El Cartagena no ha arrancado la segunda vuelta con buen pie. Acabó la primera con un importante triunfo ante el Recreativo pero en los dos encuentros que ha disputado en 2017 no ha logrado aún la victoria. Empató la pasada semana ante el Linares y ayer pinchó en casa frente al Córdoba B, un rival que ocupaba antes del partido puesto de promoción por la permanencia y que gracias a los tres puntos ha dado un salto hasta la decimotercera posición.

Este conjunto albinegro atraviesa ahora el peor momento de la temporada, porque los resultados y el juego así lo atestiguan. Tres empates, dos victorias y una derrota en las últimas seis jornadas han provocado que los de Alberto Monteagudo liquiden su cómoda ventaja con el segundo y el tercer clasificado para constreñir la tabla clasificatoria en la cabeza de la misma. El Lorca llega lanzado y ha igualado los números del conjunto cartagenerista; el Marbella, con su triunfo ayer, se coloca a uno y el Melilla, ahora quinto clasificado, está a seis.

Tras las vacaciones a los albinegros les ha costado volver a coger el aire de la competición. En casa, donde hasta ahora tan sólo habían perdido un encuentro y empatado dos, sucumbían ante un rival menor, pero que supo ganar la partida sin ninguna duda. El Córdoba B hizo lo que tenía que hacer: dos líneas de cuatro que no dejaban opciones en ataque y una contra rápida para aprovechar sus opciones. Dos disparos a puerta y dos goles, no necesitó más el equipo dirigido por Carlos Losada para llevarse los tres puntos.

El tanto inicial de Arturo fue un mero espejismo, porque esa facilidad con la que el cartagenero vio portería casi en las primeras de cambio, se tornó en pesadumbre al no tener ninguna más en todo el partido.

Sin apenas intuir lo que podía hacer o no, el Cartagena se encontró con un gol a los diez minutos de partido. Arturo sacó partido a su punta de velocidad y su desmarque lo hizo bueno un gran pase en profundidad de Jesús Álvaro para hacer el 1-0. El ariete cartagenero supo driblar con inteligencia al portero, con un autopase que le ayudó a plantarse solo ante el marco contrario y con el portero ya atrás. El gol albinegro no fue síntoma, ni mucho menos, de la facilidad que iba a tener el FC Cartagena para llegar a la meta contraria.

El filial cordobesista no perdió en ningún momento la compostura a la hora de defender: dos líneas bien juntas y dos jugadores presionando la salida del FC Cartagena suponían un auténtico examen para los pupilos de Alberto Monteagudo. No encontraban los huecos para meter el balón por dentro ni tampoco gozaban de espacio suficiente en las bandas para superar a los laterales. El dolor de cabeza empieza a hacer mella en los locales, incapaces de buscar otra alternativa mejor y más efectiva.

El Córdoba B, a pesar de ir perdiendo, no se precipitaba en sus acciones. Fue ganando confianza paulatinamente y llegando con más frecuencia al área defendida por Limones. Es cierto que sus opciones eran escasas y además de poco peligro, pero Quiles lo intentó en el minuto 21 con un remate que acabó en las manos del cancerbero local.

El FC Cartagena estaba algo aletargado en su fútbol ofensivo, lo que repercutió también en defensa, cuando un claro error de Chus Hevia, que fue a recoger el balón en el centro del campo y acabó perdiéndolo, originó una rápida contra del conjunto cordobesista, que culminó Quiles con un zurdazo que se cruzó de un lado a otro la portería y con el que nada pudo hacer Limones.

El Cartagena se veía impotente en ataque, pero a su vez había dejado al descubierto su parcela defensiva, hasta ahora el arma más potente de los cartageneristas.

No mejoró el bloque de Monteagudo tras este palo que recibía en el minuto 32 de partido, porque nada cambió. Los visitantes seguían a lo suyo, aunque cada minuto que pasaba algo más crecidos, mientras que a los locales les ocurría probablemente todo lo contrario. Incidían en sus propios errores, aumentados incluso por la nula fluidez y menor rapidez a la hora de los desmarques y las triangulaciones.

Tras el paso por los vestuarios a Hevia le faltó un punto de velocidad para llegar a un balón interior bien puesto por Arturo. En el 48 un gran lanzamiento de Moisés lo recogía a la carrera Arturo, pero su control fue defectuoso, lo que hizo que el portero pudiera anticiparse al remate y llegar bien en esa clara opción de gol.

Monteagudo propuso a Sergio García y Hens en el campo a los diez minutos; Chus Hevia y Rico dejaban sus puestos en una tarde oscura para ellos.

Sergio García gozó de su única ocasión de gol, eso sí muy clara, en el 59, con un pase que remata casi a la primera, en un balón claro ante el portero. Su chut se marchaba demasiado alto.

El atacante Traoré, un jugador corpulento e incansable, fue la gran pesadilla de los centrales y tuvo una opción en el 58 para haber hecho el 1-2, pero remató demasiado escorado y su disparo se marchaba fuera.

Cuando Monteagudo se preparaba para dar entrada a Isi Ros se produjo el tanto del Córdoba B. Fue Pablo Vázquez quien aprovechó un saque de esquina para rematar de cabeza adelantándose a la defensa local. Error claro en las marcas y error grave con el saque de esquina. Un mal despeje de Limones supone que un jugador visitante recoja el balón y entre en el área casi sin oposición, su centro lo despejaba la defensa a línea de fondo y tras el saque vino el gol antes mencionado. La cadena de fallos deja sensación de una intensidad en el juego muy liviana entre los futbolistas albinegros.

A doce minutos del final, el Cartagena lo intentó con poco fuelle y menos recursos si cabe. Isi Ros puso la única nota de calidad, pero el equipo no tuvo la suerte de otras jornadas en casa, cuando el gol aparecía en el último instante.

Lo que queda es una decepción para la afición. Pitos, los primeros, en el campo tras el varapalo sufrido. No tanto por el hecho de perder sino quizá los aficionados reprochan a los suyos la falta de aplomo, la escasez de recursos y la poca alegría que sí hubo al comienzo de temporada.