­Rosendo Carrión García no pudo superar el paro cardíaco que sufría durante la disputa de un triangular entre jugadores veteranos que disputaban un torneo en el campo de fútbol San Juan Bosco de Los Dolores. Moría unas horas más tarde en el hospital Santa Lucía.

Rosendo, de 48 años, fue enterrado en la tarde de ayer en el cementerio de La Palma, después de ser despedido por cientos de personas en una misa por su alma en la iglesia de La Inmaculada de Los Camachos. El futbolista aficionado ha dejado una profunda huella entre sus familiares y amigos por su carácter y una pasión, por lo que hacía capaz de contagiar a los que tenía más cerca.

Javier Castro era compañero de Rosendo en el Club Deportivo Aficionados de Fútbol de Cartagena, un equipo que participaba en diferentes competiciones de veteranos. Castro explicaba ayer a esta redacción que Rosendo «ha muerto haciendo lo que más le gustaba y eso es el consuelo que nos queda». Destaca su carisma dentro y fuera del campo «era una persona muy activa en el club, organizando o participando en los torneos y creo que para todos nosotros ha sido un orgullo haber jugado con él. Lo vamos a echar mucho de menos».

Rosendo había pertenecido a la estructura de fútbol base del Efesé, donde también participó como entrenador en Tercera División y posteriormente con los equipos de base. Además, su hijo de 16 años milita en uno de los equipos cadete del club de Gómez Meseguer.

Había participado con su equipo en torneos internacionales en Eslovaquia, Portugal, Escocia, lugares desde donde también han llegado mensajes de condolencia tras su pérdida.

«Era un aficionado del FC Cartagena. Era cartagenerista y cartagenero», destaca Castro, quien ya piensa junto con sus compañeros en la forma de rendirle un homenaje. El sábado disputarán un partido, con una comida posterior, que aunque estaban suspendidos, han decidido retomar «porque él no lo hubiera consentido», añade su compañero de equipo.