El UCAM CB Murcia parece estar condenado esta temporada a que las alegrías nunca sean completas. Jugar la Eurocup fue un premio, pero se convirtió en pesadilla. Y ayer, en el primer triunfo de su historia en Liga ACB en Bilbao (71-82), no pudo celebrar el mismo como se merecía porque Sadiel Rojas, a poco más de un minuto para el final, en una jugada intrascendente para el marcador puesto que el triunfo ya estaba sentenciado, recibió un codazo de Álex Mumbrú en la lucha por un tiro libre que le dejó KO, tendido en el suelo durante varios minutos, y siendo trasladado a un hospital, donde fue dado de alta horas después, con fuertes dolores de cabeza y un collarín. Fue el único lunar de una mañana para el recuerdo, que volvió a poner en evidencia que el pasado verano el error fue confiar la dirección técnica del equipo a Óscar Quintana. Fotis Katsikaris, pese a no tener a Vítor Faverani, uno de los pilares sobre los que se construyó el nuevo proyecto, ha logrado que el equipo remonte el vuelo, con tres victorias en los cuatro últimos encuentros.

El conjunto murciano, huérfano de un ADN reconocible durante la etapa del cántabro en el banquillo, ahora sí tiene personalidad. Todos sus jugadores aportan en la medida de sus posibilidades, cada uno tiene muy claro su rol y la defensa frágil, esa faceta del juego donde se nota más el trabajo que se realiza durante la semana, ahora es una roca. Ayer, como ocurrió una semana antes frente al Andorra, el UCAM fue un equipo, no una suma de individualidades como ocurría antes del acertado regresado de Katsikaris al banquillo del Palacio, quien le ha dado la vuelta a un calcetín que tenía demasiados descosidos, con jugadores sin confianza y talento desaprovechado. Porque en el baloncesto actual no solo vale para ganar con tener buena química en un vestuario y confiar exclusivamente en el brillo de algunos jugadores. Hace falta mucho más, como desactivar las virtudes del rival -ayer pasó desapercibido Alex Mumbrú, como una semana antes ocurrió con Shermadini-, y esconder tus defectos.

La teoría ´no hay plantilla, no hace falta cambiar el entrenador´ que mantenían unos cuantos, ha quedado desmontada en solo dos meses, reforzándose el trabajo realizado en los despachos por Alejandro Gómez. Sobre todo después de comprobar que ayer 51 de los 82 puntos los aportaron jugadores que salieron del banquillo. No hizo falta que Campazzo brillara durante los 40 minutos para ganar ni que Benite o Baron martillearan el aro rival desde el perímetro. Pese a que se dio cierto desequilibrio en el tiro entre el juego interior y el exterior, los pívots sí que controlaron el rebote, con 36 capturas por 34 de los locales, seis de ellas de Daniel Clark, quien también aportó 9 puntos.

El discutido Kevin Tumba y un jugador que apenas tuvo protagonismo con el anterior técnico, el base Pedro Llompart, pese a que entonces el equipo alternaba competición europea con ACB, fueron los más sobresalientes de un equipo murciano que contó con la aportación en los dos primeros cuartos de 23 puntos que no estaban en el quinteto titular.

A Katsikaris no le gustó el arranque del choque del quinteto que puso en pista -Campazzo, Baron, Rojas, Antelo y Delía- y no dudó rápidamente en iniciar las rotaciones. Primero fue el belga quien sustituyó al ´cinco´ argentino, que no volvió a jugar en todo el encuentro, logrando con ese cambio encontrar la fortaleza interior que había desarmado hasta el momento el local Michael Eric, quien encontró a su antídoto en un Tumba que se hizo el amo de los tableros, intimidando y corriendo la pista. Después entró en escena el escolta Vítor Benite, que desatascó el ataque universitario para alcanzar una renta de siete puntos (10-17) antes de cerrarse el primer acto (12-17).

El arranque del segundo cuarto fue esperanzador. Un triple de Llompart estableció la máxima renta (12-20), que se repitió con 17-25 tras culminar un contraataque Ovie Soko, quien reapareció después de tres largos meses de baja. Pese a abusar del tiro exterior, el UCAM controló ritmo, sobre todo gracias al rebote, con Antelo realizando también un sobresaliente trabajo bajo los aros. Pero el Bilbao tiene a un viejo conocido de la afición murciana como es Scott Bamforth, quien dio señales de vida en el segundo cuarto para comprimir el marcador (24-27). Una discutida técnica a Rojas por fingir una falta personal también frenó la evolución de un UCAM mejor dirigido por Llompart que con Campazzo, hecho por el que el técnico no dudó en dar el timón en el último tramo antes del descanso al mallorquín, que condujo a su equipo a concluir por delante en el marcador el segundo cuarto tras un momentos de crisis (33-37).

Pero faltaba Campazzo y el argentino apareció en un sublime tercer cuarto de los murcianistas. El parcial 15-26 resume el monólogo en el que convirtió el conjunto murciano gran parte de este período. El base dirigió y anotó, sacando de sus casillas a los bases del Bilbao Basket y siendo fundamental para alcanzar la máxima renta del choque, que fue de 19 puntos (44-63, min. 29), para cerrar el cuarto con un 48-63 que no debaja de ser esperanzador.

La temida reacción local llegó en el último cuarto, pero cuando un equipo juega a la desesperada, tiene muchas posibilidades de no llegar a rematar. Los locales se quedaron en la orilla cuando con una canasta de Eric les situó a solo seis puntos (66-72). Javi Salgado, el autor de aquella canasta fuera del tiempo que evitó hace varias temporadas el triunfo del UCAM en Bilbao, cogió la batuta y metió el miedo en el cuerpo a los hombres de Katsikaris. Pero este equipo universitario que ahora sí tiene identidad propia, no se descompuso en ningún momento y entonces encontró a Ovie Soko en ataque, quien con cuatro puntos consecutivos y los dos tiros libres anotados por José Ángel Antelo, que vuelve al ser el jugador determinante tanto en ataque como en defensa del pasado curso, sentenciaron el triunfo antes de que Sadiel Rojas cayera lesionado y llevara la inquietud a todo el plantel.

Los murcianistas, después del triunfo de ayer, se quedan de nuevo con dos victorias de renta sobre los puestos de descenso. La presión ejercida por el inesperado éxito del Obradoiro sobre el Real Madrid el sábado por la tarde tuvo una respuesta contundente en un UCAM que el próximo domingo recibirá al sorprendente Iberostar Tenerife en el Palacio de los Deportes (12.30 horas).