El Palacio de los Deportes se volvió a rendir a Fotis Katsikaris, pero esta vez el griego sí estaba presente y no como ocurrió en aquel ´célebre´ partido de la Eurocup en el que el público, con Óscar Quintana en el banquillo, coreó el nombre del entrenador, que entonces acababa -mes de noviembre- de ser despedido del Lokomotiv Kuban de Krasnodar. Esta vez fue casi al final del choque contra el líder Tenerife, al que el UCAM desactivó, como ha hecho en las últimas jornadas con todos los rivales que se ha encontrado en el camino, basado en una defensa de escándalo a la que siguió un ataque demoledor en el tercer cuarto. «Qué bueno que volviste» piesan la mayoría de aficionados que pueblan las gradas del pabellón, donde los ´quintanistas´ se han quedado sin argumentos y celebran, como los demás, la portentosa reacción de un equipo que hace dos meses estaba descompuesto y agobiado por el calor de la zona baja de la clasificación, pero que ahora respira hondo y ha vuelto a despertar la ilusión. Pero Fotis no es como Simeone, que cada vez que el Vicente Calderón le aplaude él responde. De hecho, en esas situaciones se siente incómodo, como cada vez que salía por Murcia a tomar un café cuando no era el entrenador y los aficionados le pedían que volviera. Pero no solo abrió la puerta grande ayer el preparador del conjunto universitario, sino todos y cada uno de los jugadores.

Por si alguien no miró las estadísticas, Campazzo se quedó sin anotar y el UCAM ganó, pero casi nadie se fue con la sensación de que el director argentino había hecho un mal partido, sino todo lo contrario. Hasta el discutido Kevin Tumba se llevó una gran ovación por su entrega y capacidad de intimidación en defensa. El pívot belga ya dio muestras de su poderío contra el Andorra, lo confirmó en Bilbao y se pegó un atracón de tapones frente a los tinerfeñistas. No es Faverani, pero se ha ganado el corazón de esos seguidores que siempre aplauden la entrega de los suyos, como la de Sadiel Rojas, el ´pupas´ de la ACB, el hombre que más golpes se lleva. Solo siete días después del codazo que se llevó de Álex Mumbrú en Miribilla y de tener que pasar unas horas en el hospital, el ´guerrero´ volvió a sufrir una caída tremenda contra el parqué. Al ir a capturar un rebote defensivo, Aaron Doornekamp le dejó un ´recado´ al alero, quien tuvo que ser atendido en una jugada en la que el Tenerife continuó y acabó anotando Kirsay. Tras el partido, Rojas tuvo un enfrentamiento con el alero canadiense, con el que discutió.

Una relación totalmente distinta a la que tienen Facu Campazzo y Nico Richotti. Los argentinos, de amistad sobradamente conocida, quedaron para charlar la noche anterior del partido y el destino quiso que mantuvieran un enfrentamiento directo sobre la pista unas horas más tarde. La carga de faltas de Vitor Benite provocó que Campazzo tuviera que ´marcar´ a su compatriota en varias ocasiones, ya que Katsikaris apostó por el base en la pista junto a Pedro Llompart en lugar de la opción natural de Billy Baron. Ambos no brillaron demasiado, pero la sonrisa del ´Facu´ al término del partido desenmascaró al vencedor del duelo.

Aunque la alegría y los aplausos tuvieron que compartir protagonismo con los pitos a los jugadores rivales. Parte de los aficionados murcianos todavía no olvidan la victoria de Txus Vidorreta de hace unas temporadas a cargo del Alicante y del base Rodrigo San Miguel, que volvió a vivir lo que ya confirmó en una entrevista a LA OPINIÓN esta semana, que parte de la grada no guarda buen recuerdo de su paso y le acusan junto a otros jugadores de hacerle la cama a un entrenador que también acabó siendo pitado.