

Estudia Biotecnología. ¿Esa es su vocación?

Bueno, empecé Biotecnología cuando jugaba en el Zaragoza, aunque antes estaba empeñada en que quería Medicina. Pero cuando tuve que elegir, tras salir de Barcelona de la concentración de Siglo XXI, me puse a buscar qué otras carreras había por Zaragoza. Me llamó la atención Biotecnología, porque es una carrera muy nueva y me está gustando mucho.

¿Y cómo lo compagina jugando en el Uni Ferrol y estudiando en Zaragoza?

Soy de Murcia, juego en Ferrol y estudio en Zaragoza, vamos, cada cosa en una punta diferente de España. Estoy matriculada a tiempo parcial y cuando fiché por el Ferrol hablé con los profesores y me dijeron que no había problema mientras que en abril recuperara las prácticas. Cuando terminó la liga me tuve que venir directa porque se me acababa el plazo para poder presentarme.

Vamos, que si se meten en la final de la liga no llega.

Así es. Cuando hablé con los profesores al inicio del curso, no contaba con meternos en los play off. Sí que tenía esa ambición, pero al irme a un club modesto como el Ferrol, llegar a las semifinales de la liga no entraba en los planes. Cuando nos metimos estaba muy contenta, pero a la vez pensaba que los profesores me iban a matar.

Bueno, pero se lo perdonarían.

Pues porque llegué a la última convocatoria de prácticas, porque si no me suspendían.

¿Y después de entrenar tiene ganas de estudiar?

Sí, porque en realidad es que hay tiempo para todo. En lugar de estar dos horas por la noche viendo la tele, me pongo a estudiar. Sí que hay momentos en los que se acercan los exámenes y tienes que hacer un sobreesfuerzo, pero es posible hacerlo.

Antes se tiraba todos los veranos con las selecciones nacionales. ¿Ya se ha acabado esa etapa?

Sí, este verano descanso porque ya el último paso que me queda es ir a la selección absoluta. Queda un poco lejos, pero nadie dice que sea imposible.

Pues llegar hoy en día es muy, muy difícil con al espectacular generación que hay.

Es que hay mucho nivel. Llegar a la selección española es un privilegio, ya es como ganar una medalla.

Este año he visto que ha tenido mucho protagonismo en el Ferrol.

Cuando salí de Barcelona jugaba mucho e hice buenos números los primeros meses en el Zaragoza en Liga Femenina, pero dejé de tener protagonismo y este año me ha servido mucho para recuperar confianza; el entrenador (Lino López) ha tenido mucha culpa de eso.

¿Sienten envidia de los chicos, de todos los privilegios que tienen y el dinero que ganan?

Sí porque necesitamos gente que apueste por el baloncesto femenino y que vea que nosotras también damos espectáculo. En cuanto a viajes y disponibilidad de pistas, la verdad es que sí me gustaría disfrutar de esas cosas que fácilmente tiene un equipo de ACB. Que un equipo de nuestra liga tenga esos privilegios, que son básicos, es algo que en ACB se ve totalmente normal.

¿El público les apoya en Ferrol, tierra de tradición baloncestística o no tienen mucho tirón?

Al principio de la temporada no había prácticamente nadie en la grada, pero conforme ha ido avanzando la temporada, ha sido espectacular. Llegamos a tener problemas de entradas y todo pese a que ponían sillas alrededor de la pista. De hecho, cuando mi familia venía a un partido, tenía que avisar dos semanas antes para reservarles las entradas porque si no se quedaban en la calle.

¿Quién es su referente?

Anna Cruz me encanta, es para mí una pasada. También podría decirte Alba Torrens, pero Cruz es Cruz.

¿Consume baloncesto por televisión o le gusta desconectar?

Sí que lo consumo, me gusta mucho ver los partidos. Incluso he quedado con amigos para ver los partidos del Eurobasket porque el baloncesto siempre es mejor verlo en compañía para comentar las jugadas y todas esas cosas que sola no puedes hacer.

Muchas jugadoras españolas han emigrado por la crisis. ¿Usted se lo plantea en un futuro no muy lejano?

Sí que me seduce porque es una gran oportunidad, pero me gustaría que el nivel de la liga española fuera como el de hace muchos años, que estaba en lo alto. Si España volviera a tener ese nivel, todas esas jugadoras volverían, pero es que el extranjero ofrece cosas que aquí son impensables en estos momentos.

¿Con el sueldo de una jugadora de Liga Femenina se puede vivir bien o solo da para sobrevivir?

Bueno, hay un poco de todo. Los equipos tienen dos o tres jugadoras estrella o claves que sí pueden llegar a tener un buen sueldo, pero para el resto los salarios solo dan para vivir y tener algún caprichillo, como cualquier trabajador.

¿Le gustaría volver a bailar?

Me gustaría recibir clases de danza, porque es algo que me apasiona, pero para dedicarme a eso ya se me ha pasado el arroz.

Se fue muy joven de casa. ¿Tan claro lo tenía?

Sí, a mí el baloncesto me encantaba y en cuando me dieron esa opción, no lo dudé. Me daba miedo dejar mi casa y mi familia siendo tan pequeña, porque con 15 años eres una niña y no sabes de qué va la vida, pero me fui encantada y no me arrepiento.

Con tanto tiempo fuera ya ni le queda acento murciano.

Bueno, en el equipo me llaman la murciana y el ´acho´ lo perdí y ya no se me ha vuelto a enganchar.