¿Cuándo recibió el trasplante de riñón?

Me quitaron los dos riñones, que eran gigantes. Primero me extirparon uno para dejar espacio para el trasplante y entonces fue cuando me detectaron un cáncer, pero la suerte que tuve, entre comillas, es que a los dos meses empeoró el otro y tuvieron que quitarlo porque peligraba mi vida. Estuve un año sin riñones, haciendo diálisis, y el 5 de enero de 2016 a las cuatro de la tarde me llamaron del hospital diciéndome que tenían un riñón para mí. Fue mi regalo de Reyes.

¿Hacía deporte antes de sufrir la enfermedad?

Siempre, toda mi vida. Practiqué atletismo, llegué a cinturón negro de kárate y lo tuve que dejar porque la enfermedad que yo tengo es hereditaria y los riñones se hacen gigantes. A los 25 años me detectaron la enfermedad y decidí hacer el mayor ejercicio posible para entrar en diálisis lo más tarde posible, retrasando el proceso hasta los 50 años. Para que te hagas una idea, tu riñón mide 6 centímetros y pesa 150 gramos, pero los míos medían 10 centímetros y pesaban 500 gramos.

¿Y al ciclismo, cuándo empezó a darle?

Fue porque el kárate, por los golpes, no me venía bien. Entonces me aficioné al ciclismo y me he recorrido España entera como cicloturista. He hecho las marchas de Lagos de Covadonga, la Quebrantahuesos, Moratalla, Galibier, Mont Ventoux y el Veleta, entre otras. Aparte, estaba trabajando porque tenía una carpintería metálica con 30 trabajadores que he traspasado por la enfermedad.

¿Su problema no le impedía hacer deporte?

Sí que podía, pero lo que ocurrió es que en el plazo de un año y medio los riñones empezaron a crecer de una forma bárbara y llegué a parecer una mujer embarazada. Llevaba 25 años en tratamiento y fui retrasando la diálisis al máximo porque veía lo que le ocurría a mi madre y mi hermano, que también padecen la enfermedad, y que se quedaban pajaritos cada vez que se enchufaban a la máquina. Pese a todo montaba en bicicleta, iba con las piernas abiertas y me hacía 80-100 kilómetros. Después de extirparme los riñones empecé a caminar y me tiraba tres o cuatro horas andando antes de ir a diálisis.

¿Y qué efecto tenía en el organismo el deporte?

Lograba que la máquina tuviera que limpiar menos mi cuerpo y lograba mantener masa muscular, porque cuando te conectas cuatro horas diarias a la diálisis te quedas absorbido.

¿Considera que todo el proceso lo ha llevado bastante mejor gracias al deporte?

Por supuesto, garantizado cien por cien. Además, pertenezco a la Asociación Trasplante y Deporte Español, que estamos tratando de convertirnos en federación deportiva, donde todos sus componentes hemos estado todos más allá que acá y competimos en nuestros campeonatos. En mi caso, yo he evitado mucha medicación gracias al deporte.

¿Vio peligrar su vida?

Sí porque cuando me trasplantaron, uno de los dos riñones se perdió, no valía. A la mañana siguiente de la operación llamaron a mi familia porque mi vida peligraba, ya que había sufrido un derrame. Cuando desperté, noté que el trato de las enfermeras hacia mí era muy especial; sabía que algo estaba pasando. Perdí un poco la cabeza porque no lograba orinar y fue cuando el médico me explicó que había un cierto rechazo al riñón. Pero mi cuerpo estaba fuerte y pese a que me tiré ocho días sin orinar y pasándolo muy mal, todo el sufrimiento mereció la pena. Fíjate si hay placeres en la vida, pero uno de ellos es poder beberme una botella de agua como puedo hacer ahora.

¿Necesitó ayuda psicológica?

No, de hecho la asociación Adaer, a la que yo pertenezco, hay psicólogos para tratar a los pacientes renales, porque el 90% están todos mal. A mí me han entrevistado varias veces estudiantes de psicología de la universidad para estudiar mi caso, porque he sido siempre un luchador. Además, también soy sordo, llevo audífonos puestos toda mi vida, pero nunca me he hundido y me gusta transmitir mi experiencia para que la gente vea que se puede hacer vida.

¿Ha logrado buenos resultados en ciclismo?

Sí, soy subcampeón de España en mi categoría y ahora voy a ir al Campeonato del Mundo.

Pero hacer ciclismo después de lo que usted ha pasado debe ser una sensación tremenda.

Después de tirarme cuatro o cinco años malos, en los que no hay nada en orden psicológicamente, incluso a nivel sexual, porque hablando claro, también se acaba tu vida sexual, ahora estoy como cuando tenía 25 años. Durante ese tiempo no podía ni salir un fin de semana, nada de viajar ni de disfrutar. Y ahora solo tengo que tomarme una pastilla diaria toda la vida.

¿Piensa que le han regalado una vida?

La verdad es que sí. Ahora es que le encuentro a todo placer. Llevo un riñón de mujer 12 o 13 años más joven que yo. Y encima, gracias al deporte, tengo la cara fina y no hinchada como antes. Todo el mundo que me vio durante la enfermedad me dice que ahora estoy perfecto. Además, los problemas que vienen originados a raíz del trasplante se solucionan dándole más caña al deporte. Me viene muy bien participar en los campeonatos porque allí he visto gente que lleva 14 o 15 años trasplantada, que me han demostrado que todo se consigue con paciencia y voluntad.

¿Y existe mucha competitividad en los Campeonatos de España de trasplantados?

La gente piensa que somos un grupo de personas que vamos a pasarlo bien y a hacer deporte, pero de eso nada de nada. Van todos a por ti y a darte caña, porque hay gente de 20 o 30 años que son auténticos gallos de pelea. Hay muchos que hacen incluso triatlones. Es importante relacionarse con otra gente y ver que no estás solo cuando pasas por experiencias como la mía.