­Guillermo Martínez Abarca y su consejo de administración tienen una cita esta tarde en Nueva Condomina. Será a las siete y media cuando inicien una reunión en la que sobre la mesa solo habrá un nombre, el de Raúl Moro Martín. El segundo accionista del Real Murcia, pese a que su inversión de 400.000 euros le deja muy lejos de poder asumir el control de la entidad -para ello hubiera tenido que comprar 2,7 millones de euros en acciones-, pretende entrar cuanto antes en el consejo de administración grana. Aunque tendría derecho a hacerlo en la junta de de accionistas del 28 de diciembre, el cacereño, cuyos movimientos están totalmente controlados por Deseado Flores, Pedro Contreras y Miguel Martínez, está presionando para que el actual consejo le deje un hueco. Así, en la reunión de esta tarde, Guillermo Martínez Abarca y su equipo deberán decidir si escuchan la petición de Moro o si esperan a que en la mencionada junta general se pronuncie Gonzalo y Patricia Samper, máximos accionistas de la entidad tras la muerte de su padre y que hasta el momento no han querido dar el paso y ceder su participación al nuevo inversor, quien, según algunas fuentes, no tiene solvencia económica. La única forma de que el extremeño consiga alguna silla en el consejo -pretende conseguir tres o más puestos para tener todo el control- es que alguno de los actuales consejeros dimita de su cargo, algo que no será fácil, porque Guillermo Martínez Abarca ya ha reiterado en distintas ocasiones que no abandonarán la responsabilidad que asumieron el pasado mes de enero hasta que se aprueben las cuentas del club el próximo 28 de diciembre.