Tensión, locura, desajustes y muchos goles: el UCAM Murcia fue el mejor en ese caos y ese nerviosismo imperantes en los duelos entre rivales directos por mantener la categoría. El conjunto dirigido por Francisco no dio ningún golpe sobre la mesa en Almería, en la tierra natal en la que se inició además como entrenador.

Más bien, el UCAM sale muy reforzado gracias a la calidad de sus jugadores más talentosos; por el guardián de su portería, Biel Ribas; y por el acierto estratégico de Francisco, esta vez sí, sobre el césped. Aunque eso sí, la victoria evita que se hable en gran medida del caos que reina en la parcela defensiva.

Casualidades del destino, Francisco, ahora como rival, afiló el estoque para dejar al club de sus amores en la UCI, mientras que, por otro lado, sigue encabezonado en salvar del abismo al UCAM esta temporada. Los universitarios se mantienen una semana más fuera del descenso gracias al triunfo, doblemente importante por tratarse del rival que tocaba. Los de Francisco han superado en los dos encuentros de la temporada al Almería, por lo que en caso de empate a puntos a final de curso, la ventaja sobre los rojiblancos está confirmada.

Eso sí, más allá de hipotéticos supuestos, ganar era clave para que el equipo murciano siga remando, cada día más fuerte, para salvarse cuando llegue el mes de mayo. El UCAM comenzó su partido en puestos de descenso, y en el primer puerto de su particular Tourmalet, se coronó como triunfador de la etapa para alejarse un poquito más del precipicio.

Francisco quiso evitar con la disposición de sus jugadores lo inevitable. Algo que le falló en defensa, pero le sirvió de manera esencial en ataque. Olvidó su innegociable esquema, el 4-2-3-1, para dibujar un 4-3-3 con Juande, Basha y Manuel Sánchez en el centro del campo, con el propio Basha como volante y principal enganche con los tres de arriba. El equipo estaba bien anclado en la zona ancha, ganando la batalla en la divisoria a un deslavazado Almería, mucho más pendiente de hacer daño por las bandas.

Aunque pudo sorprender el Almería en el primer minuto de partido, en el que Fidel estrelló en el larguero un golpeo magistral de falta directa, fue gracias a los factores anteriores que el UCAM se adelantó en el marcador. Basha, que avisó poco antes de su gol inicial, firmaba el primer tanto del choque tras materializar una rápida transición al primer toque. Morillas, Collantes y Jona combinaron por la izquierda para que este último cediera dentro del área un servicio magnífico a Basha. El ex del Zaragoza fusiló a placer a Casto para firmar otra más que notable actuación con el UCAM, recordando, una vez más, lo equivocado que estaba su anterior entrenador al dejarlo sin jugar. Pero el UCAM es el mejor equipo pegándose tiros en el pie, suicidándose en esa ruleta rusa, o tirando los frutos de un buen trabajo por la borda. Ay, el balón parado. Y ya van tropecientas. En el 36', un envío largo al segundo palo de Fidel tras saque de esquina fue perfectamente empalado por Ximo Navarro, solo en su posición. El Almería, de los peores equipos aprovechando la estrategia, arrastró a toda la zaga al primer palo para dejar en la mejor posición posible a su lateral. Conectó de volea para hundir a Biel Ribas en la portería y firmar la igualada.

Tras el descanso, el UCAM insistía en mandarlo todo al carajo. Nada más arrancar la segunda mitad, en el 46', Juande y Tito (que acababa de saltar al césped por el central Fran Pérez), se quedaron mirándose las caras en lugar de echarle bemoles y despejar el peligro sin pensarlo. Una vez más, no fue así. El atacante Quique recogió el cuero, la puso a la espalda de la zaga con un toque preciso, y Fidel no perdonó dentro del área en el mano a mano ante Biel.

Los fantasmas del pasado, los de 'los regalos', se personaban también en Almería. Para colmo, Manuel Sánchez y Hugo Álvarez protagonizaban una anécdota cuanto menos curiosa. Hugo Álvarez, con el único fin de no perder tiempo, instó a Manuel Sánchez a abandonar el terreno de juego mientras este era atendido por los servicios médicos. El centrocampista, ni corto ni perezoso, no dudó en insultar a su compañero ante la atenta mirada de las cámaras de televisión. Gajes del oficio, Francisco acertó mandando a Sánchez al vestuario, que era sustituido por Nono.

Se mascaba la tensión de la situación, pero los jugadores más ofensivos del UCAM volvieron a enchufarse. El incandescente Basha, un Jona en un estado de forma sublime y el imprescindible Iban Salvador trabajaron para dar la vuelta al marcador. En el 53', Collantes volvía a relanzar una contra para dejar a Jona solo en la frontal del área. El hispanohondureño, con una asistencia por encima de la defensa, la puso al otro lado para Salvador, que llegó para pegar de primeras con la zurda y batir a un desafortunado Casto. La pelota le llegó botando y terminó por introducirse en la portería.

La media hora siguiente fue del UCAM. El Almería se vino abajo, y aprovechando las dudas y el miedo de los locales, los universitarios volvían a adelantarse en el marcador. Tras un saque de esquina, el despeje desastroso del central Joaquín Fernández quedó franco dentro del área para Tito. El ayer central enmendaba su fragilidad anteriormente mencionada para, al igual que en Valladolid, firmar un tanto de oro para los universitarios. Sin pensárselo, la pegó de volea ajustando a la base del palo ante la estatua dibujada por Casto.

Pero al igual que en unos partidos se nota que un equipo está destinado a perder, el guardameta Biel Ribas se erigió como héroe para recordar que el UCAM de Francisco está siempre más cerca de ganar. Hugo Álvarez, en el 87', derribó al atacante local Expósito dentro del área. La pena máxima, ejecutada por José Pozo, era detenida con una estirada soberbia por Biel Ribas: adivinó la intención, pero también había que llegar a ese balón.

No quedaban dudas. El UCAM tenía que ganar, cumplió con el cometido pese a la locura reinante sobre el césped, y vuelve a tener otro 'break' por la salvación la próxima semana en casa ante el Mallorca. Y de paso, ha podido dejar prácticamente muerto a un Almería que, tras el partido, se quedó sin entrenador y sin director deportivo. Un caos del que el UCAM, gracias a Francisco, consigue escapar por el momento.