Ese viento, ese aroma tan embriagador y especial que solo la Selección Española de fútbol es capaz de llevar a cada rincón del país para hacerlo enloquecer, llegó a Murcia. Con fútbol, con lo más importante de las cosas menos importantes de la vida, se solucionan todos los males, tristezas y penas que podamos sentir. Con la magia y el espectáculo que solo pueden brindar, cada mucho tiempo, los mejores jugadores del mundo.

Los combinados nacionales de España y Colombia hicieron las delicias de los más de 33.000 hinchas que se citaron en el estadio Nueva Condomina. Repleto a rebosar, y con la gallardía que solo otorga la visita de la selección española, el feudo murcianista volvió a sentirse tan lleno como abrumado después de mucho tiempo.

Solo faltó el instrumento estrella que, casualmente, nunca falla en las citas de la selección. Según informó el programa Radio Estadio de Onda Cero, el agitador de la afición española, Manolo el del Bombo, estuvo presente en las gradas de Nueva Condomina, pero sin su carismático instrumento después de que horas antes del partido un cafre lo sustrayera del maletero de su vehículo aprovechando un descuido del propio Manolo.

El fiel seguidor de la selección, vacío y extraño sin su bombo, se vio obligado a ver el partido desde una cabina de prensa, sin sentirse capacitado y desolado para animar tras el deleznable suceso.

Pero los aficionados, desconocidos en gran mayoría del lamentable suceso con Manolo el del Bombo, aprovecharon para disfrutar del espectáculo. En especial, los más de nueve mil colombianos que se citaron en las gradas de Nueva Condomina. La exaltación del sentimiento cafetero, esa pasión latina, enmudeció durante muchos minutos a la afición española.

Y es que justo antes del pitido inicial, la afición colombiana, ubicada mayoritariamente en el Fondo Norte, rugió por su patria dejando bien claro que, a partir de un ambiente festivo, venían a por todas.

Asimismo, la hinchada murciana tardaba pocos segundos en acallar el sentimiento cafetero. Y a partir de ahí, y durante toda la primera mitad, comenzó el show en torno a Gerard Piqué, central del FC Barcelona. Tras la primera pitada brindada por un sector de la grada, tuvo lugar el reconocimiento a la dedicación y al compromiso del central catalán con la Selección. Gritos de ´Piqué, Piqué´ y aplausos para contrarrestar el desarraigo de una parte de la afición. A partir de ahí, conjugó pitos y aplausos con alguna ovación más.

Poco después, en el minuto 12 y en honor a todos los hinchas unidos y hermanados por el fútbol en Murcia, tuvo lugar la primera y única ola realizada durante el encuentro. También hubo momentos de reconocimiento para muchos ilustres que comienzan a dejar por el campo sus últimos retales de magia, como fue el caso de Andrés Iniesta. La ovación, en el caso del albaceteño, fue cerrada.

Pero también los seguidores colombianos vivieron sus instantes de júbilo y éxtasis. No solo por los goles, sino por la furia y el rugido de su líder y joya en todo el panorama futbolístico mundial: James Rodríguez.

El futbolista del Real Madrid, que ha vivido una temporada complicada en su club, demostró sentirse en la gloria sobre el césped de Nueva Condomina, defendiendo el escudo de su país. Arengó, capitaneó y enfureció a la grada en un momento de derroche de pura adrenalina, rugiendo hacia el sector en el que se encontraban sus compatriotas.

Aunque el partido dejó goles y no ofreció el mejor de los juegos, el derroche de inverosímiles condiciones futbolísticas de todos los jugadores hizo el resto. España, como siempre en Murcia, es recibida con los brazos abiertos. Y a partir de ahora y para siempre, también Colombia.