La primavera llegará oficialmente el 21 de marzo. Pero desde hace una semana los murcianos nos vimos obligados a revolver el armario para rebuscar las camisetas de manga corta. Los 35 grados que han llegado a marcar los termómetros nos han invitado incluso a sacar el bañador y tirarnos en la arena de la playa.

Esa primavera adelantada de la que llevamos hablando en los últimos días también se dejó notar hasta en Nueva Condomina. Por primera vez en todo el curso, la afición del Real Murcia olvidó los continuos disgustos para disfrutar de 90 minutos de lo más tranquilos, de esos en los que lo tienes todo tan controlado que sabes que nadie te va a fastidiar el plan.

Los antecedentes dejaban poco espacio a la esperanza. Las tres jornadas sin ganar, pero sobre todo la derrota y la imagen ofrecida en San Fernando, volvieron a provocar otro bocado importante a la cifra de asistencia -ayer solo 4.600 espectadores-. Que te pinten la cara justo el día en el que estrenas entrenador tampoco ayudaba. Todo eran malas noticias. Como esos fines de semana que se acercan y el tiempo no mejora. Pero de repente, será por el cambio climático, marzo te regala una semana veraniega y el Real Murcia de Vicente Mir no quiso desperdiciarla.

A diferencia de otros partidos en Nueva Condomina no hubo cambios de temperatura, el clima se mantuvo estable durante los 90 minutos. Empezó con 35 grados en el minuto 3 cuando Sergi Guardiola conseguía su primer tanto como grana, continuó por todo lo alto nada más empezar el segundo tiempo -Rayco dijo yo estoy aquí- y se fue alargando hasta el 90, cuando el colegiado señaló el final del encuentro y muchos se preguntaron si el Linares había comparecido en Nueva Condomina o había decidido aprovechar su visita a la Región para hacer turismo.

Cada plato era mejor que el anterior. Los visitantes, a diferencia de lo que ocurría en San Fernando una semana antes, no mordían. Sus golpes, por llamarlos de alguna manera, eran como los de un niño pequeño que intenta ganar una guerra de cojines a su padre. Los astros, además, se alineaban para que el Real Murcia menos goleador de los últimos tiempos se pusiese por delante en la primera ocasión que tuvo. Mientras que Diego Benito, protegido por David Sánchez y Armando, se convirtió en un bonito girasol que desplegó todo su colorido a la vez que miraba al sol.

Y esos tres ingredientes fueron suficientes para que todos abandonasen el campo satisfechos con la receta. Solo Vicente Mir afirmaba que había visto cosas que no le gustaban. Ha sido tan poca la autocrítica en los últimos tiempos, que escuchar al valenciano es como un golpe de aire fresco.

No se quedó el técnico quieto después de la derrota en San Fernando. La primera sorpresa llegó en la portería. Bajo los palos estaba Simón; en el banquillo, Diego Rivas. Aunque viendo las nulas virtudes mostradas ayer en ataque de los jienenses, el entrenador incluso se podría haber permitido jugar sin portero. No descarten que el meta murciano se fuese en el minuto 3 a ver una película al centro comercial y volviese como si nada para el pitido final.

La otra rectificación llegó en la línea defensiva. Y el Murcia dejó de ser el coladero de las últimas semanas. Josema y Golobart volvieron a demostrar que el sitio de Borja está en la grada, algo parecido a lo que hizo José Ruiz con Juanjo y sus eternas molestias. Hasta Pumar disfrutó conduciendo a toda velocidad por la autopista montada por Mir por la izquierda, aunque unas veces por los malos centros del gallego y en otros casos por errores de sus compañeros, los granas no fueron capaces de sacar más partido a esa posibilidad.

Tampoco fue necesario. Desde el minuto 3, cuando Diego Benito frotó la lámpara mágica para regalar a Sergi Guardiola su primer gol como murcianista, la victoria era de los granas. El Linares, posiblemente el equipo más débil y con menos recursos que ha pasado esta temporada por Nueva Condomina, no sacó ni el orgullo. Se conformó con mover el balón en la zona que el Murcia le dejó, pero ni fueron capaces de superar la línea formada por Armando-David Sánchez-Diego Benito, ni consiguieron tirar de músculo. Solo una tarjeta en noventa minutos lo dice todo.

Pese a ello, el Real Murcia nunca fue un equipo dominador. Con Vicente Mir, la pelota ha dejado de tener protagonismo. Da igual que los granas sean superiores en el campo, ahora el toque es secundario. Lo importante es la velocidad y mirar cuanto antes la portería contraria. El Linares facilitó la estrategia del valenciano, sin embargo la falta de acierto de los atacantes granas evitó que se viviera una goleada. Sergi Guardiola las tuvo de todos los colores, pero se marchó con un solo tanto.

Sin Víctor Curto, fuera del once por sanción, el jumillano realizó su partido más completo como murcianista. En el 2-0 también fue protagonista. David Sánchez le guiñaba un ojo con un balón que volvía a dejarle en una situación de privilegio. Superó al portero visitante, aunque se estrelló con el palo. Eso sí, el rechace lo aprovechó Rayco para sentenciar el partido con más de 40 minutos por delante. Estaba tan cómodo el '9' murcianista que hasta se olvidó de que sus compañeros también juegan. En el 67', el jumillano prefirió chutar al portero a dejársela a un Rayco que ya cantaba el gol.

Fue la tarde perfecta. Una primavera adelantada. El partido que se necesitaba para recuperar la esperanza de alcanzar el play off -sigue a cinco puntos-. Quedan nueve jornadas, y el próximo domingo habrá que visitar el Cartagonova. Será otra prueba de fuego para saber si la primavera grana va por un camino distinto a la meteorológica. Porque si han consultado la página del tiempo ya sabrán que a partir de hoy tocará volver a revolver el armario para recuperar los jerséis y las chaquetas.