La temporada 2016-2017 todavía no ha consumido su primer cuarto, pero las nueve jornadas que se han disputado hasta el momento se han encargado de dejar un sabor muy amargo entre los aficionados del Real Murcia. Un simple vistazo a los números más evidentes muestra a la perfección que nada funciona como cabía esperar a tenor de lo contemplado en la pretemporada. Tres victorias, todas ellas sumadas en el estadio Nueva Condomina, un empate conseguido en el mismo escenario y cinco derrotas dan forma a un balance de resultados que dista en exceso de lo que se le puede exigir a uno de los llamados a pelear por desembarcar lo antes posible en el fútbol profesional.

Otra de las lecturas que se desprende de las estadísticas apunta directamente al bagaje goleador del equipo dirigido por Paco García, que también está muy lejos de lo que se le debe pedir a una plantilla repleta de jugadores de talento. Después de 810 minutos de juego, el número de goles anotados se reduce a siete, lo que significa que hasta la fecha se ha marcado un tanto cada 115 minutos, aproximadamente. O lo que es lo mismo, una media de 0,77 por partido.

La fabricación de jugadas de peligro es una responsabilidad colectiva pero, como sucede cada vez que la escasez goleadora sobrevuela un vestuario, todas las miradas se dirigen a los jugadores de corte más ofensivo. Uno de ellos es Wilson Cuero, que el pasado domingo, con motivo de la visita del San Fernando al coliseo murcianista, recuperó su sitio en el once titular después de un inicio de campaña en el que las lesiones le han impedido asentarse en las alineaciones.

Una vez recibida el alta médica antes de lo previsto, el delantero colombiano fue el elegido por el cuerpo técnico para desenvolverse en la punta del ataque grana, ganando esta vez la partida a Borjas Martín. Y a pesar de no ver portería durante los noventa minutos de los que disfrutó, completó una actuación que invita al optimismo. Sus características le permitieron protagonizar algunas aciones de mérito (entre ellas un cabezazo al palo en una posición nada favorable) ante una defensa rocosa, como la que puso en liza Antonio Méndez en la escuadra gaditana.

El que fuera futbolista del Granada B no dudó en emplearse a fondo durante todo el encuentro, intentando facilitar una solución a los compañeros de la segunda línea, con los que se asoció en numerosas ocasiones a lo largo de un compromiso liguero que le sirvió para demostrarse a sí mismo que está un poco más cerca de la versión que el Real Murcia necesita de él para mejorar sus registros goleadores.

El margen de mejora de Wilson Cuero es amplio, sobre todo teniendo en cuenta su edad (24 años), pero el atacante natural de Cali está preparado para llevar la voz cantante en la delantera del cuadro de la capital del Segura, que precisa de sus goles con urgencia para incrementar su número de tantos a favor, que en la actualidad solo le permite estar por encima de conjuntos como el Extremadura y el Atlético Sanluqueño, penúltimo clasificado y colista del Grupo IV, que han perforado las porterías rivales en cinco y seis ocasiones, respectivamente.

El primer paso para ganar confianza lo dio el pasado sábado ante la mirada de sus aficionados, que le vieron jugar un partido completo por segunda vez en lo que va de temporada. El siguiente ha de llegar con su estreno como goleador, que todavía no se ha convertido en realidad tras haber disputado un total de 302 minutos repartidos en cinco encuentros: 45 en Villanueva de la Serena y en Jumilla; 90 en Nueva Condomina contra el Melilla y el San Fernando, y 32 en la Línea de la Concepción antes de abandonar el terreno de juego como consecuencia de una lesión.

El desplazamiento a la localidad jiennense de Linares se presenta como una oportunidad de oro para sacudirse esa presión, al igual sucedió con Borjas Martín, que inauguró su casillero en el choque de la séptima jornada ante el Granada B. Y es que, tras el nivel exhibido en su retorno al once inicial, Cuero cuenta con todas las papeletas de repetir como delantero titular el próximo domingo en Linarejos.