¿Cuándo le dio por correr?

Siempre fui un niño muy competitivo, pero en el colegio no se me daban bien los deportes de equipo. Yo siempre veía a mi padre que salía a correr, que hacía alguna media maratón, y eso me llamaba la atención. Estudiaba música en el conservatorio y me dio por ir corriendo a clase por la Gran Vía, porque era una sensación que me gustaba. También me encantaba hacer carreras con mis amigos, aunque siempre perdía.

¿Pero cuándo dio el salto a la competición?

En el instituto, sin entrenar, destacaba en los test que nos hacían los profesores. Fui conociendo a gente del atletismo y al final de bachillerato y principios de la Universidad empecé a competir en carreras populares e ingresé en el Club Atletismo Murcia, pero siempre lo he compaginado con los estudios, tanto de música como de magisterio y, después, la licenciatura.

¿Qué instrumento tocaba?

Tocaba la guitarra y hacía canto clásico, pero a la guitarra es a lo que más partido le he sacado. Llegué a titularme en el grado profesional del conservatorio, pero cuando llegué a la Universidad lo tuve que dejar. La música y el deporte siempre han sido lo mío, pero me llamaba mucho la atención la enseñanza. Aparqué los estudios de música, continué con el magisterio y la licenciatura, y saqué las oposiciones de maestro. Lo bueno del deporte es que te ayuda a organizarte, a priorizar, y sacas tiempo de donde no lo hay.

¿Es más duro un maratón que las oposiciones?

Son cosas muy distintas, pero es cierto que las oposiciones son durísimas. El deporte lo haces por satisfacción, porque para mí entrenar es un placer y disfruto más que compitiendo, pero estudiar lo haces por un trabajo y tienes que ser el mejor, no puedes dudar y es una cierta tortura. Aprobar las oposiciones se convierte en una exigencia difícil de llevar, pero al final uno piensa en el fruto que le va a dar.

¿Cuándo decidió dar el salto al maratón?

Siempre me han gustado las pruebas de fondo, las de pista las he tocado muy poco, pero el salto al maratón fue una cosa muy curiosa. Yo estaba estudiando inglés en Liverpool con una beca que me dieron el año que fiché por el Fondistas de Alcantarilla. David Sánchez Romero, que es el presidente del club, me llamó un día y me dejó caer la posibilidad de que me uniera al equipo para el Campeonato de España de Maratón. Me gustó la idea, pero me daba miedo porque tenía 25 años. Me lo planteó como una experiencia para pasármelo bien y la verdad es que así fue. Encima acabamos terceros en el campeonato.

¿Qué tiene el maratón que no tienen otras pruebas?

Tiene algo especial, es la lucha contra ti mismo, ser capaz de superar los momentos duros, porque en el maratón, aunque vayas muy bien preparado, siempre tienes una crisis. La prueba te hace intentar mantener la concentración para gestionar bien mentalmente y poder tirar para adelante en esos momentos malos. La satisfacción de completar una distancia tan larga, superar barreras, fijarte un determinado tiempo e intentar conseguirlo, son unos alicientes que motivan mucho, un sufrimiento muy bonito.

¿Cuánto tarda en recuperarse de un maratón?

Depende del nivel de cada atleta. Conozco casos de gente profesional que al día siguiente ya sale a entrenar. A mí me gusta tener mucha paciencia, tirarme un par de semanas de descanso, combinando con otros deportes de bajo impacto, como bicicleta y natación. Aprovecho para pasear y a partir de la quinta semana retomo los entrenamientos con normalidad.

¿Pero no hay mucho desaprensivo hoy en día en las carreras populares?

La verdad es que me estoy dando cuenta de que se le está perdiendo el respeto a las pruebas de maratón y de triatlón de larga distancia, la gente no es consciente verdaderamente del cuidado que tiene que llevar con su salud, y por eso nos encontramos después algunos sustos. Los esfuerzos que se realizan en una carrera como ésta, sometiendo a tu cuerpo a unos parámetros y límites elevados, no son sanos. El ser humano está preparado para caminar, no para mantener el corazón a tantas pulsaciones durante tanto tiempo. He visto gente con sobrepeso corriendo maratones y yo abogo por pedir en las inscripciones de las carreras que el atleta aporte un reconocimiento médico exhaustivo. Esto del deporte es una droga, pero hay que saber parar.

¿A sus alumnos les da mucho el follón con el atletismo, les incita a practicarlo?

En mi colegio hacemos una semana de la Olimpiada y al final se realiza una carrera solidaria en la que todos los niños aportan un alimento no perecedero para llevarlo a las personas necesitadas. Como maestro de educación física intento transmitir a mis alumnos el gusto por el deporte, pero les doy a conocer todos. Trato de inculcarles el gusto por la práctica deportiva, para que cuando salgan del colegio tengan el hábito.

¿Pero no es cada día más difícil conseguir que los niños hagan deporte?

Hay de todo, pero sí es cierto que cada día cuesta más que los niños se muevan. Están enganchados a las nuevas tecnologías y no saben jugar. Les dejas algún tipo de material para que se inventen algo y no tienen la creatividad suficiente para jugar. No saben mantener relaciones sociales con niños de su edad y me da una pena tremenda verlos en el parque con las tablets. Luego les pones a correr y son muy torpes a nivel motriz. La educación se está transformando porque algunos padres están ocupados y no tienen tiempo para ellos.

Es que también los sobreprotegemos.

Esa es otra cuestión. Se nota que no saben resolver problemas por ellos mismos, siempre dependen de los padres. Mi percepción es más pesimista que optimista en este caso.