El UCAM Murcia ya no es ese equipo que acudía a las mejores plazas de la Liga Endesa esperando no salir escaldado. El curso pasado se ganó el respeto de todos sus rivales después de colarse en los playoffs por el título de Liga. Ahora compite en Eurocup, mirando también de tú a tú a los grandes equipos de la ACB, peleando cada partido.

Ayer estuvo a punto de firmar una victoria histórica. En la pista del campeón de Liga, el Real Madrid, se quedó a un paso de lograr una gesta histórica. A falta de tres minutos para el final, el partido estaba empatado (82-82) y solo una reacción sobresaliente de los blancos permitió que el sueño se esfumara en un suspiro (93-86).

Si el UCAM llegó con vida al final del duelo fue por la mágica actuación de Facundo Campazzo. Una más. El base argentino se volvió a crecer ante el equipo que todavía tiene sus derechos deportivos y firmó un encuentro memorable. Anotó 19 puntos y repartió 14 asistencias. Junto a él estuvo especialmente brillante Vitor Benite, con otros 19 puntos. Quien más y quien menos, todos los jugadores acabaron aportando su granito de arena para soñar con esa victoria que parecía imposible a falta de seis minutos para el final, cuando el Madrid ya tenía el compromiso en el bolsillo, venciendo por 17 puntos de diferencia.

El partido fue una auténtica montaña rusa y empezó con mucho ritmo. Pero no podía ser de otra manera. Al UCAM Murcia de Óscar Quintana le va la fiesta, y el Real Madrid, con su motor Ferrari, arranca todos los encuentros pisando a fondo el acelerador. Un bonito intercambio de canastas marcó el inicio del partido. Un Campazzo extramotivado y ligeramente precipitado (2 de 6 en triples al final del tercer cuarto) llevó el peso del juego en ataque del UCAM. El argentino mantuvo un bonito duelo con Sergi Llull, que también entró ´on fire´ a la pista del Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid, anotando con facilidad y asistiendo a sus compañeros (22-19).

El base del Real Madrid inició el segundo cuarto como terminó el primero, pero el UCAM se mantuvo siempre dentro del partido, también con la segunda unidad en pista. Llompart asumió el timón con buenos minutos, Rojas aportaba la intensidad necesaria en defensa y Antelo y Faverani hacían daño daño a la defensa blanca (32-30).

Cuando más cerca estaba el equipo murciano del Madrid, apareció ese diamante en bruto que es Luka Doncic, un jugador llamado a dominar el baloncesto internacional sea donde sea. La irrupción del ´Niño Maravilla´ y las constantes pérdidas del UCAM (9 al descanso) motivaron que los blancos se fueran al descanso con seis puntos de ventaja (68-64).

El tercer cuarto tuvo dos partes claramente diferenciadas. La primera fue para el Madrid después de que el equipo murciano tardara en volver a la pista. Los locales alcanzaron la máxima ventaja en apenas 3 minutos (+13, 55-42). Quintana se vio obligado a pedir tiempo muerto y hacer los reajustes necesarios para frenar la sangría. Vitor Benite ajustó el punto de mira desde la larga distancia y la conexión argentina entre Campazzo y Delia también empezó a funcionar. El partido entró en una fase loca, con ambos equipos anotando incesantemente. En ese intercambio de golpes salió favorecido el UCAM, que se impuso en el tercer cuarto 26-28 (68-64).

Al inicio del último cuarto, el cuadro universitario estuvo a punto de tirar todo el trabajo realizado hasta ese momento en solo cuatro minutos.

La desconexión fue total. El Real Madrid olió la sangre y se lanzó a por ella. Martynas Pocius, desaparecido todo el partido, rubricó su mal día con una antideportiva y los locales firmaron un parcial de 13-0 (81-64) que parecía insalvable. Pero este UCAM tiene mucho amor propio.

Y cuando el partido estaba perdido, se levantó de la lona para devolver cada uno de los golpes y apuntarse un parcial similar con trece puntos consecutivos (81-77). De la mano de Campazzo y Benite, el duelo volvía a estar en el aire. El UCAM no solo recuperó el aliento sino que consiguió empatar el encuentro con un triple de Faverani tras otra asistencia espectacular de Campazzo por la espalda (82-82).

Faltaban cuatro minutos para el final.

Y sin embargo ahí acabaron todas las esperanzas del UCAM. Había hecho lo más difícil -igualar el duelo- pero volvió a recibir dos estocadas mortales. El Madrid no se amilanó y se sacudió la presión como el león que mata moscas con el rabo. Una bandeja de Doncic y un triple de Rudy Fernández terminaron por hundir al UCAM, que acabó muriendo de pie frente a un equipo destinado a volver a pelear por todos los títulos esta temporada.