Alberto Monteagudo ha cumplido esta semana 300 días en el cargo como entrenador del FC Cartagena. No es ésta una cifra nada desdeñable para una profesión tan acostumbrada a cambiar de aires. Sanluqueño, Balona, Extremadura o Mérida han cambiado de entrenador antes de finalizar la primera vuelta en este grupo, lo que explica claramente la volatilidad de este cargo en una categoría como la Segunda B.

El preparador albinegro se ha adaptado a la perfección al club, a la ciudad y a la afición. Ha sido sigiloso, discreto y nada altisonante en su manera de ser, de expresarse y de trabajar, lo que ha supuesto un enorme cambio en el método después de que Víctor Fernández, uno de los personajes más queridos por la afición albinegra, cediera su trono. El técnico natural de Valdeganga (Albacete) sabe que éste puede ser un año especial y así lo reconoce «estamos en el camino para hacer algo grande esta campaña», esgrime en declaraciones a LA OPINIÓN.

Aunque se reafirma en su convicción de no ir más allá de una semana vista a la hora de hacer sus previsiones, sí que explica que en pretemporada «sí que veía que podíamos hacer las cosas bien. Pero, como todos sabemos, pierdes dos partidos seguidos y todo se desmorona. No me gusta poner en práctica el cuento de la lechera, porque he podido vivir situaciones de clubes que tenían muy buena pinta y se quedaron en nada y otros que no daban esa impresión y se metieron arriba».

El máximo responsable de esta plantilla dice que sí, que hay muy buenas trazas, pero que «podemos y debemos mejorar y para eso hay que seguir intentando ser solventes en ataque y en defensa y no dejar pasar las oportunidades. Esta segunda vuelta que nos espera a partir de enero va a ser difícil porque los equipos se arman más y es el momento de dar un golpe en la mesa».

Tras 32 encuentros oficiales con el club albinegro, Monteagudo ha conseguido 16 victorias, 12 empates y cuatro derrotas, lo que le hace ser uno de los mejores técnicos en lo que va de año en esta categoría. Dice que cumplir 300 días en el club le hace sentirse muy contento «siempre ha pensado que el valor de los entrenadores se debe ver en los segundos años y ojalá sea esta una gran temporada para todos».

Dice que no ha cambiado en nada su concepto del fútbol después de la llamada de Paco Belmonte para volver a vestirse de corto tras 22 meses parado. «No soy diferente al Monteagudo que empezó en febrero pasado. Lo único es que quizá soy un poco más exigente, sobre todo en las acciones sin balón. Si somos capaces de controlar el fútbol con balón, también lo debemos hacer cuando no lo tenemos nosotros».

Reconoce que la transición de Víctor a él fue muy natural y que en ningún momento se pensó si sería capaz de encontrar el cariño de la afición como lo hizo su antecesor «no me paré a especular con esto, solo me puse a trabajar y ya está», añade Alberto. Eso sí, afirma que la afición es exigente y soberana, pero añade «no debemos perder la realidad de donde estamos. Necesitamos el apoyo de la grada y si considera que lo hacemos mal que muestren su desaprobación al final del partido».

A pesar de haber tenido días malos como en Melilla la pasada campaña o este en El Ejido y Jaén, compensa cuando su plantilla responde, a continuación, con buen fútbol, victorias y mostrando su capacidad para adaptarse a cualquier rival y campo.