Raúl Moro Martín se sentará el viernes por primera vez ante los accionistas del Real Murcia. Será en una junta extraordinaria en la que el extremeño quiere completar un nuevo paso para convertirse en dueño de la entidad grana, desbancando definitivamente a Gestora Deportiva Murciana, que, pese a la entrada del nuevo grupo en diciembre, sigue en poder de más del 70% de las acciones del club murcianista. El presidente y su consejo de administración estarán al frente de la reunión, aunque sin ninguna capacidad de decisión, ya que esta recaerá de nuevo en la sociedad de la que Gonzalo y Patricia Samper son los apoderados y que desde hace unos tres meses está controlada por un administrador concursal.

Así, para conseguir sus pretensiones, que no son otras que reducir el valor de las acciones y lanzar una ampliación de capital en la que por 400.000 euros tomarían el control, a Raúl Moro no le queda otra que convencer a Gestora, o lo que es lo mismo, al administrador que en estos momentos supervisa todos los movimientos de la mercantil y que el viernes se espera que acuda a la junta como representante de dicha sociedad.

Sin embargo, para obtener el visto bueno de GDM, Raúl Moro y su consejo de administración no pondrá uno de los datos más importantes sobre la mesa. Según se puede leer en la nota que en su día fue publicada por el Real Murcia para convocar la junta de este viernes, en el punto segundo del orden del día se someterán a aprobación «los estados financieros auditados de la sociedad», pero solo de una parte del ejercicio 2016-2017, concretamente la que va de julio a diciembre de 2016 y que corresponde a la gestión del anterior consejo, presidido por Martínez Abarca. Así, ni Gestora Deportiva Murciana ni el resto de accionistas minoritarios tendrán acceso a un avance del informe de pérdidas y ganancias de los seis meses que Raúl Moro lleva al frente de la entidad murcianista. Pese a que la auditoría está «incompleta», según explican algunas fuentes a este diario, Raúl Moro pretende que el máximo accionista apruebe dicho punto del orden del día para a continuación sacar adelante una reducción de capital que le permitiría hacerse con el control del club por apenas 400.000 euros.

«No se puede presentar un balance de cuentas solo de seis meses, quien dice que una sociedad que ha tenido unos resultados a la mitad de un ejercicio no puede mejorar o empeorar sus números en los otros seis meses», explican fuentes de este diario, insistiendo que «un ejercicio corresponde a un año, y en este caso sería de julio de 2016 a junio de 2017, lo que no se puede hacer es adaptarlo a los intereses del consejo de administración».

Además, sin esa información económica sobre los gastos e ingresos del segundo semestre del ejercicio, es imposible conocer si son reales los datos que públicamente dan los actuales responsables del club, que hablan que desde enero ya han invertido más de 500.000 euros en la entidad.

Será el administrador concursal de Gestora Deportiva Murciana, sin cuyo visto bueno es imposible sacar adelante las distintas propuestas del orden del día, el que decida si acepta como válida la información aportada por el equipo de Raúl Moro y que realmente corresponde a la gestión de Martínez Abarca o si rechaza una auditoría en la que no se puede comprobar si realmente las actuaciones económicas del actual consejo de administración están siendo positivas o por el contrario están elevando la deuda y, por tanto, perjudicando a la ya delicada economía del Real Murcia.

De no conseguir que Gestora Deportiva apruebe «los estados financieros auditados», Raúl Moro y Deseado Flores, presidente y consejero delegado, respectivamente, pueden ver cómo todos sus planes de convertirse en máximos accionistas del Real Murcia a bajo coste se van al traste, ya que tanto la aprobación de la reducción de capital -punto 4- como la posterior propuesta de ampliación de capital -punto 5- tendrían dificultades para salir adelante.