La sangre se altera en el fútbol cuando llegan los finales de temporada. Con la tensión de ascensos y descensos en juego, se viven situaciones muy desagradables. Ocurrió hace unas semanas con una pelea entre padres en el encuentro de juveniles Valle del Ebro-Logroñés, como antes había sucedido en Mallorca en un Alaró-Collerense de infantiles. Los progenitores están casi siempre detrás de todos estos altercados, pero en la Región de Murcia, salvo contadas excepciones, se está viviendo una larga temporada de calma en el fútbol base. En Tercera División sí que se ha vivido algún episodio, como la pelea que protagonizaron hinchas del Real Murcia y el CAP Ciudad en el Campus de Espinardo, que obligó al colegiado del encuentro, con buen criterio, a suspender el choque durante unos minutos hasta que se calmaran los ánimos.

Aunque siempre hay excepciones, el origen de la frialdad que se vive hoy en día en la Región pese a que estamos en un momento muy caliente tiene su origen en una campaña que lanzó hace un año la Federación de Fútbol de la Región de Murcia a través de su Comité Antiviolencia. Todos los fines de semana, en los partidos desde infantiles hasta prebenjamines tanto de fútbol como de fútbol sala, los clubes están obligados a que los padres de los jugadores salgan al campo cogidos de la mano con los niños. «Las estadísticas nos dicen que ha bajado en un 90% la violencia en los campos. La mayoría de las incidencias eran por el comportamiento de padres y abuelos, pero a raíz de aplicar esta campaña, ha caído de forma espectacular. Con una campaña tan sencilla hemos obtenido una gran incidencia. Es una forma de educar emocionalmente que ha dado un resultado extraordinario», afirma José Miguel Monje Carrillo, presidente de la Territorial.

El éxito de la campaña ha provocado que en otros puntos del país la hayan copiado, como ha ocurrido en Alicante, donde clubes como el Alcoyano la han puesto en práctica en todos sus encuentros. También está ocurriendo en Madrid, donde la Federación ha creado una escuela de padres inspirada en la experiencia vivida en Murcia con el fin de educar a los padres. El siguiente paso que tienen previsto dar se seguir los pasos de Murcia, donde los padres cogen de la mano a sus hijos y les acompañan en el desfile inicial que realizan habitualmente junto a los colegiados desde los vestuarios hasta el centro del terreno de juego. Los jugadores locales inician el saludo a los futbolistas del equipo contrario, y seguidamente hacen lo mismo los padres de ambos conjuntos. Esta acción no solo se lleva a cabo en las competiciones federadas, sino también en la Liga Local de Fútbol Base de Cartagena, que desde esta temporada está bajo la tutela de la Federación Murciana.