Un corredor que el año pasado se quedó con la miel en los labios y la gran reina de la Ruta de las Fortalezas, la participante que más veces ha subido a lo más alto del podio, se coronaron ayer en la octava edición de una prueba, la más dura de la historia, marcada por algunos cambios en el trazado de 53 kilómetros que la han convertido en más ultra. Alberto Plazas González, torreño de 35 años de edad, empleado de una fábrica de su localidad natal, e Inmaculada Tonda Mena, madre de tres niñas y matrona de 41 años del hospital de Santa Lucía, fueron los grandes protagonistas de una jornada que volverá a quedar en el recuerdo, que puso a prueba los músculos de acero de personas que no viven del atletismo, pero sí para él, que han convertido en una filosofía de vida hacer deporte.

Plazas es un consumado corredor de montaña. En sus piernas lleva muchos triunfos, pero nunca había conquistado las fortalezas de la trimilenaria Cartagena. Este año ha cumplido su sueño después de prepararse en tres ultratrail entre noviembre y diciembre -la última que disputó fue la Falco Trail de Cehegín-.

El murciano es de motor diesel. Ayer, como es habitual en él, fue de menos a más, dejando numerosos 'cadáveres' por el trayecto. No fue hasta el paso por el barrio de la Concepción, antes de la subida a la Atalaya, cuando tomó la cabeza. Entonces mantuvo su ritmo constante, apretó los dientes y cogió una renta de un minutos sobre José Antonio Agüera, cartagenero, profesor del Colegio Vicente Ros y 38 años de edad, que evitó hace menos de 365 días que Plazas se alzara con el triunfo. Agüera, además, tuvo la mala fortuna de irse al suelo, pero la caída no impidió que reanudara la marcha y, pese a las numerosas magulladuras con las que llegó a la línea de meta, logró conservar la segunda plaza. El podio lo completó el oriolano de 45 años Javier Moreno, quien entró en meta a diez minutos del segundo clasificado. La 'medalla de chocolate' fue para el atleta más joven entre los mejores, Roberto Sánchez, vecino de El Albujón y de 26 años. El 'top 5' lo completó el militar de San Fernando Cristian López, campeón en 2011 y destinado en la ciudad.

Para Inma Tonda, que lleva seis triunfos en la Ruta y otro en la única edición de la Ultrarail de 111 kilómetros que se celebró, el éxito de ayer, pese a ser el séptimo, no fue igual. «Preciosa, preciosa» decía mientras recibía la medalla de finishers que tiene repetida. Y es que hasta el año pasado, cada vez que enfilaba la recta de meta, a la primera persona que se encontraba era a su padre Paco, que falleció en noviembre. Él, que como cualquier progenitor sufría de ver a su hija haciendo esfuerzos extremos, era el que más disfrutaba de sus triunfos. «Ha corrido a mi lado», decía esta madre de familia mientras se fundía en un emocionad abrazo con su hermana.

La cartagenera acabó con un tiempo de 5 horas, 12 minutos y 44 segundos en una de las carreras femeninas más reñidas de la historia, que lideró Isabel Pelegrín, profesora cartagenera de 24 años de edad, cuarta en la edición anterior, que ahora mismo trabaja en Decathlon.

Pero la corredora del Automenor se vio superada en la Atalaya por Verónica Bugliot, gallega de 29 años que está afincada en Cartagena desde hace ocho y que solo lleva tres practicando carreras de montaña. En su segunda participación, la primera la hizo como senderista, acabó detrás de la incostetable campeona, una Inma Tonda que solo en 2016 no subió a lo más alto del podio -lo evitó la ultrafondista y campeona de España de 100 kilómetros Cristina González-. Carmen Evangelista, otra cartagenera que ganó en 2015 la Ruta, acabó cuarta, mientras que la peluquera murciana Esther Sánchez fue quinta en una prueba histórica por su dureza.