Aunque la jornada de hoy pueda modificar la clasificación, el UCAM logró ayer una victoria de mérito remontando el gol inicial del Girona en Montilivi y hoy amanece a cinco puntos de los puestos de descenso en lo que supone otro paso hacia la permanencia en la categoría de plata. El murciano Portu adelantó al Girona, pero Jona primero y Pere Milla después certificaron la remontada universitaria, que por otra parte sirve para que los pupilos de Francisco pongan fin a una racha de cuatro partidos sin ganar.

Visitar al segundo clasificado siempre genera ciertos miedos, pero el conjunto universitario no tuvo mucho tiempo para tratar de ir llevando el partido a su terreno porque a los once minutos de partido, cuando todavía no se había visto ninguna acción de peligro, el Girona dejó en evidencia a un UCAM mucho más novato y que encajó el primer tanto en una jugada ensayada que no se esperaba nadie en el bando universitario. Demasiado lejos como para tirar a puerta, nadie se percató en los visitantes del plan que habían trazado Borja y Portu para que el murciano adelantara a los catalanes. En la primera aproximación con peligro, el meta Fernando ya había encajado el primero del partido.

Una cosa que sí hizo bien el UCAM es que, por detrás en el marcador, había que subir un punto la intensidad y tratar de gastar las balas al precio que fuese. En el minuto trece, Aday pudo haber sentenciado la contienda en un mano a mano con Fernando, aunque el atacante local se lió y se lo puso fácil al portero.

El Girona no necesitaba arriesgar en exceso y le sobraba con mantener controlado el centro del campo de un UCAM que trataba de bajar la pelota al césped, pero que se encontraba casi siempre superado por la presión de un equipo que en pocas semanas estará celebrando el ascenso a Primera División salvo que pase una desgracia. Y entre tanta lucha y tan poco fútbol, en los universitarios aparecieron dos de los importantes para conseguir el empate en Montilivi. Pere Milla le brindó una asistencia perfecta a Jona, el máximo goleador del UCAM con, quien con el primer remate puso en serios apuros a Bonou, aunque el rechace del portero local no fue desaprovechado por el hispanohondureño, quien anotaba su duodécimo tanto dejando más claro todavía que ahora mismo es el único jugador que marca las diferencias en la plantilla universitaria. Y al olor de la sangre acudió otro especialista, ya que el lateral zurdo Juan Francisco Góngora estuvo a punto de firmar la remontada gracias a un lanzamiento directo que obligó al meta local a jugarse el tipo para enviar a córner el esférico. El capitán había aparecido y los jugadores locales comenzaron entonces a preocuparse más de las posibles individualidades del UCAM que de generar el fútbol y las ocasiones que han llevado al Girona a ser uno de los mejores de la categoría de plata.

El gol trastornó un poco a los pupilos de Pablo Machín, que pasaron de querer tener cierto dominio del balón a buscar de forma más descarada los contragolpes como única arma para hacerle daño a los futbolista que dirige Francisco y que llegaban a Montilivi con ciertas urgencias después de cuatro jornadas consecutivas sin conocer la victoria.

En la reanudación todo estaba igual y hubo que esperar hasta ver cuál de los dos equipos estaba dispuesto a arriesgar más, si uno que lucha por no descender u otro que lo hace por subir a Primera. Y fuera por cuestión de nivel futbolístico o de prisas, la realidad es que los locales comenzaron a hacerse dueños del balón y al UCAM le tocaba un poco correr por correr para tratar de desarmar a un adversario que, entre Sandaza y Portu, a punto estuvo de ponerse de nuevo por delante en el marcador en una acción con muchas prisas y que, para fortuna de los de Francisco, terminó con un potente disparo que se marchó fuera incluso de los tres palos.

Con lo que no contaba ayer el Girona es que el UCAM defensivamente estuvo mejor que otros partidos y sus dos centrales, Hugo Álvarez y Albizua, lo hicieron lo bastante bien como para desesperar a los atacantes locales. Y si los defensas lo hicieron bien, Pere Milla decidió echarse al equipo a sus espaldas en el segundo acto para tratar de tranquilizar la situación y el centrocampista de Lérida todavía, además de la asistencia del primer gol, tenía un as guardado debajo de la manga. Una de las pocas internadas de los universitarios, con el balón en los pies de Nono, terminó con un balón muy rápido a los pies del catalán, quien no se lo pensó y disparó rápido para sorprender al cancerbero del Girona y poner por delante a su equipo. La victoria del UCAM aporta calma a un club que lo está pasando mal para quedarse en Segunda, pero que ayer recibió un gran chute de energía.