El FC Cartagena dejó escapar vivo al Alcoyano en el partido de ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso. El equipo albinegro hizo un partido serio en defensa e intenso en ataque, pero no tuvo el gol que tanto le ha hecho falta durante la temporada y que en los momentos cruciales ha echado de menos, como pasó ayer.

El FC Cartagena fue mejor que el rival en el cómputo global de los noventa minutos. Y lo fue porque hizo más y mejores cosas que el oponente, quiso mandar, llegar al área, dominar el centro del campo, sacar punta a los carriles y explotar las cualidades de Arturo. Tuvo más actitud, más intensidad y más ganas que el Alcoyano, aunque parece que José Antonio Seligrat, entrenador del Alcoyano, viera un partido algo distinto y piense que el empate se corresponde a lo que ofrecieron uno y otro. Los de Monteagudo tuvieron una pájara nada más comenzar que duró del minuto 7 al 12 y que podría haberles costado la eliminatoria en las primeras de cambio, pero se recompusieron muy bien y ya el equipo alicantino fue un rival simplón, sin pólvora de medio campo hacia arriba y con la sensación siempre de que la eliminatoria se la debía llevar abierta a su campo, donde han perdido un encuentro en los últimos 16 meses de competición.

Probablemente, al Alcoyano le ha salido bien la jugada, porque en Cartagena no era tan fiero el león como lo pintaban durante toda la semana. Eso sí, en el Collao probablemente sea todo otro cantar.

Sorprendió a todos el técnico albinegro con la alineación de tres centrales, la primera vez que usa esta fórmula defensiva desde que está en el equipo. Los antecedentes dictaban que el Cartagena había perdido la fortaleza atrás de la primera vuelta y encajar en casa en un partido en esta fase supone un hándicap más que considerable para la vuelta. De ahí que Monteagudo pusiera de inicio a Ceballos junto a Zabaco y Verdú como el trío de centrales en el once inicial, acompañados por Jesús Álvaro en la izquierda y Ramírez en la derecha, ambos con clara vocación ofensiva como volantes.

Sergio Jiménez recuperó su posición y su nivel en medio campo, como escudero de Rivero, mientras que Arturo, muy enchufado, era el referente de nuevo arriba.

El equipo de Alcoy salió enseñando los dientes y puso el corazón en un puño a las primeras de cambio. Hasta cuatro oportunidades muy claras de gol del minuto 7 al 12, todas ellas gracias a centros desde ambas bandas en las que la defensa local apenas se enteró. Maurin, el más entonado de los suyos en la primera parte, lo intentó con un claro remate de cabeza que Limones sacó en el palo corto. Dos minutos más tarde era Ángel López a quien le rebotó el balón en la espalda, y éste describía una parábola que iba hacia adentro, pero Limones volvía a estirarse para mandar el balón a línea de fondo. Sesenta segundos más tarde seguía el acoso visitante, con un remate de Jony pegado al área pequeña que se fue demasiado alto y en el 12´ lo intentó López Silva con un libre directo flojo a las manos de Limones.No habían transcurrido ni quince minutos y el Alcoyano mostró todo su armamento pesado ante una afición atónita y asustada ante lo que se venía encima.

El equipo local logró sacarse esa presión de encima recuperando más balón y amenazando a Marc Martínez con la contundencia necesaria para decirle al oponente que no iba a ser un mero espectador en su casa. Así, tras este susto que duró quince minutos Arturo encontró su espacio y su momento para erigirse como el protagonista. Un balón al palo en el 23 tras una acción en la que gana la espalda al defensor y su disparo seco impacta en la cepa del poste. Un minuto más tarde remata de cabeza un saque de esquina que detiene Marc Martínez y en el 31 protesta por un posible agarrón de un defensor visitante que encrespa al delantero y al público local.

Ahí no acabó la dosis de protagonismo del cartagenero, porque en el 42 recibe un balón al área y solo, sin defensor, manda con la cabeza demasiado escorado.

El equipo albinegro protagonizó 25 minutos buenos, con más solvencia atrás pero sin tino adelante, a pesar de que su intención siempre fue netamente ofensiva.

En la segunda parte el nivel de fútbol bajó enteros, aunque el Cartagena fue el que sometía al Alcoyano con más dominio que peligro. Sergio Jiménez mandó al palo un cabezazo en la salida de un córner y Óscar Ramírez lo intentó con un libre directo en el 65 que atajó Marc Martínez, mientras que el Alcoyano se dedicó a estar replegado y abrigado atrás.

Isi Ros, más incisivo que en su último partido, pero nada determinante con su fútbol retorcido y demasiado rococó, dejó su puesto por otro jugador que nada alteró el juego del Cartagena, Artiles.

El Alcoyano, por contra, sí que mejoró con la entrada de David Torres en los últimos diez minutos de partido, porque los alicantinos despertaron y se acercaron con cierto peligro a la meta de Limones. Se creó cierta sensación de peligro no ya por las opciones claras del bloque de Seligrat, sino porque un gol en contra en un despiste, un mal despeje o un peor rechace sí que era la sentencia para el Cartagena en la eliminatoria.

Lo cierto es que ahora todo queda a expensas de lo que suceda en seis días en El Collao. Ni uno ni otro ascienden como ocurrió en 2009 tras este partido, pero mantendrán viva la esperanza de hacerlo un poco más adelante.

El Cartagena ha despertado de ese letargo y apatía en la que estaba sumido en las últimas cinco jornadas y ve el futuro con otra cara. Pero la cruz es la falta de acierto. En los últimos cinco partidos, incluido el de ayer, solo ha anotado dos goles, y fue ante el Jumilla.En el resto no ha sido capazEl FC Cartagena dejó escapar vivo al Alcoyano en el partido de ida de la primera eliminatoria de la fase de ascenso. El equipo albinegro hizo un partido serio en defensa e intenso en ataque, pero no tuvo el gol que tanto le ha hecho falta durante la temporada y que en los momentos cruciales ha echado de menos, como pasó ayer.

El FC Cartagena fue mejor que el rival en el cómputo global de los noventa minutos. Y lo fue porque hizo más y mejores cosas que el oponente, quiso mandar, llegar al área, dominar el centro del campo, sacar punta a los carriles y explotar las cualidades de Arturo. Tuvo más actitud, más intensidad y más ganas que el Alcoyano, aunque parece que José Antonio Seligrat, entrenador del Alcoyano, viera un partido algo distinto y piense que el empate se corresponde a lo que ofrecieron uno y otro. Los de Monteagudo tuvieron una pájara nada más comenzar que duró del minuto 7 al 12 y que podría haberles costado la eliminatoria en las primeras de cambio, pero se recompusieron muy bien y ya el equipo alicantino fue un rival simplón, sin pólvora de medio campo hacia arriba y con la sensación siempre de que la eliminatoria se la debía llevar abierta a su campo, donde han perdido un encuentro en los últimos 16 meses de competición.

Probablemente, al Alcoyano le ha salido bien la jugada, porque en Cartagena no era tan fiero el león como lo pintaban durante toda la semana. Eso sí, en el Collao probablemente sea todo otro cantar.

Sorprendió a todos el técnico albinegro con la alineación de tres centrales, la primera vez que usa esta fórmula defensiva desde que está en el equipo. Los antecedentes dictaban que el Cartagena había perdido la fortaleza atrás de la primera vuelta y encajar en casa en un partido en esta fase supone un hándicap más que considerable para la vuelta. De ahí que Monteagudo pusiera de inicio a Ceballos junto a Zabaco y Verdú como el trío de centrales en el once inicial, acompañados por Jesús Álvaro en la izquierda y Ramírez en la derecha, ambos con clara vocación ofensiva como volantes.

Sergio Jiménez recuperó su posición y su nivel en medio campo, como escudero de Rivero, mientras que Arturo, muy enchufado, era el referente de nuevo arriba.

El equipo de Alcoy salió enseñando los dientes y puso el corazón en un puño a las primeras de cambio. Hasta cuatro oportunidades muy claras de gol del minuto 7 al 12, todas ellas gracias a centros desde ambas bandas en las que la defensa local apenas se enteró. Maurin, el más entonado de los suyos en la primera parte, lo intentó con un claro remate de cabeza que Limones sacó en el palo corto. Dos minutos más tarde era Ángel López a quien le rebotó el balón en la espalda, y éste describía una parábola que iba hacia adentro, pero Limones volvía a estirarse para mandar el balón a línea de fondo. Sesenta segundos más tarde seguía el acoso visitante, con un remate de Jony pegado al área pequeña que se fue demasiado alto y en el 12´ lo intentó López Silva con un libre directo flojo a las manos de Limones.No habían transcurrido ni quince minutos y el Alcoyano mostró todo su armamento pesado ante una afición atónita y asustada ante lo que se venía encima.

El equipo local logró sacarse esa presión de encima recuperando más balón y amenazando a Marc Martínez con la contundencia necesaria para decirle al oponente que no iba a ser un mero espectador en su casa. Así, tras este susto que duró quince minutos Arturo encontró su espacio y su momento para erigirse como el protagonista. Un balón al palo en el 23 tras una acción en la que gana la espalda al defensor y su disparo seco impacta en la cepa del poste. Un minuto más tarde remata de cabeza un saque de esquina que detiene Marc Martínez y en el 31 protesta por un posible agarrón de un defensor visitante que encrespa al delantero y al público local.

Ahí no acabó la dosis de protagonismo del cartagenero, porque en el 42 recibe un balón al área y solo, sin defensor, manda con la cabeza demasiado escorado.

El equipo albinegro protagonizó 25 minutos buenos, con más solvencia atrás pero sin tino adelante, a pesar de que su intención siempre fue netamente ofensiva.

En la segunda parte el nivel de fútbol bajó enteros, aunque el Cartagena fue el que sometía al Alcoyano con más dominio que peligro. Sergio Jiménez mandó al palo un cabezazo en la salida de un córner y Óscar Ramírez lo intentó con un libre directo en el 65 que atajó Marc Martínez, mientras que el Alcoyano se dedicó a estar replegado y abrigado atrás.

Isi Ros, más incisivo que en su último partido, pero nada determinante con su fútbol retorcido y demasiado rococó, dejó su puesto por otro jugador que nada alteró el juego del Cartagena, Artiles.

El Alcoyano, por contra, sí que mejoró con la entrada de David Torres en los últimos diez minutos de partido, porque los alicantinos despertaron y se acercaron con cierto peligro a la meta de Limones. Se creó cierta sensación de peligro no ya por las opciones claras del bloque de Seligrat, sino porque un gol en contra en un despiste, un mal despeje o un peor rechace sí que era la sentencia para el Cartagena en la eliminatoria.

Lo cierto es que ahora todo queda a expensas de lo que suceda en seis días en El Collao. Ni uno ni otro ascienden como ocurrió en 2009 tras este partido, pero mantendrán viva la esperanza de hacerlo un poco más adelante.

El Cartagena ha despertado de ese letargo y apatía en la que estaba sumido en las últimas cinco jornadas y ve el futuro con otra cara. Pero la cruz es la falta de acierto. En los últimos cinco partidos, incluido el de ayer, solo ha anotado dos goles, y fue ante el Jumilla.En el resto no ha sido capaz de ver portería y aquí si no marcas no pasas, no hay otra.