Llegar a mitad de temporada a un equipo de un país nuevo y con la vitola de sustituto de Víto Faverani no debe ser fácil para ningún jugador. Para Kevin Tumba (Lubumbashi/ República del Congo, 23 de febrero de 1991), criado en Bélgica, no lo ha sido. Pero después de solo once partidos con la camiseta del UCAM CB Murcia, el exjugador de uno de los equipos con más tradición de su país, el Proximus Spirou Charleroi, que pertenece a una gran urbe en la región de Valonia, por cuyas carreteras transitará mañana miércoles una carrera ciclista que ha convertido en suya el murciano Alejandro Valverde, la Flecha-Valona, se ha erigido en un muro para las defensas rivales. Sus estadísticas de tapones lo dejan claro: promedia 1,4 por encuentro en solo 16 minutos de juego, cifras que le convierten en el pívot de la competición con mejor ratio.

Pero para llegar hasta este punto Tumba y el club han tenido que asumir muchas críticas, sobre todo el director general, Alejandro Gómez, que ahora está recogiendo los frutos a, sin duda, una apuesta que muy pocos bendijeron. Y es que al internacional belga, que el próximo verano tiene previsto disputar el Eurobasket con su país, le ha costado asimilar un baloncesto mucho más atlético, donde puede hacer carrera por sus condiciones físicas. Sus largos brazos, potente salto y buen sentido de la orientación bajo el aro son cualidades muy valoradas hoy en día en la ACB. El entrenador, Fotis Katsikaris, le ha ayudado definiendo perfectamente su rol. Ha sacado de él su mejor virtud, el sacrificio y el trabajo, aunque aún en ataque no ha encontrado el compañero ideal para ponerle el balón por encima del aro, donde puede hacer mucho daño. Esa es, sin duda, la asignatura pendiente para mejorar la producción ofensiva de Tumba, quien llegó en el partido que acabó con la etapa de Óscar Quintana en el banquillo.

El belga, que tiene como pareja a una exjugadora profesional de baloncesto belga, Aline Lenaerts, quien le ha acompañado en su aventura en Murcia, no lo tuvo fácil para salir de Charleroi cuando recibió la llemada del UCAM el pasado mes de enero. El club belga, que estaba disputando la Championship, había perdido unos días antes a otro pívot, Brandon Bowman, y no estaba dispuesto a descapitalizarse más. Tumba tuvo que declararse en rebeldía y negociar directamente con los directivos de la entidad para lograr su carta de libertad. «Cuando el UCAM Murcia contactó con mi agente, me sorprendí mucho. Me tomé un tiempo para reflexionar con el fin de sopesar los pros y los contras y hablarlo con mi familia. Llegué a la conclusión de que para mí y mi desarrollo era la opción correcta», afirmó hace unos días Tumba a un medio belga. El jugador rebajó sus pretensiones económicas y pagó la cláusula de rescisión que le había solicitado el Charleroi para poder venir a Murcia. «¿Por qué esperar cuando se presenta una oportunidad como ésta? Soy firme creyente y creo que Dios ha puesto esta ocasión en mi camino. La presión no me asusta, por el contrario, me estimula. Soy un competidor y me motiva enfrentarme a equipos como el Barcelona o el Real Madrid», añadió el ahora jugador del UCAM Murcia, quien hace una semana, en la pista del Movistar Estudiantes, pese a jugar con un vendaje en una muñeca, puso tres tapones.

Tumba llegó a Murcia con sobrecarga de partidos. Por ello ha tenido que echar muchas horas extra en el Palacio de los Deportes con los fisioterapeutas. Pero este sacrificio no le ha importado a un jugador que solo tiene contrato hasta final de temporada con el club, aunque con una opción para renovar automáticamente. Pese a las dudas iniciales y que la entidad llegó a buscar un ´cinco´ con mayor capacidad anotadora, ahora ha encontrado su sitio en el engranaje de un plantel que ha ganado cinco de los últimos siete partidos y que el próximo domingo visita al Obradoiro, donde se verá las caras con el gigante Artem Pustovyi, de 2,18 metros de estatura, el autor de la canasta que le dio a su equipo el triunfo en Murcia en un final de partido de los locales desastroso, marcado por las erróneas decisiones tomadas desde el banquillo por Quintana que propiciaron que en solo un minuto y medio se esfumara una ventaja de siete puntos. El domingo por la tarde en el Fontes do Sar esperan los murcianistas que la historia sea diferente.