Si ya de por sí categorías del fútbol español como la Segunda o la Segunda División B son especialmente cambiantes en lo referente a la estabilidad contractual de los jugadores, asentar y dotar de confianza un proyecto concreto se antoja también como una ardua tarea. Un proceso en el que, en muchas ocasiones, se peca de impaciencia. En el caso del UCAM Murcia, el 'plan renove' se ha ido en gran medida de las manos.

El 8 de junio de 2016, el conjunto universitario se proclamaba campeón de Segunda B en la tanda de penaltis ante el Reus. Poco más de siete meses después, la renovación y el lavado de cara que se ha dado al plantel, incluido el banquillo, ha sido desmesurado. Una renovación encabezada por el director deportivo, Pedro Reverte; alguna decisión en la que también ha intervenido de lleno el presidente, José Luis Mendoza; y los dos entrenadores que han habitado el área técnica del UCAM desde entonces, José María Salmerón y Francisco Rodríguez.

Con el debut en Segunda División en el horizonte, y con un plantel de 23 futbolistas que componían la mejor plantilla del curso en Segunda B, la entidad universitaria otorgó la baja a catorce futbolistas durante el verano: Buba, Dani Pérez (cedido al Toledo), Pol Bueso, Ángel Robles, Marcelo Djaló, Checa, Julio De Dios, Nono Delgado, Manolo, Jesús Rubio, Josan, Titi, Álex Rubio e Iván Aguilar. Cada uno por distintos motivos, como la edad; la necesidad de dotar de mayor calidad a la plantilla en ciertas posiciones; desavenencias con el entrenador del momento, José María Salmerón, por la importancia que podían asumir dichos jugadores dentro de la plantilla en Segunda; o incluso en algún caso, por razones extradeportivas.

El 11 de diciembre, hace apenas un mes, el siguiente en hacer las maletas era el técnico que obró la machada. José María Salmerón, tras una serie de resultados nefastos que dejaban al UCAM en la penúltima plaza de la clasificación y a dos puntos de la salvación, era destituido de su cargo. No obstante, la presencia de Salmerón en el UCAM no gratificó a los que permanecieron junto a él tras el ascenso de categoría.

Con el mercado de invierno cerniéndose sobre sus cabezas, jugadores esenciales en esa gesta histórica para los universitarios también dijeron adiós. Una cuestión que se ratificó con la llegad del nuevo técnico, Francisco. Tras esto, en las últimas semanas han salido del UCAM tres futbolistas: César Remón, Pablo Pallarés e Isi Ros (cedido). Como recordamos, veintitrés jugadores formaban parte de la plantilla del ascenso. Siete meses después, son seis los supervivientes. Actualmente, de esos seis elegidos, solo tres conservan un estatus de privilegio en la plantilla.

Tekio, Biel Ribas y Nono son los que gozan de continuidad bajo las órdenes de Francisco. En el caso de Biel Ribas, el guardameta balear perdió la titularidad a mediados de la primera vuelta durante varias jornadas, pero el cambio de técnico le ha favorecido en ese sentido; Tekio ha sido indiscutible durante toda la temporada en el lateral derecho, y es indiscutible desde su desembarco en el UCAM procedente del Real Valladolid hace ya cuatro años y medio; y Nono, que ha gozado de minutos en los cuatro partidos oficiales desde la llegada de Francisco -uno titular, tres saliendo desde el banquillo-.

Los otros tres jugadores son Escalona, tercer portero e inédito hasta la fecha esta temporada; Fran Pérez, central que gozó de la confianza de Salmerón y fue titular en doce partidos pero que ahora con Francisco entra en las convocatorias sin disponer de minutos; y por último Góngora.

El capitán del UCAM, que concluía el año con diversos problemas físicos, no juega en competición oficial desde el 30 de noviembre, fecha del encuentro de ida de dieciseisavos de Copa ante el Celta de Vigo. Situación que se extiende dos semanas más si miramos hacia la Liga, ya que desde el 20 de noviembre no participa en un partido del torneo doméstico. Ya son casi dos meses para el lateral zurdo sin disputar ni un solo minuto. A día de hoy, el aguileño David Morillas suple con solvencia la ausencia del propio Góngora. De hecho, no ha entrado en las tres últimas convocatorias ligueras, ya bajo la batuta de Francisco en el banquillo universitario.

En resumen, confianza cero por parte de la cúpula directiva y técnica universitaria hacia los jugadores que tanto otorgaron al club, y en muy poco tiempo. La mayoría de ellos, sin oportunidades de demostrar su valía, recalan en clubes importantes de Segunda B en su búsqueda por alcanzar el fútbol profesional, una oportunidad de la que el UCAM no les hizo partícipes. Por su parte, el club universitario, tras haber expirado la primera vuelta del campeonato de Liga, y más allá de las exigencias y complicaciones que puede tener un club como el murciano en una categoría como la Segunda División, no ha dado muestras de mejorar lo que ya había. Poco queda ya del grupo futbolístico que asombró tras una temporada para la historia del club.