Francisco Rodríguez, un apasionado del fútbol desde el día que nació, se vio obligado a la retirada como jugador por problemas en los talones de Aquiles. Bajo un clima de confianza, seguridad y sensatez, este apasionado de la psicología demuestra que en el deporte rey todo pasa por la cabeza, considerando fundamental el trato directo con la persona antes que con el futbolista.

Motivación y constancia, dos de los ingredientes del éxito de Francisco en el UCAM. ¿Por qué su equipo puede hacer un mal partido y rehacerse una semana después como si nada?

Porque somos ambiciosos. A veces las cosas pueden salir o no salir, pero somos testarudos y confiamos en lo que hacemos. Nuestro objetivo siempre es competir al máximo, y en los partidos que no estamos afortunados, reseteamos y volvemos de nuevo a la mentalidad ganadora que tenemos.

Hace unos meses, el equipo no era capaz de hacer eso?

Hemos trabajado mucho todos a nivel psicológico, tanto un cuerpo técnico grande como el propio club. Conseguimos que el jugador se sienta importante, que se crea de Segunda, algo que quizá antes no estaba del todo claro, parecía que era de Segunda B porque acababa de ascender. Cuando ellos han creído que pueden, se ha visto un equipo que puede competir bien. De hecho, en esta segunda vuelta hemos conseguido números que solo han superado Levante y Tenerife.

¿Qué ofrece Francisco a sus jugadores en el plano psicológico?

Soy un apasionado de la psicología, y para el mundo en el que estamos es muy importante. Al final estamos con 25 chicos, de nacionalidades diferentes, jóvenes, con ambiciones dispares todos ellos, y hay que controlar todas esas emociones. El trabajo psicológico en equipos como el nuestro es fundamental: un recién ascendido, donde hay muchas dudas, que se genera un entorno raro? Hemos conseguido que todos vayamos a una: el club, una masa de aficionados que, como se vio en el último partido, ya tenían cierto sentimiento hacia nosotros. Y esto viene dado por un gran trabajo psicológico.

¿Y en el apartado técnico y táctico, sobre qué insiste?

Cuando llegamos nosotros, el equipo estaba recibiendo muchos goles, había muchas dudas sobre los centrales, los porteros? Parecía que eran jugadores de Segunda B y no era así. Incidimos en recuperarlos a ellos para competir al 100%, recuperar a las personas sobre todo, esa autoestima individual. Y en lo táctico, creo que hemos trabajado muy bien en lo defensivo y en esta segunda vuelta somos el tercer equipo menos goleado. Había buenos jugadores y teníamos que ponerlos en consonancia, ordenando al equipo, y sobre todo, que defendiera todo el mundo.

¿Qué queda del Francisco jugador en el Francisco técnico?

De lo que más queda es del Francisco competitivo, con ambición y ganas de superarse. Yo me retiré con 30 años, con problemas en los tendones de Aquiles, y eso me hizo ver el fútbol de otra manera. A mí me gustaba que mis entrenadores me trataran primero como persona y luego como jugador, y eso es lo que intento hacer yo, sacar el máximo rendimiento de ellos para que el equipo sea el beneficiado. En los 6 o 7 años que llevo como entrenador me ha ido bien, tengo buena relación con todos los jugadores que han pasado por mí, y para mí es importante que un jugador, juegue o no, pueda mirarme a la cara y tenga un buen recuerdo de mí, del trabajo que hemos hecho juntos.

¿Ha dudado en algún momento de la permanencia del UCAM?

De verdad que no. Es cierto que las primeras semanas fueron difíciles, nada más llegar nos pilló un temporal de lluvia que no se había visto nunca en Murcia. El entorno estaba enrarecido, teníamos que hacer muchas cosas para coger el timón, pero se hicieron rápido porque el club se puso a nuestra disposición y todos íbamos a una. He sido siempre muy positivo, todavía quedan tres jornadas y sigo manteniendo la esperanza de que podamos conseguir la salvación.

¿Sabía Francisco realmente a dónde venía? No ya por el objetivo, sino por el club, apoyos?

Desconocía lo que era el club, es nuevo y en muy pocos años ha entrado en el fútbol profesional. Desconocía la estructura, pero sí sabía que había un grupo de gente joven con ilusión que me hizo confiar, ya que yo llevaba un año y medio en el paro, y agradezco tanto a Pedro (Reverte) como al presidente su confianza. Estamos haciendo un buen trabajo para seguir construyendo el UCAM, para que dentro de poco sea el mejor club.

¿Cuál ha sido su experiencia más enriquecedora hasta ahora como entrenador?

Hay que pasar por todo. Empecé hace siete años con un cadete, y me vino muy bien a la hora de expresarme con los jugadores. No es lo mismo hablar con un compañero de vestuario que a 25 personas a la vez. Eso hay que transmitirlo. Estuve tres años en el filial del Almería con jugadores jóvenes, diferentes, y las cosas se hicieron muy bien. Y luego todo un reto con el Almería con un presupuesto de Segunda en Primera; conseguir la permanencia en un año difícil fue un máster acelerado, como yo le digo.

Con la permanencia tan cerca, y tras casi medio año en Murcia, me gustaría que valorase algunos aspectos. ¿Qué le ha sorprendido y defraudado del UCAM?

Defraudar nada. En el fútbol profesional es muy difícil que te defraude algo, pero sí que es verdad que hay que mejorar muchas cosas, el club lo sabe, igual que tengo que mejorar yo. El día que no lo hagamos, será porque no estamos trabajando. Me sorprende mucho la ilusión que hay por crecer y mejorar, para que no le falte nada a la plantilla. Es un club familiar dentro de lo grande que es la UCAM. Es bueno para nosotros a la hora de trabajar, nunca ha habido cierta inquietud y sí mucha confianza.

Siete victorias, nueve empates, y cinco derrotas en 21 jornadas, casi la mitad de los puntos posibles. ¿Soñaba con números así?

No había otro objetivo que hacer números de play off en la segunda vuelta. Si no, no llegábamos. Y a falta de tres jornadas, aún nos faltan por sumar algunos puntos. El objetivo era recuperarse y hacer un equipo fuerte en casa, que lo hemos conseguido, y enganchar a parte del aficionado con hambre de fútbol en Segunda. Y eso es importante para nosotros, que la gente esté ilusionada con que podamos salvarnos en Valencia.

En invierno, con las salidas de muchos jugadores, se intuía que el proyecto se tambaleaba. ¿Por qué cree que los jugadores hablan tan bien de usted y de su trabajo tras lo realizado?

Había que tomar decisiones en ese momento, en la clasificación y en sensaciones, la situación no era buena. Había 27 jugadores en el vestuario, algo prácticamente imposible de manejar. Había que aligerar la plantilla, pensar que los jugadores que se querían quedar eran los mejores para nosotros, que se tomaran cada partido como una final, y saber convivir con situaciones muy extremas. Siempre he dicho que, a nivel profesional, lo ideal es tener 21 jugadores y después, tres o cuatro jugadores del filial con posibilidad de actuar en el primer equipo. Me gusta apostar por la gente joven, que haya ambición por detrás, para que el jugador de la primera plantilla vea que se le está apretando. Una plantilla corta beneficia el rendimiento y la competitividad.

Tekio, Góngora, Fran Pérez, Nono y Biel Ribas sobreviven de Segunda B y casualmente, todos ellos fueron titulares el pasado sábado ante el Huesca.

Si te fijas, en las últimas jornadas hemos tenido un 70% de jugadores en el once que el año pasado estaban en Segunda B. Es el caso de Pere Milla. Tienen hambre y se sienten importantes, y esta categoría les viene bien y se han adaptado perfectamente. Pero hay jugadores que están siempre implicados con el club, que en momentos difíciles se han adaptado a la situación. Ese sentimiento dentro de un vestuario tiene que estar y ellos lo hacen a la perfección. Me gusta que este tipo de jugador se sienta importante, y yo siempre he sido muy directo, cuando han jugado o no, y ellos son ejemplo de este club y lo han aceptado.

El esquema o dibujo pueden variar de una jornada a otra, pero su estilo parece innegociable. Dos extremos, un delantero referencia, líneas adelantadas, presión elevada? ¿Le gusta lo directo, la velocidad?

Me gusta que mi equipo sea valiente, que afronte los partidos con la intención de ser el primero en golpear. Lógicamente nos hemos adaptado al perfil de jugador que había. El entrenador debe adaptarse en muchas situaciones a lo que tiene, yo no podía plantear un equipo de posesión porque no tengo ese perfil, pero sí tengo el de un jugador ambicioso en campo contrario, de movilidad, de ofrecer líneas de pase, de ser muy vertical.

Jona venía de una primera vuelta con minutos irregulares y pocos goles, y usted lo dejó como única opción en ataque. ¿Por qué Jona y no otro de los que ya tenía, u otra alternativa en el mercado?

Yo ya había visto jugar a Jona y sabía que podía sacarle muchísimo. Decidí apostar por él, y por ejemplo a Juanma Delgado, que pidió salir, le dije que mi apuesta iba a ser Jona. Al que no tenía ganas de estar aquí se le dijo que queríamos jugadores con compromiso e ilusión. Jona ha tenido una actitud fantástica, de querer mejorar y ayudarnos, estamos encantados con él. Y también con los demás, como David (Mayoral) que el otro día salió diez minutos y el chaval da todo lo que tiene. Decidí apostar por él porque creo que una plantilla debe tener un 'nueve', no dos, debe sentirse con confianza, valorado, y si no marca en tres jornadas, lo hará en la cuarta o la quinta. Fue mi objetivo, hemos confiado y él nos lo ha devuelto.

Perdone la osadía, pero se le ve testarudo en esa insistencia?

Sí, el delantero centro tiene que ser siempre el delantero centro. Puedes tener alternativas diferentes, jugadores adaptados a esa posición, un delantero del filial? pero el '9' siempre debe ser el '9'. Mira a los delanteros de los equipos de arriba, al final de temporada han jugado tranquilamente 40 partidos. Si tiene un recambio, quizá no coja la racha y la confianza que necesita un delantero. Puedes equivocarte, pero si es delantero de Segunda, es porque es bueno y está capacitado.

Pere Milla prácticamente ha estado inédito durante la temporada, y en las últimas ocho o nueves jornadas ha aparecido.

Es un jugador que tuvimos intención de que saliera del club. No había tenido minutos, y no había estado afortunado cuando jugó. Yo tenía en mente otras cosas, pero él no quiso salir y tenía la intención de convencernos. No ha bajado los brazos nunca, pese a no ir convocado en muchas ocasiones. He hablado mucho con él en privado, y en su mirada se transmitía que era valiente, ambicioso, que lo iba a poner difícil. Ha esperado su momento y ha estado ahí para aprovecharlo.

Preguntarle por su continuidad es una obligación.

Pero lo más importante es hablar de la permanencia, que terminemos todos bien. Cuando esto termine tendremos una conversación, y estoy muy agradecido por la oportunidad que me ha dado este club. Si me voy de aquí lo estaré por lo que me han dado, y el respeto que me han tenido.

¿Cuál es su predisposición?

Es difícil, estamos muy centrados aún en salvar la categoría y no podemos pararnos a pensar en otro proyecto conmigo. No tengo tiempo material para pensar en si habrá un proyecto serio para el año que viene. Estoy encantado, me siento súper cómodo y creo que la ciudad es fantástica para un entrenador, tenemos todas las comodidades dentro del club. Ojalá que el equipo se salve, si estoy yo será fantástico, y si no estará otro entrenador que tendrá un club con estructura fuerte y consolidada en Segunda División.

¿Quién debe más a quién, el UCAM a usted, o viceversa?

Yo venía de una temporada en blanco. Tuve opciones de coger equipos en Segunda en circunstancias parecidas a las del UCAM, y en aquel momento no estaba convencido de poder sacar esos proyectos adelante. Pero este año no tuve posibilidades cuando empezó la temporada, y tras esto vino el UCAM, al que sí le vi posibilidades de salvar la categoría, y me lancé. El primer agradecido soy yo, que estaba en el paro y Reverte se acordó de mí. Nos hemos dado mutuamente responsabilidad, humildad, y ganas de crecer.