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´La mente pone límites y el corazón los supera´. Esta es la frase que marca el camino de un grupo de personas que forma parte de la asociación Apat de Lorca -Asociación de padres del centro de atención temprana- y que este próximo domingo estará por las calles de Cartagena, donde participará en el Cross de la Artillería, que este año cumple su decimoquinta edición y que contará con más de cuatro mil participantes.

La imagen que verán muchos de los participantes y de los espectadores no es nada usual. Un grupo de atletas tirarán de dos sillas de ruedas llamada joëlette, que incorporan una sola rueda, un sillón, elementos de seguridad y dos brazos hacia delante y hacia atrás. Sobre ellas irán montadas personas con movilidad reducida, a los que de no ser así les sería imposible poder vivir y experimentar las sensaciones de una carrera como ésta.

Chumy, una de las asociadas de Apat y miembro activo de este tipo de iniciativas afirma que la joëlette «es una bici adaptada que permite hacer accesible el deporte, la naturaleza y la convivencia a las personas con movilidad reducida, a los invidentes, o a hombres y mujeres con cualquier tipo de discapacidad física y/o psíquica, sea de la índole que sea».

Dice que se han decidido por participar el Cross de la Artillería porque Sylvia, una corredora cartagenera, también lo hará con una de las joelëttes cedidas por Apat «hemos pensado que es una buena ocasión para que en todos los puntos de nuestra Región la gente la conozca y vea que no hay límites. Disponemos de dos sillas y vamos a acompañar al equipo de Sylvia con un equipo de Apat Lorca». Añade la corredora que en esta ocasión ellos llevarán a un niño, Francisco José, que disfrutará como nunca de esta primera experiencia en una carrera.

Dice Chumy que la satisfacción de poder hacer cumplir el sueño de otros es indescriptible. «No se puede explicar con palabras lo que se siente. Hay que vivirlo. Llevamos tres años participando en el campeonato del Mundo de Joelëtte en Burdeos (Francia) y la carrera consta de una distancia de 12 kilómetros. Realizamos un viaje de casi 40 horas en autobús ida y vuelta, sólo por el hecho de hacer cumplir sueños...y eso, eso ya es satisfactorio».

La joelëtte se puede usar a nivel familiar como senderistas y también para una carrera o para subir a cualquier punto más alto del que nos podamos imaginar. Es capaz de pasar por cualquier tipo de terreno, asfalto, montaña, senderos y alta montaña.

Se necesita desde un mínimo de dos personas, cuando el trazado sea un asfalto no dificultoso, hasta cinco personas, dependiendo siempre del terreno por el que se pase.

«Somos una asociación de padres que lucha por los intereses y mejoras de sus hijos, en un futuro que tiene que ser el mejor para los nuestros», añade la lorquina, que espera que la presencia de las joëlette en el Cross de la Artillería despierte la conciencia de muchos -sobre todo de los corredores-, de que nuestros límites, como bien reza su mensaje, están más allá de lo que nos podamos imaginar.