No hubo manera. Una sustancial y evidente mejoría en el juego del UCAM Murcia fue insuficiente para rascar algo positivo del choque frente al Real Oviedo, pero la Segunda División volvió a ofrecer su cara más amarga y la menos condescendiente al conjunto universitario, un equipo que hincó la rodilla pese a no merecerlo.

Asimismo, la cara de la desdicha la representó el capitán del equipo, Juan Francisco Góngora, que ejecutó el gol visitante sobre su propia portería y falló un penalti con el empate vigente en el marcador.

El equipo murciano entra en puestos de descenso tras caer por la mínima frente a un Oviedo resultadista, ramplón y conformista. Consiguió los tres puntos sin alardeos y sin proponer nada sobre el césped, aunque con su triunfo consigue alargar la racha universitaria de partidos sin ganar hasta los seis encuentros. Además, la derrota frente a los azulones implica la segunda consecutiva en La Condomina para el UCAM.

Y es que los pupilos de José María Salmerón, que dieron un paso adelante e intentaron levantar el vuelo para revertir la racha negativa en la que se encuentran sumidos, estuvieron negados de cara a puerta y en la fabricación de peligro en las inmediaciones del área.

El partido, salvo algunos minutos del ecuador de la primera mitad y los instantes finales con el equipo volcado, estuvo dominado, aunque de forma estéril, de cabo a rabo por la escuadra universitaria. Los primeros instantes ofrecieron un buen ejercicio de presión por parte de los locales, y bajo a una batuta, la de Sergio Mora, cada vez más engrasada para aportar serenidad a las posesiones de la orquesta universitaria.

Aprovechando la presencia de Juanma en el once, que se fajó muy bien en punta para fijar a los centrales, el UCAM también vertió muchos pases largos en diagonal hacia la espalda de la zaga, buscando así la carrera de sus extremos, Vicente y Collantes.

Fue de este modo como el UCAM encerró poco a poco en campo propio al Oviedo, que disponía de posesiones estériles y centraba sus esfuerzos en defender para no conceder metros y espacios a su rival. Las perspectivas eran buenas, más aún cuando en el minuto 8 Collantes avisaba en un mano a mano ante Juan Carlos. El extremo del UCAM recogió dentro del área un pase filtrado por Vicente desde la izquierda y entre los centrales, pero el envío a la red de Collantes, sin potencia, fue fácilmente despejado por el defensor David Fernández con el portero batido.

El UCAM insistía por la izquierda, con un participativo Góngora que también probaba a incorporarse como acostumbra en tareas ofensivas. Fue así como en el minuto 15, el propio Góngora se introdujo en el área tras pelear el balón para forzar un penalti. El lateral zurdo se escurrió entre la defensa, provocando la zancadilla de David Fernández y la evidente pena máxima. Lo sorprendente fue la consecuente ejecución del propio capitán universitario. Su prodigiosa zurda no atinó si quiera a colocar el balón entre los tres palos. Engañó al guardameta Juan Carlos, pero el disparo, que se marchó desviado de la base del palo, ni olió la portería.

Pese a esto, ni el equipo ni la afición se vinieron abajo, y fue en ese instante cuando la veteranía del centrocampista Sergio Mora y la buena predisposición de los futbolistas alineados mantuvieron sobre el césped a un UCAM con ganas de contentar.

No obstante, el Oviedo se escapó por los pelos de recibir el primer tanto del partido por culpa de la falta de puntería de Góngora, y no desaprovechó el regalo. Fue entonces cuando empezaron a tomar presencia los futbolistas de más calidad, como Susaeta, Lucas Torró o la versatilidad del atacante murciano Toché. Sin embargo, pese a que el equipo visitante despertó de su letargo gracias a su buena fortuna, seguía sin inquietar a un UCAM bien plantado y muy oxigenado en su juego.

Tras minutos de posesiones estériles en las que el UCAM no daba con la tecla para fabricar verdadero peligro salvo por un par de acciones en banda de Tekio, el Oviedo dispuso de sus dos únicos acercamientos del primer tiempo, ambos a balón parado. El primero de los saques de esquina que lanzó concluyó con falta sobre el guardameta Fernando, de nuevo titular en detrimento del mallorquín Biel Ribas. En el segundo que dispuso, en el minuto 34, se materializó el único tanto del encuentro.

Susaeta, el encargado oviedista del balón parado, la templó hacia el borde del área pequeña para que surgiera su compañero Héctor Verdés. El central se anticipó a todos para rematar hacia la portería, y pese a que el balón iba directo hacia la figura de Fernando, Góngora apareció para rematar de cabeza, desviar la trayectoria, e introducir el balón en su propio arco.

Sin embargo, el colegiado Dámaso Arcediano concedió la autoría del gol en su acta del encuentro a Verdés, aunque la intervención de Góngora fue clave para desviar la trayectoria del balón. Es probable que posteriormente el árbitro varíe su veredicto en torno a esta cuestión, ya que consultando la jugada por televisión, parece que el remate de Verdés iba directo hacia el guardameta Fernando.

Con todo este cúmulo de desdichas y despropósitos, el UCAM veía como el Oviedo se adelantaba en el marcador sin merecerlo y haciendo gala de una fortuna inconmensurable. La cara de la desdicha, la de Góngora, cuya actuación en la primera mitad no podía ser más desafortunada.

Fue a partir de aquí, y hasta el minuto 80 aproximadamente, cuando el UCAM tomó el control prácticamente absoluto del juego y vio como el Oviedo hacía gala de su poderío defensivo, ese que rubrica que sea el equipo menos goleado de la categoría -ha encajado seis tantos tras doce jornadas-. Salmerón, técnico universitario, intentó mandar al traste el trabajo defensivo de los pupilos de Hierro. La batalla se volvió más táctica, más marcada aun si cabe por los detalles y por los pequeños despistes. El propio Salmerón sacó todo lo que tenía en la segunda mitad, terminando el partido con dos puntas y dos extremos bien abiertos: Juanma, Jona, Nono y Collantes, más la aportación de los carrileros Tekio y Góngora y la visión de juego de Sergio Mora. Dio indicaciones a los suyos para llevar todo el peligro por las bandas.

Fue así como Juanma dispuso de las dos mejores ocasiones del UCAM Murcia en la segunda mitad. La primera, rozando la hora de partido. Juanma controló en la frontal un pase de Vicente, acomodándose para disparar con la zurda, y encontrarse con la respuesta del guardameta Juan Carlos. En la segunda, remató un centro desde la izquierda que culminó con una buena chilena que no encontró portería por poco. También la tuvo Nono de cabeza, buscando la base del palo. Pero la fortuna y un puntito de puntería eran esquivos con los murcianos.

Pese a esto, el Oviedo también relanzó un par de contras culminadas por Jonathan Pereira. En una, con Fernando batido y fuera de su área, fue alcanzado por Nono; en la siguiente, su vaselina por encima de Fernando se marchó directamente fuera.

Al final, ni a la desesperada se consiguió cuajar peligro. Ni tampoco los 'intentos olímpicos de Góngora. Pero la Segunda División es así de voraz: mete al UCAM en el descenso cuando menos lo ha merecido.