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Raúl Moro Martín llegó ayer a las oficinas de Nueva Condomina dispuesto a quedarse con una silla en el consejo de administración del Real Murcia. Pero, tras más de tres horas de reunión, el nuevo inversor grana, que solo reúne el 12% de las acciones del club y que en ningún caso podrá adquirir la categoría de dueño de la entidad si antes no alcanza un acuerdo con Gonzalo Samper, se marchó a casa sin conseguir tomar el mando del órgano de control de la institución murcianista, que hasta el 28 de diciembre, fecha de la próxima junta de accionistas, seguirá recayendo en Guillermo Martínez Abarca y su equipo de trabajo.

Pese a las especulaciones de los últimos días, en la reunión de ayer no se produjeron dimisiones por parte de los consejeros, lo que hizo imposible que Raúl Moro pudiese colocar a sus socios. Aunque, Guillermo Martínez Abarca decidía conformar al extremeño con la dirección deportiva. Las constantes alusiones del nuevo inversor y de su equipo, en el que Deseado Flores aparece como su hombre fuerte, a la necesidad de reforzar la plantilla en el mercado invernal, hicieron que el consejo de administración del Real Murcia decidiese dotar de un poder a Moro para que su gente de confianza se haga cargo de esa parcela.

El elegido será el mencionado Deseado Flores. El albaceteño, hostelero de profesión y sin ninguna experiencia en la planificación deportiva de un club de fútbol, asumirá las labores que hasta el momento estaba realizando Guillermo Fernández Romo, una de las piezas contratadas este verano para fortalecer un área que había sido muy criticada tanto por la afición como por los propios consejeros por no tener un técnico especializado en esa materia. Seis meses después, lo que fue una decisión aplaudida por todos, la dirección deportiva del Real Murcia quedará en manos de un empresario dedicado a la hostelería y cuya única experiencia en el mundo del fútbol ha sido en el FC Cartagena, donde ejerció de presidente durante unos meses, aunque en ningún momento pudo hacer y deshacer en temas de fichajes, materia controlada por Paco Belmonte, actual rector albinegro. Enrique López y Miguel Martínez, consejeros de la entidad y que el pasado mes de junio defendieron con uñas y dientes la llegada a Nueva Condomina de un director deportivo que ocupase un puesto vacío desde la marcha de Chuti Molina en agosto de 2014, dieron ayer un bandazo para cambiar de planes y convertir a Deseado Flores en el ´fichador´ grana.

Tras la reunión, el restaurador manchego agradeció al consejo de administración las «facilidades» que habían dado para permitir a Moro tener un pequeño poder en la estructura del club y, ante todo, habló del esfuerzo que va a hacer el grupo del extremeño para «invertir fuerte» en el mercado de invierno para estar en el «play off». «Todos sabemos dónde tiene que estar el Real Murcia», indicaba.

Por su parte, Enrique López, portavoz del consejo murcianista, señalaba que la conversación entre ambas partes había sido «positiva», a la vez que hablaba del grupo de Moro como «los salvadores del club».

A la reunión sin ningún acuerdo con Gonzalo Samper

Raúl Moro Martín, que apareció por sorpresa ayer en las oficinas de Nueva Condomina junto a Deseado Flores y Gustavo Pomar, sigue sin conseguir que Gonzalo Samper, máximo accionista del Real Murcia, le ceda su paquete accionarial. Pese a las presiones del extremeño y de su gente de confianza, que incluso filtraban la reunión con el hijo de Jesús Samper antes de ingresar los 400.000 euros de la ampliación de capital, las negociaciones no han llegado a ningún puerto, y es que el madrileño no se fía de la solvencia de Moro. Ante Abarca y sus consejeros, el extremeño se limitó a decir que están trabajando en ello, una frase que vienen repitiendo desde hace ya quince días, aunque otras fuentes indican que Gonzalo Samper no está dispuesto a dar ningún paso. De hecho, Moro planteaba otra alternativa al consejo. El objetivo ahora es convencer al dueño del club de que apruebe una ampliación de capital en la próxima junta de accionistas, proceso al que el inversor cacereño acudiría para seguir ganando poder accionarial en el club. a. m.