El partido de ayer entre UCAM Murcia y Celta no es de esos en los que hay que observar el resultado. Más bien, analizar y querer extrapolar las buenas sensaciones defensivas mostradas por el equipo universitario, que con sus credenciales, plantó cara en la noche de ayer a todo un Celta de Vigo.

Los dieciseisavos de Copa tienen esto: los Primeras entran en acción e intentan solventar la papeleta ante el rival, a priori, inferior, para superar rondas con poco esfuerzo. Ayer, casi se le vuelve en contra ese planteamiento a Eduardo Berizzo, técnico de los vigueses, que se llevó la victoria por la mínima sin merecerlo y con un once plagado de suplentes. El juego, aburrido, de mucho orden táctico y un dominio insulso.

Pocos jugadores de ´Primera´ propusieron algo sobre el césped de La Condomina, cuando se supone que deben implorar una oportunidad para la Liga. Si se cumplió esta premisa en el UCAM, ya que jugaron los menos habituales para Salmerón y cumplieron con creces, véanse los casos de Hugo Álvarez, un pletórico Basha, el aguerrido Guichón, y el talentoso Isi Ros.

En cuanto a los primeros cuarenta y cinco minutos, el desenlace de este periodo fue demasiado injusto para el UCAM Murcia. El gol de Sergi Gómez, que materializó tras segunda jugada, hizo demasiado daño por el minuto en el que se encajó, justo antes del descanso, en el 41´.

La realidad es que hasta ese mencionado tanto, el UCAM no desmereció al rival, empujando a base de descaro, esfuerzo y coraje. Bajo una defensa poderosa en el uno contra uno, achicando espacios en campo propio y adelantando las líneas de presión en determinados momentos de la primera mitad, los universitarios se iban creciendo y permitiéndose creer en sus posibilidades.

Y no solo por esa cuestión defensiva, ya que en ataque también dispuso de sus oportunidades. La más clara, tras un lanzamiento de Guichón desde la frontal tras túnel incluido a David Costas: el interior uruguayo disparó con potencia buscando el palo corto, pero encontró una segura respuesta de Sergio Álvarez.

No obstante, el Celta echó la manta sobre el balón para intentar calmar los descarados ánimos del UCAM. El lateral diestro David Costas, un suplente habitual para Berizzo, quiso lucirse por banda derecha tras marcharse de Góngora y Guichón con dos detalles técnicos de primera. La dejó posteriormente para Pablo Hernández, que conectó desde la frontal buscando la rosca y propiciando la estirada de Biel Ribas.

Sin embargo, pese a las buenas sensaciones y ese juego de tú a tú, el Celta aprovechó una segunda jugada en la que acumuló muchos efectivos en el área universitaria. Una falta botada por Marcelo Díaz concluyó con un disparo al palo de Roncaglia. El poste, caprichoso, devolvió el balón al celtiña Sergi Gómez, que solo en la parcela izquierda disparó como pudo con la fortuna de encontrar la pierna de un jugador. El balón se introdujo en la portería tras ese rechace.

La segunda parte, tras la reanudación inminente, comenzó elevando el listón de la primera mitad y con ocasiones para ambos bandos. Primero Naranjo para el Celta, que aprovechó un error defensivo en el marcaje de Góngora para quedarse solo en el segundo palo ante Biel Ribas. El guardameta del UCAM achicó espacios y atajó con primor y rabia.

Después respondió Guichón, que en un contragolpe probó fortuna desde el centro del campo tras ver adelantado al guardameta Sergio Álvarez. No estuvo acertado Guichón, que la envió rasa y directa a los pies del portero visitante.

Pudo cambiar en gran medida el devenir del partido, ya que Naranjo, extremo de los vigueses, agredió a Tekio y se jugó la expulsión de forma absurda. Sin embargo, no lo consideró así el colegiado Álvarez Izquierdo, que solo le amonestó con la cartulina amarilla.

El UCAM intentaba arreciar con velocidad, intentando explotar mayormente el contragolpe. Fue así como tuvo una buena ocasión en las botas de Góngora. En el 61´, Natalio recibió al espacio, la puso hacia la línea de fondo, y el lateral malagueño dobló la posición del atacante para disparar con potencia. El balón fue directo a las manos de Sergio, que atajó con seguridad.

El transcurso de los minutos y el carrusel de cambios no favoreció ni a uno ni a otro. Debutó Pallarés esta temporada con el UCAM, pero poca bola pudo rascar el valenciano ante un Gustavo Cabral que no le ofreció ni una sola concesión.

El árbitro asistente, con buen criterio, anuló un tanto a Pablo Hernández en el minuto 75, que remató de forma magistral y de cabeza pero en posición ilegal una buena falta botada por Wass.

Basha, centrocampista del UCAM, se erigió como futbolista clave en la segunda mitad para el equipo dirigido por José María Salmerón. Reivindicó su puesto dentro del plantel y más oportunidades de forma habitual con un despliegue táctico y un derroche físico de un nivel superior a lo visto habitualmente por La Condomina: recuperaciones, coberturas a los laterales, contragolpes relanzados por el medio...

Sin embargo, poca chispa se intuía en los universitarios a la hora de atacar, que a duras penas conseguían enarbolar una jugada colectiva y establecer el control sobre el esférico.

El UCAM probó por banda derecha gracias a la conexión murciana que dispuso Salmerón en ese costado: un Tekio pletórico a estas alturas de temporada, y el extremo Isi Ros, aprovechando la ocasión para demostrar su valía.

Fue a partir de este costado como primero Natalio, y después Juanma, dispusieron de buenos acercamientos sobre el área celtiña, pero sin la suficiente comodidad como para poder armar un disparo decente.

Góngora, en el 84´, probó uno de sus lanzamientos ´marca de la casa´: el córner olímpico. Obligó a Sergio a pasear sus puños para despejar el peligro en el primer palo.

El Celta mantuvo el partido bajo control, pero sin ánimo de buscar la sentencia en el encuentro y con una parsimonia insultante. Ni la calidad de ciertos toques, ni la necesidad de algunos no habituales para Berizzo por demostrar algo ante su técnico se quedó en nada. Tampoco la clase de Giusseppe Rossi, que entró en la segunda mitad, justificó el caché del Celta, todo un Primera División que compite por Europa.

En las postrimerías del encuentro, el centrocampista visitante Wass dotó de cierta emoción a los instantes finales. Una mala cesión suya propició dos saques de esquina, y fue en el segundo donde el UCAM casi obra la machada.

Juanma remató de cabeza en el área pequeña el golpeo de Góngora, pero su remate se desvió hacia la otra banda.

El pitido final deja unas cuantas conclusiones. Más allá de lo que suceda en el choque de vuelta, al que el UCAM llega con unas posibilidades aún más reducidas, el equipo universitario pudo demostrar su carácter, su oficio y, sobre todo, que el nivel defensivo de esta plantilla puede mejorar a nada que ellos mismos quieran. Ayer quedó patente, el 20 de diciembre, con esta actitud, incluso quizá haya sorpresa y se hable de una nueva gesta con tintes azul y dorados.